Al recorrer los diferentes sectores de Machala se evidencia que todos tienen gran población proveniente de otras provincias, en especial de Loja, Azuay y la Sierra centro, quienes llegaron a la capital orense buscando una oportunidad para salir adelante.

Uno de los barrios más reconocidos es el 19 de Noviembre, al este de la ciudad, allí viven familias de las comunidades indígenas de las provincias de Cotopaxi, Bolívar y Chimborazo, al lugar se lo conoce como ‘Riobamba chiquito’ ya que agrupa a unas 400 familias indígenas que viven en el sector. Una de ellas es la familia de María Marcela Yumbay, quien llegó a Machala en 1980 acompañando a su esposo, que en ese entonces era obrero en una fábrica de tubos.

Ella recuerda que alquilaron un cuarto en el barrio Velasco Ibarra, donde vivieron por varios años, en ese lugar, las fuertes lluvias inundaron su hogar, tanto así que el agua les llegaba hasta la cintura. “Esto nunca lo veíamos en nuestra comunidad”, dijo. 

La mujer, proveniente del páramo entre las provincias de Chimborazo y Bolívar, explicó que el cambio de clima afectó su salud, pero con lo que más tuvo que lidiar fue con el rechazo que existía en Machala hacía la cultura indígena. “Tuve que ponerme una falda para estar a la par de la gente de la ciudad, yo vine acá con mis anacos (ropa indígena) pero la gente se me reía”, recordó María.

Ella tuvo la oportunidad de estudiar hasta tercer año de colegio, mientras que su esposo César Yallico solo culminó la escuela, esto no fue impedimento para que la pareja salga adelante.

A lo largo de 35 años que llevan en Machala, ellos han trabajado duro, tanto así que actualmente poseen un bus de la cooperativa CIFA Internacional. “Mi esposo es socio hace 20 años”, dijo la mujer, quien además es dueña y presidenta de una cooperativa de trasporte pesado.

Yumaby y Yallico, creen que con la creatividad y el empeño que la persona le ponga al trabajo, sí se puede prosperar en el país. “No creemos que la mejor manera de superarse sea salir al exterior dejando a un lado a la familia”, expresó la pareja de esposos. Ella recuerda que en su comunidad, en la provincia de Bolívar, conocidos suyos abandonaron a sus hijos ofreciendo regresar con mucho dinero. Sin embargo, algunos se olvidaron y muchos de los menores crecieron sin el amparo del hogar, cayendo en vicios, descuidando sus estudios y entrando a uniones maritales prematuras.

Añadió que vieron los espacios de trabajo que no eran ocupados por los propios machaleños. Uno de ellos fue el transporte hacia los demás cantones. “Cuando adquirimos el bus, el cual lo compramos con nuestro propio trabajo, mi esposo era el chofer y yo misma cogí mi bolsito para hacer de ‘azafata’, con eso hemos salido adelante”, añadió la mujer, quien muy orgullosa viste el anaco de su comunidad.

Otro ejemplo es María Lazo, una cuencana de nacimiento que llegó a la capital orense hace más de 22 años. María y su esposo se mudaron a Machala por asuntos de trabajo. Él tuvo una buena oferta de parte de una compañía y no dudó en dejar su natal Cuenca. La mujer, quien siempre tuvo mucha iniciativa, decidió montar un puesto de hornado en la actual avenida 25 de Junio, ciudadela Las Brisas.

Durante 15 años María mantuvo el puesto informalmente, pero hace más de 7 años atiende en un cómodo y amplio local. Sus hijos son sus más cercanos colaboradores y forman un equipo de trabajo muy ágil y eficiente, pues no dejan que ningún cliente espere más de 3 minutos.

A la entrada del restaurante encontramos un cerdo horneado de aproximadamente 100 libras, papas, mote, salsa de cebolla y ají de tomate de árbol —algunas de las guarniciones y complementos que se encuentra en la cocina de Hornado al Paso—, cabe mencionar que esto se encuentra en la entrada del comedor para que sus clientes puedan observar cómo se sirven sus platillos.

Lazo comenta que en Cuenca es una costumbre de muchos años elaborar cerdos horneados, en las plazas, restaurantes de alta gastronomía y populares se incluye en el menú esta gastronomía ecuatoriana. “Yo preparo el hornado tal como se acostumbra en Cuenca. Sigo la tradición y tengo en casa 3 hornos de ladrillo que funcionan con leña para mantener el sabor y la receta original”, dijo.

Hicieron respetar sus derechos

La familia de María Marcela Yumbay es un ejemplo de superación en Machala, pese a no ser nativos de la ciudad, con todo el esfuerzo, a lo largo de estos años, han logrado hacer su patrimonio y educar a sus 5 hijos.

La mayor está terminando de estudiar, la segunda es ingeniera civil, la tercera es abogada, el cuarto está estudiando Eléctrica en Potencia y el último (becado) está en la universidad San Francisco de Quito, preparándose en Ciencias Políticas.

María cuenta con orgullo que hizo historia en Machala al hacer respetar sus derechos. Su hija la abogada Sisa Pacha, que actualmente trabaja en la Fiscalía de El Oro, es recordada en el colegio Ismael Pérez Pazmiño, debido a que su madre luchó hasta conseguir ser aceptada con la vestimenta propia de su cultura, ya que los directivos del colegio de ese entonces, no la aceptaban con anacos.

“Estamos hablando de unos 10 años atrás, nosotros acudimos a la Defensoría del Pueblo para que sea aceptada”, dijo la mujer. (I)