Disminuye el interés por acuartelarse en Azuay
Todos los años la Dirección de Movilización de las Fuerzas Armadas en Azuay, hace el llamado a los jóvenes, de acuerdo con su año de nacimiento, para que realicen el servicio militar.
La convocatoria se efectúa durante los meses de febrero, mayo y agosto.
El país tiene capacidad de albergar a 20.700 conscriptos cada año, cupo que se llenaba cuando el servicio militar era obligatorio.
Desde 2008, la Constitución establece que el acuartelamiento es voluntario. Desde entonces se tiene un promedio de 17.000 jóvenes interesados anualmente.
Este número, según Edmundo Merino, jefe de la Base de Movilización Sur, cada vez tiende a disminuir.
“Nosotros somos los encargados de completar los rangos de las Fuerzas Armadas, pero el personal cada vez es menor. Cada año disminuye”, expresó.
Asegura que esta reducción se da por el incremento en las opciones laborales y porque los muchachos no se acoplan a las exigencias militares.
Recordó que la instrucción en la institución es rigurosa. Además, al finalizar el servicio los conscriptos por ley permanecen cinco años a disposición de la milicia ante cualquier eventualidad o estado de excepción, como agresiones internacionales, guerras internas, desastres naturales y calamidades públicas.
Últimamente, manifestó, se registra un incremento en el porcentaje de deserción.
“Alrededor del 8% de los conscriptos deserta de la milicia. En ese estatus se les da la baja, lo cual significa que no cumplieron con el proceso”, expresó.
Los ciudadanos que abandonan los cuarteles están imposibilitados de regresar o formar parte de instituciones como la Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos, Agentes de Tránsito, entre otras.
A más de la formación militar, se prepara a los “reclutas” en campos ocupacionales como: gasfitería, mecánica de patios y motos, preparación de dulces y panadería, microempresas, reparación y mantenimiento de electrodomésticos menores, soldadura eléctrica y otras actividades. Todos los acuartelados reciben servicio médico y dental, seguro de vida, alimentación diaria, formación en competencias deportivas, fortalecimiento corporal, capacitación en valores y principios y una remuneración mensual, la cual es depositada en la cuenta personal y sirve para cubrir los gastos de transporte.
Ser oficial, una opción
También existe la opción de seguir una carrera militar, ya sea en la escuela de soldados o de oficiales, siempre que aprueben las pruebas físicas y mentales.
Actualmente en el país existe un promedio anual de 150 jóvenes que optan por esta alternativa.
Azuay tiene capacidad para recibir 600 futuros reservistas, de los cuales solo 140 pertenecen a la provincia. El cupo se completa con voluntarios de Guayaquil, Babahoyo y Cañar.
Merino cree que muchas personas relacionan a la instrucción militar con el maltrato. Aclara que siempre están siguiendo los lineamientos establecidos en la carta de los derechos humanos. “Quizás eso fue una práctica antigua, ahora los formamos de manera integral”, destacó.
Durante su formación, los ciudadanos reciben visitas todos los fines de semana y a partir de los dos meses pueden salir francos 1 ó 2 días, dependiendo de las actividades de su unidad.