Hace 54 años, después de algunas reparaciones, dejó de funcionar el órgano de fuelles que hoy se ha convertido en una de las obras artísticas más importantes de Cuenca y que reposa en el museo Catedral Vieja.

En el libro, Cuenca Colonial de Ricardo Marquez Tapia, se señala que según testimonios históricos el primer órgano lo tuvo Cuenca y fue en 1739 cuando se instaló en la Iglesia Mayor, hoy Catedral Vieja, donde se conserva hasta el presente, ubicado en el coro del templo.

El artista de Oña, Antonio Esteban de Cardoso, fue quien ensambló el instrumento con piezas traídas desde Alemania en 1735.

Márquez Tapia, indica que Cardoso poseía un taller de construcción de órganos en Cuenca y trabajaba con los morlacos José Garcés y los antecesores del portentoso Gaspar Sangurima.

“El aspecto exterior de aquel es sumamente bello, ejecutado con verdadero arte, todo él, es dorado; y en la parte superior lleva cuatro oleografías, pinceladas sobre el mismo tablado y con molduras sobrepuestas. Las pinturas representan de derecha a izquierda; a San Pedro; en un grupo a Santa Isabel, Zacarías y San Juan; en otro a la Sagrada Familia y el cuarto a San Pedro”, menciona.

Además en la parte frontal del instrumento se destaca la frase: “Este órgano se hizo siendo Cura Rector el doctor Gregorio de Vicuña y mayordomo el maestro de Campo Domingo Gonzalez”.

Según Danilo León, guía del museo, como todo aparato mecánico y manual requería de algunas personas para su funcionamiento. Manifestó además que originalmente el armonio funcionó con 7 personas y luego de algunos cambios 5 se encargaban de hacerlo sonar.

León explicó que el aparato consta de 4 fuelles, 2 a cada lado y todo el viento producido iba canalizado a la caja del órgano, mientras 2 personas debían mover un sistema de palancas y el organista en el teclado permitía que el aire atrapado se libere, pase a los tubos y así se den los sonidos.

El libro Cuenca Colonial indica que este órgano guarda grandes recuerdos históricos, tanto durante la época colonial como en la republicana. “A sus voces se celebró la primera Misa Republicana, el memorable 5 de noviembre de 1820, Emancipación de Cuenca; años después, en febrero de 1822, preparativos de la Batalla del Pichincha, el inmaculado Mariscal Sucre y su Estado Mayor entró triunfante, bajo palio, entre las armonías de dicho órgano, al recinto de Dios, y en el trágico año de 1829, bárbara invasión de Perú, a la tierra de sus libertadores, Sucre, nuevamente rindiendo la acción de armas de Tarqui glorificó a Dios, a las mismas voces de dicho órgano y perdonó al pérfido enemigo, en la Solemnidad de Te Deum (uno de los primeros himnos cristianos); y cierra con broche de oro, aquellas melodiosas notas musicales, cuando la ciencia de los sabios franceses y españoles, que formaron la Comisión Geodésica, se postergan ante la augusta misericordia de Dios...”.

Nataly Vázquez, otra de las guías del museo, señaló que en la actualidad esta restaurada únicamente la estética del instrumento; sin embrago, presenta algunos daños en su interior, como tubos torcidos.