El dinero enviado por migrantes de Déleg cambió costumbres y la ciudad
A 22 kilómetros de la ciudad de Azogues se encuentra Déleg, un pequeño cantón del Cañar donde el 60% de los habitantes optó por emigrar a otros países.
Por lo cual en la región se lo identifica como un territorio de alto índice migratorio.
A pesar de las secuelas que ocasionó el viaje de los ciudadanos, hoy en día las personas que se quedaron consideran que este fenómeno y el consiguiente envío de dinero los ha ayudado a tener un mejor estilo de vida y comodidades que difícilmente hubiesen podido conseguir.
Pedro Zhindón, quien vive hace 60 años en el lugar, recuerda que Déleg era una comunidad pobre, sin calles asfaltadas y otros problemas.
Sin embargo, afirma que con el transcurso de los años y por las remesas enviadas desde el exterior se convirtió en un lugar para residir con dignidad.
“Yo vivo tranquilo porque aunque tenga una tiendita, mi hija que reside en Estados Unidos me ayuda para que no me falte nada”, dijo.
El alcalde, Rubén Darío Tito, explicó que el índice migratorio no es únicamente al país del norte.
Expresó que Venezuela es el primer destino seguido de Canadá, Estado Unidos, España e Italia.
Según el burgomaestre, este fenómeno ha sido favorable para el 80% de los habitantes ya que le ha permitido salir de la pobreza.
Indicó que los conocimientos adquiridos en el extranjero los transmitieron a sus familiares residentes, lo que ha permitido que adquieran una visión amplia del mundo y conozcan nuevas costumbres y realidades. A lo que se suma la compra de aparatos y accesorios de alta tecnología.
Sostiene que no resulta extraño observar a los jóvenes con equipos modernos de elevado costo en el parque central de la comunidad.
“Ellos manejan las computadoras con facilidad. Conocen los mecanismos para comunicarse con sus allegados que residen en el exterior. Algunos viajan constantemente y eso también es positivo”, expresó.
Del mismo modo, el fenómeno migratorio ha impulsado la construcción de nuevas y modernas edificaciones. La mayoría está a la espera de ser habitada y cuenta con los servicios de Internet y televisión pagada.
Según sus habitantes, Déleg era una comunidad sin progreso, que no contaba ni con los servicios básicos, pero hoy en día consideran que la situación ha mejorado notablemente en varios aspectos, como vialidad, infraestructura vial y educación.
María Cordero vivía hace cinco años con sus dos nietos. Su hija quien habita en Nueva Jersey, desde hace 15 años, obtuvo la residencia y se llevó a sus hijos.
Cordero señaló que aunque no le falta dinero, aún no puede superar el dolor que le causó el viaje de sus nietos. Ella espera que en julio regresen como todos los años a visitarla.
El alcalde considera que los adelantos que ha habido en el cantón servirán para que cuando los migrantes decidan regresar tengan los mismos espacios y comodidades a los que se han acostumbrado en el extranjero.
Su administración se ha enfocado en dos ámbitos: modernidad y cultura. “Ser ciudadanos del mundo, pero sin olvidar nuestra identidad”, explicó. Entre julio y agosto, -como todos los años-, se espera que el 30% de los migrantes regrese a su tierra acompañado de sus familiares y ciudadanos de otras partes del mundo para vacacionar y compartir las fiestas preparadas por el Municipio. Ya hemos tenido a personas de Puerto Rico, Chile, Canadá viviendo en esos meses aquí y creemos que este años los visitantes serán más”, dijo.
Desde hace 4 años han retornado ciudadanos, especialmente de la tercera edad, que desean vivir en la tranquilidad que un pueblo pequeño y organizado les puede ofrecer.