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El Sur exportó vegetales como la zarzaparrilla y los tallos del condurango
Este es un asunto prácticamente desconocido en la historiografía regional —por lo menos se lo que se desprende de la bibliografía consultada—, puesto que ninguno de los historiadores regionales presenta referencias sobre la zarzaparrilla y el condurango, especies vegetales que, al parecer, fueron objeto de exportación, quizás desde la temprana Colonia, junto con las cascarillas o quinas.
Carlos Aguilar Vázquez en su singular novela Los Idrovos, testimonio literario que bien puede ser revertido a la historia como fuente confiable por los valores de observador sagaz del autor sobre la vida comunal de la ciudad —que se encuentra entre el siglo XIX que fenece y el XX que inicia sus pinitos—. Al intentar un fugaz análisis de la realidad económica y social en que vivía Cuenca hacia 1900, expresa: “La cascarilla y el condurango difuntos después de haber enriquecido a Ordóñez, Heredias i Malos (sic.)”.
Esta y la referencia escrita por la Dra. Magdalena Molina en su obra Fitoterapia son las 2 únicas que hemos encontrado sobre esta planta, considerada en la época como anticancerígena. De una breve averiguación que realizamos en esta ciudad sobre el condurango obtuvimos las siguientes conclusiones:
Al parecer existe escaso conocimiento de esta planta en medios académicos. Encontramos una referencia sobre este vegetal en la obra de la Dra. Magdalena Molina quien realiza las siguientes acotaciones que nos interesan para este trabajo: “A principios del siglo pasado se tenía la seguridad de que el condurango podía curar el cáncer y la sífilis, sin una explicación científica; incluso la exportaron a Europa, sobre todo a Francia, para que se realicen los estudios respectivos para comprobar tal aseveración. Goza de fama popular por sus propiedades terapéuticas como tónico aperitivo, calmante del dolor de estómago”.
En Europa fue recomendada para la curación del cáncer de estómago. Se empleaba para calmar los dolores del cáncer y de la úlcera estomacal; para evitar la hematemesis —hemorragias digestivas— se han usado preparaciones a base de condurango, también como tónico, para la debilidad general y convalecencia, al igual que para estimular las funciones digestivas. Preparaban un cocimiento con 20 gramos por litro de agua, lo enfriaban antes de filtrarlo, para tomar una copita antes de cada comida.
En 2 puestos de ventas de hierbas medicinales del marcado 10 de Agosto de esta ciudad pudimos encontrar pedazos de un tallo que se nos dijo pertenece a esta planta que, al parecer, como manifiesta la Dra. Molina, goza de fama popular para ser utilizada en el tratamiento de varias dolencias del estómago y de la artritis reumatoide. Se nos informó que el vegetal procede de la provincia de Loja.
En los almacenes donde se venden productos naturales, 4 de 5 propietarios desconocían la existencia de esta planta; finalmente, en el quinto pudimos adquirir un frasco de 100 tabletas elaboradas a base de condurango en la Provincia de Tungurahua.
Conozcamos algo sobre este interesante vegetal propio de nuestras tierras: nombre común: condurango, bejuco de sapo, bejuco del cóndor, cundurango. Nombre científico: Gonolobus condurango. Hábitat: crece espontáneamente en la vertiente occidental de los Andes, entre los 1.500 y los 2.000 m s.n.m.
Planta trepadora de la familia de las Asclepiadáceas, que, al ser una liana, se ciñe al tronco de los árboles hasta alcanzar su copa. Sus hojas son de forma oval o acorazonada, vellosas y de color verde claro por el envés. Es muy conocida y apreciada en América del Sur, para sanar las dolencias del estómago. Su sabor recuerda al de la canela, aunque resulta algo amargo.
Partes utilizadas: la corteza del tallo y la raíz. Propiedades e indicaciones: la corteza y la raíz del condurango contienen un aceite esencial, resina, ácidos orgánicos, sustancias gomosas y almidón. Su principio activo más importante es la condurangina, un glucósido amargo. El condurango posee propiedades aperitivas, digestivas y antieméticas —detiene los vómitos—. Su empleo resulta apropiado en casos de pesadez estomaal y digestiones lentas. Calma el dolor y los espasmos estomacales, aunque no conviene usarlo sin haber diagnosticado primero la causa de los trastornos. Indicaciones: pérdida del apetito.
Otro vegetal prácticamente desconocido en la actualidad es la zarzaparrilla. Una breve referencia la encontramos en el artículo ‘La zarzaparrilla’, publicado en Crónicas de Guayaquil por José Antonio Gómez Iturralde. “Es, dice, una de las más importantes plantas que mayor nombradía alcanzó aun entre los españoles, que formaba parte importante de la riqueza medicinal nativa, casi perdida con la llegada de la conquista”. Al parecer la zarzaparrilla fue un medicamento conocido en la Colonia, pues el articulista señala algunos nombres de conquistadores y cronistas que se refieren a él como eficaz contra las bubas y la sífilis, para luego citar a Girolamo Benzoni, quien habría escrito lo siguiente en torno a la zarzaparrilla:
“La zarzaparrilla se extraía especialmente de Puerto Viejo, en La Puná y en algunos lugares donde había mangles, para enviarla a Panamá o distintas áreas del Perú. La raíz era muy apreciada como medicina para curar la sífilis, pues actuaba como un antibiótico natural. Servía para curar el ‘mal francés’ y otras enfermedades”.
Pertenece al género Smilax officinalis y, como las cascarillas, tiene varias especies que crecen en algunas regiones del globo. El Dr. Luis Cordero Crespo, en sus Estudios Botánicos indica que crece en nuestros bosques y sus raíces se vendían con bastante aprecio en las plazas extranjeras. Hoy parece que ha menguado mucho su demanda, a consecuencia, sin duda, de medicamentos más eficaces, como los yoduros. Lo cierto es que nadie exporta actualmente del país este despreciado artículo de comercio, termina manifestando.