El“chuca chuca” es la palabra mágica para liberar malas energías
Por más que la medicina haya tenido grandes adelantos, la de los pueblos o denominada también ancestral se mantiene vigente en la provincia del Azuay.
Todos los martes y viernes cientos de ciudadanos hacen fila en la denominada Plaza Rotary de Cuenca, -en su parte posterior- para hacerse una “limpia”.
Desde muy temprano, alrededor de 25 personas llegan desde distintos puntos de la región cargados de una diversidad de plantas, entre las que se cuentan: el huando de tres colores (amarillo, rojo y blanco), la retama, el poleo, la ruda, la altamiza, la santa maría, el molle, el eucalipto, entre otras, a las que se les atribuye poderes curativos.
Los arbustos son cortados en las montañas y entregados en la madrugada a las curanderas.
“Todo tiene que ser fresco, no sirve si está pasado”, dijo Amalia Zumba, una ‘limpiadora’ que trabaja en ese sector por más de 25 años y que según ella, ha curado el mal de ojo, el espanto y hasta de las malas energías.
Aseveró que muchos ‘pacientes’ llegan a agradecerle porque mejoraron su salud después del ‘tratamiento’.
La limpia tiene sus secretos. Los ‘enfermos’ deben sujetarse a lo que dice la ‘curandera’.
Al empezar, el ‘afectado’ debe sentarse en un banco pequeño junto a la mujer que lo va a ‘tratar’.
Mientras más enérgica o de carácter sea la persona que ‘cura’, más buscada es por la gente, ya que ella “absorbe todas las malas energías”.
Algunas comienzan con una oración y luego, por un lapso de cuatro minutos, frotan en el cuerpo del “enfermo” los ramos de las plantas medicinales. Ello mientras dicen, en voz baja: “chuca, chuca”.
Terminada la limpia con los arbustos, la encargada del “tratamiento” saca de un cesto una botella que contiene aguardiente artesanal.
La mujer lleva un sorbo a su boca y luego lo expulsa (sopla) en el cuerpo de la persona enferma.
El siguiente rito consiste en pasar un huevo de gallina por la cabeza, la espalda y el pecho del “paciente”.
“El huevo absorbe todas las malas energías de la persona”, dijo Rosa, una mujer que llegó desde Ricaurte para realizar este oficio.
Aseguró que al día hace más de 20 “limpias”.
Al finalizar el proceso, las personas que fueron “beneficiadas” no deben decir gracias porque, según ellos, la energía negativa quedará en el cuerpo y no habrá servido de nada todo el trabajo realizado.
A las “limpias” llegan personas de todos los estratos sociales, pero últimamente los clientes también son de Norteamérica, que llegan al sector de la 9 de Octubre.
Unos acuden por curiosidad y otros porque dicen que “liberan” las malas energías.
Las curanderas se han agrupado en una Asociación denominada “Curanderas del Espanto, Tradiciones Ancestrales”. Allí están 25 mujeres que realizan este trabajo y cobran $1.50
No solo personas mayores llegan al lugar, la mayoría son niños que, según sus padres, están “ojeados”.