El Vado, un barrio recuperado que aún guarda tradiciones
Con obras de mejoramiento en la plazoleta central, el barrio El Vado, uno de los más tradicionales de Cuenca, ha ido mitigando de a poco la delincuencia y el consumo de alcohol en ciertas zonas.
En la actualidad, es común ver a ciudadanos y a turistas fotografiarse junto al monumento del “palo ensebado”, y, también a la tradicional Cruz del Vado.
Durante las mañanas se puede observar la reestructuración en las veredas, mientras que quienes visitan la barriada en la noche cuentan con iluminación que facilita el caminar por esa zona que, en años anteriores, era considerada de extrema inseguridad.
Calles como la Juan Montalvo y La Cruz fueron reparadas, con lo que los vehículos pueden transitar sin inconvenientes.
Para estas mejoras, el Municipio de la ciudad invirtió cerca de 800.000 dólares.
En los próximos días se tiene previsto gestionar 1 millón de dólares más para obras en las casas patrimoniales, con lo que se impulsaría aún más al turismo en este sector.
“Este es un proyecto integral cuyo objetivo es recuperar la plazoleta central con todos los elementos que son representativos del barrio”, explicó Mauricio Ochoa, secretario de Infraestructura y Obras Públicas del Ayuntamiento.
Los moradores aseguran que aún pululan unos cuantos antisociales, pero ya no como antes.
Coinciden en que hay mayor tranquilidad a la hora de visitar la plazoleta central del parque.
“Ya no hay peligro. Muchos estudiantes de la Universidad de Cuenca pasan por aquí en las noches más tranquilos”, comentó Brian Fajardo.
Zona de servicios
Uno de los factores que ha hecho de El Vado un barrio popular en Cuenca son sus moradores, quienes desde hace décadas brindan diferentes servicios a la comunidad.
Por ejemplo, en el lugar existen tres locales de reparación de sombreros de paja y de lana de borrego. Aquí llega gente de distintos lugares, sobre todo de zonas rurales para arreglar estos objetos.
“El costo de cada arreglo es de $3,50. Todo el trabajo en este local se hace de manera manual. A veces diariamente me llegan unos 20 sombreros para poderlos mejorar”, confesó uno de estos trabajadores, quien prefiere no identificarse.
Ciudadanos que se dedican a cortar el cabello también han ganado su espacio.
Cerca de cinco peluquerías y barberías están instaladas desde hace más de cinco décadas.
En la calle Presidente Córdova y Juan Montalvo está situada la peluquería Modelo. Allí atiende Orlando Quintuña desde hace 25 años, aproximadamente. Este especialista de la tijera asegura que este arte recorre por sus venas, pues su padre, José (+) fue quien inició con un local hace medio siglo.
Con él colaboran Fanny Vásquez y Sara Nivelo, quienes brindan atención a un promedio de 25 clientes por día. Cada corte tiene un costo de $2,50. “Aquí vienen personas de distintos lugares y de diferentes edades. Incluso hasta los colegas de la zona confían en nuestros cortes”, comentó Quintuña.
La familia Miranda es sinónimo de buena cocina en El Vado. Desde hace 60 años Leandro Miranda (+) y Elvira Ortiz (+) abrieron el restaurante Costa Azul, que hoy en día sigue brindando a la ciudadanía platos como: guatita y seco de pollo y de chivo, bajo la administración de Andrés, nieto de la pareja
Mientras que para quienes gustan del arte alternativo, en la zona está el Centro Cultural Prohibido. En este sitio se exponen figuras realizadas a base de cerámica, fibra de vidrio y acrílico. Desde hace 16 años se realizan presentaciones de artistas urbanos de teatro, cantantes de rock, entre otros espectáculos que son bien concurridos.