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Ecuador, 11 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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Dumapara: ¿ciudad cañari? Breves acotaciones al respecto

En las ruinas de Todos Santos, en Cuenca, se conserva una estructura de bloques de piedra perteneciente a la cultura cañari. Foto: Fernando Machado / El Telégrafo
En las ruinas de Todos Santos, en Cuenca, se conserva una estructura de bloques de piedra perteneciente a la cultura cañari. Foto: Fernando Machado / El Telégrafo
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Vamos a concentrarnos en algunos aspectos en torno a los cañaris —kañaris según Idrovo Urigüen— o situmas, que tuvieron como gobernante, en tiempos de la fundación castellana de Cuenca, entre otros, a “Duma (un cacique de Sigsig) testigo que fue de la fundación española de Tomebamba” (La identidad del pueblo Cañari, 2003); al respecto, queremos pensar que esta expresión es una especie de metáfora o algo por el estilo, utilizada por Burgos Guevara para referirse a la presencia del indicado curaca en la fundación castellana de Cuenca, puesto que al escribir sobre historia hay que ser muy cuidadosos y precisos en las referencias, no quisiera, ni de broma, encontrarme por ahí con alguien que sostenga que “Tomebamba fue fundada por los españoles”. De Duma, al parecer, se derivó el topónimo Dumapara, que “consta(n) como tambos y aposentos reales en la vecindad geográfica de Tomebamba-inca”, según Burgos. Ahora bien, Tomebamba ¿fue una ‘ciudad’ o una ‘provincia’ inca que se impuso por conquista al pueblo cañari? Luis Espinoza E., con acierto, se pronuncia por la segunda opción e identifica en ella 4 núcleos poblacionales, quizás preexistentes a la presencia inca: Hatun-Cañar, Pumapungo, Molleturo y Cañaribamba (Tomebamba la provincia inca, 2010), mientras Burgos Guevara indica que “Los cronistas nos dicen que el pueblo cañari de la antigüedad basaba su territorialidad y cultura en 3 epicentros: Hatun-cañar, Tomebamba y Cañaribamba”. Para nuestros fines no es suficiente señalar uno o más núcleos territoriales y culturales, sino que es necesario vincular a la sociedad cañari con un ámbito amplio, relacionándola con la estructura geográfica que la sustenta, insertar el análisis, la explicación y comprensión de su sociedad en la proyección de la larga duración temporal y la amplitud geográfica regional.  

Nos parece legítimo hablar de la región de los Pueblos Cañaris en el Austro Ecuatoriano. Sin embargo, pensamos que queda limitado al subtropical valle de Yunguilla y sus anexos occidentales, por lo menos así piensa Cordero Palacios al referirse brevemente a las relaciones geográficas de 1582, enviadas por el corregidor Antonio Bello Gayoso al Virrey del Perú: “El Padre Juan Gómez, por lo que hacía a Cañaribamba —hoy El Pucará, Chahuarurcu, El Pasaje y Machala— dijo: Y en cuanto al lenguaje que hablan, que se dice Cañar, es toda una, aunque diferencia este pueblo de los demás pueblos Cañares en algunos vocablos, empero todos se entienden sin que haya otro lengua entre ellos” [Cordero Palacios, O. (1981). El quichua y el Cañari]. Hay más, la crónica que se dice ha sido escrita por Alonso Castro de Lovaina en 1582 se titula ‘Gobierno de los situmas antes de los señores yngas comenzasen a reinar y trata quienes fueron y mandaron en aqueste valle’, debe entenderse, en el valle de Cañaribamba, del que Torres Fernández de Córdova anota: “Kañaripanpa. s. top. Nombre kichua del gran centro situma cerca de la cabecera cantonal de Santa Isabel, denominado en lengua situma Ganielbamba. Con esta visión Cañaribamba se reduce notablemente el ámbito de la presencia cañari en la hoya del río Jubones —pues margina una extensa zona, ubicada al Oriente del valle de Yunguilla— se extiende en torno al río León y sus tributarios, en la que se encuentran numerosos vestigios arqueológicos aún no bien estudiados y en franco proceso de deterioro”.

A 8 km al Sur de la cabecera cantonal de Nabón, en la confluencia de los ríos León y Charcay se asientan las casi míticas ruinas de Dumapara, cuya presencia fue dada a conocer por don Francisco Talbot hacia los años veinte del pasado siglo; como hipótesis, Dumapara puede constituir un núcleo geohistórico que se sumaría a los ya indicados por Espinoza, en un caso, o por Burgos, en otro, para perfilar con mayor precisión la presencia del o de los pueblos cañaris en la hoya del río Jubones y en la región Austral del Ecuador, lo que podríamos denominar como Dumapara Cañari, cuya precisión geográfica se efectuará acaso en una tercera entrega de estos apuntes. Talbot creyó haber encontrado en Dumapara una extensa y populosa ciudad:

“Una hora de recorrer ligeramente a caballo las principales ruinas de aquellos que al parecer fueron soberbios edificios, cuyas paredes se levantan todavía a un metro sesenta centímetros de altura, y se viene al convencimiento de que aquellas son restos de una gran ciudad perdida en la noche de los tiempos” (Talbot F. Las ruinas de Duma, la Unión Literaria). Y la describe: “Entre estas preciosas y sagradas ruinas, lo que más asombra es una enorme gradería en una colina semicircular con un pequeño montículo al frente, y entre éste y aquella, una hermosa planicie al abrigo del viento, de ciento sesenta y cinco metros de diámetro, como que sirviera de plazoleta de ese famoso coliseo que atestigua la existencia de un pueblo culto y de refina civilización. No será exagerado calcular que allí se congregaban en las fiestas, cómodamente para presenciar los espectáculos, más de cinco mil personas”.

La población urbana de esa ciudad dice, pudo fluctuar entre 50 y 60 mil habitantes; y la rural en 150 mil, dado el sinnúmero de ruinas enormes que se encuentran a cada paso, en unos 3 kilómetros de radio, siendo la más compacta la comprendida en el arco que va del noreste al sur, principiando en Anculoma. Da una detallada descripción de la colina escalonada (‘coliseo’), de 4 monumentales edificios y otras dependencias. Y anota: “Muy cerca de esta pequeña ruina se observan vestigios de otras mayores y que han sido destruidas por la ignorancia; pues, a principios de este siglo, Doroteo Quezada, utilizó las piedras de estos sagrados muros para levantar cercas divisorias. Así es como desaparece la clave de la prehistoria patria; así es como a los historiadores se les obliga a fantasear en las nebulosidades del pasado y a deducir caprichosas consecuencias. A, la ignorancia” (Talbot F.). (O)

Quedan varias reflexiones sobre la región cañari

Queda aún por confirmar la denominación de Surampalli, acaso en lugar de Guapdondélig, dada por Cieza de León. Según la sra. Rostworowski, a la región cañari en la cual mandó Tupac Yupanqui levantar unos aposentos que luego pasaron a llamarse Tomebamba; sobre este último, Inca Garcilaso de la Vega, citado por Octavio Cordero Palacios, afirma lo siguiente: “A la descendencia de Huayna Cápac llaman Tumipampa, por una fiesta solemnísima que Huayna Cápac hizo al Sol en aquel Campo, que está en la provincia de los Cañaris, donde había Palacios Reales y Depósitos para la gente de guerra y Casa de Escogidas (Vírgenes del Sol) y Templo del Sol, todo tan principal y aventajado y tan lleno de riquezas y bastimento, como donde más aventajado lo había, como la refiere Pedro de Cieza, con todo el encarecimiento que puede, Capítulo cuarenta y cuatro, y por parecerle que todavía se había acortado, —acaba diciendo—: En fin, no puedo decir tanto, que no quede corto, en querer engrandecer las riquezas que los ingas tenían en estos sus Palacios Reales, &. La memoria de aquella fiesta tan solemne quiso Huayna Cápac que se conservase en el nombre y apellido de su descendencia, que es Tumipampa. IX. XL” [Cordero, Octavio (1981). (O)

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