El proyecto Puyango-Tumbes avanza con mucho retraso
Después de casi 50 años de espera, el Proyecto Binacional Puyango-Tumbes está en marcha en la frontera entre Ecuador y Perú.
Con la firma del Convenio Binacional en agosto de 2010, los países vecinos abrieron un nuevo sendero en busca del fortalecimiento de sus relaciones de hermandad y cooperación, proceso emprendido tras la firma del acuerdo de paz en 1998.
El proyecto, para el que se ha presupuestado una inversión de 296 millones de dólares, pretende captar 30 metros cúbicos por segundo en la Represa Derivadora de Linda Chara sobre el río Puyango, ubicada en el lado ecuatoriano, para luego trasvasar esa agua, mediante un túnel de 9 kilómetros, hasta el río Zarumilla en la nación vecina.
La construcción garantizará el incremento de la frontera agrícola en ese sector en 41.500 hectáreas, de las cuales 22.000 estarán en territorio peruano. El beneficio será para aproximadamente 250 mil personas que habitan en el sector fronterizo, que en la actualidad cuenta con plantaciones de arroz, plátano, mango, palta (aguacate), productos a los que se quiere dar un tratamiento agrícola e hídrico eficiente en busca de su difusión binacional e internacional.
Dos meses después de la firma, en octubre de 2010, los ministerios de Agricultura de Perú y Ecuador aceptaron la propuesta elaborada sobre el proyecto por el Consorcio Fronterizo de Construcción y Administración S.A. Hidalgo Hidalgo. En la misma cita se otorgó la fiscalización y ejecución de las obras comunes del proyecto binacional al Consorcio Nipon Koi-Caminosca-Sisa.
Las obras, iniciadas en 2012, mostraron, en un principio, un eficiente nivel de comunicación entre las partes involucradas. Estas, sin embargo, se han visto enfrentadas en distintos momentos a puntos de divergencia, que han llevado a las actuales condiciones de desacuerdo y desfase en los avances de los estudios, así como en los tiempos de ejecución.
En el año 2002, un estudio de prefactibilidad del proyecto señaló seis alternativas posibles para su construcción. De entre ellas se escogió a la número 4.
Pero un desacuerdo ha rodeado a esta alternativa, pues se ha pedido optimizarla sin desvirtuar el planteamiento inicial, lo que deja un campo abierto para definir las acciones que tienen que ver con el esquema hidráulico, columna vertebral del proyecto.
Superado este tema y con cuatro meses de retraso dentro del cronograma, aparece el tema que hoy es motivo de discusión y entrampamiento del proyecto.
La presa más importante del proyecto está ubicada físicamente entre los dos países; pero en la parte correspondiente al Perú, este territorio forma parte del Parque Nacional Cerros de Amotape, quizá el mejor ejemplo de bosques secos ecuatoriales conservados en el Pacífico.
Los trámites para el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernap) por el Estado Peruano se iniciaron en mayo de 2012 y a poco de cumplirse un año, no se ha obtenido una respuesta.
A mediados de abril y tras una visita a Tumbes, el presidente de Perú, Ollanta Humala, fue enfático al señalar que no pondrá ni un solo sol de su Estado “si esto huele a pescado malogrado”, en referencia a la demora que los hechos antes señalados han cernido sobre la ejecución del proyecto.
El mandatario peruano aprovechó, además, para solicitar a la Contraloría General del Perú su intervención para que analice eventuales irregularidades.
De este modo, las versiones sobre las causas de la demora en la ejecución de las obras se mueven en dos vertientes diferentes. Por un lado, están las que apuntan a un problema de coordinación entre las compañías constructora y supervisora; y, por otro, a la falta de agilidad en los trámites y permisos para que las acciones se puedan ejecutar.
Un panorama que significa más espera para los pobladores fronterizos, que ven el proyecto como una oportunidad para fortalecer sus economías e intercambios.