La situación que atravesaba el país tras la caída de varios bancos (1999) obligó a Eva Pacheco y a su esposo a migrar hacia EE.UU.   

Dejaron a su primera hija de un año con otros familiares y decidieron buscar un mejor futuro en esa nación, donde vivieron cerca de 15 años.   

Su cónyuge trabajaba como taxista y ella, una vez que aprendió el idioma, hizo cursos y empezó a laborar como enfermera. “Del dinero que mi marido obtenía, lo guardábamos para venir a Ecuador. Con lo que yo ganaba pagábamos la renta, la comida y la vestimenta”, expresó.

Así lograron reunir $ 160 mil y decidieron retornar al país. Depositaron sus ahorros en la cooperativa Coopera, hasta decidirse a comprar  una vivienda y montar algún negocio. Sin embargo, la situación no fue la esperada, pues el 12 de junio de 2013, la cooperativa entró en proceso de liquidación, tras detectarse inconsistencias en el funcionamiento de la institución.      

Desde ese día ella, junto a otros ahorristas, realizan varias acciones para reclamar sus depósitos. Del total de sus ahorros, dijo que tan solo ha recuperado $ 45 mil.    

Una situación parecida es la de Nixon Angamarca, de 42 años, 10 de los cuales también vivió en Estados Unidos.

Depositó $ 110 mil en Coopera, pero solo le han devuelto $ 60 mil. “Estamos frustrados, tristes y enfermos. Por haber cometido el error de confiar en el cooperativismo estamos pasando por todo esto”, dijo. Pacheco y Angamarca forman parte de las más de 500 personas que hasta el momento no han podido cobrar la totalidad de sus ahorros.

Desde el cierre de Coopera se han efectuado 5 fases de devoluciones. En la actualidad, según el liquidador Diego Aguilar, la institución debe alrededor de $ 37 millones solo a los depositantes y unos $ 6 millones a los proveedores.   

La cooperativa posee todavía 3 inmuebles (2 en Naranjal y uno en Taura) y cartera por cobrar.  

Con la venta de esto, según Aguilar esperan recuperar unos $ 11 millones. “Con esos fondos deberíamos pagarles a los depositantes a los que les debemos los $ 37 millones y los restantes ($26 millones) más, que se les debe a los acreedores no se va a poder cancelar  porque ya no hay más activos”, puntualizó.

Fueron varios aspectos los que según el liquidador provocaron el cierre de la cooperativa, entre ellos, dijo: la irresponsabilidad de sus administradores y socios, el haber ingresado a un negocio comercial que lo único que hizo fue generar millones de pérdidas y la compra de bienes con sobreprecio.

“Habían muchas adquisiciones irracionales, frutas o bienes perecibles que compraban en grandes cantidades y que terminaron podridos”, aseguró.  Sin embargo, acotó, lo más grave fue la falta de control por parte de los asociados.

“El principio básico del cooperativismo es el autocontrol; los socios nombran a sus administradores y a su Consejo de Vigilancia. Son los socios quienes deben pedir cuentas a sus elegidos y esos procesos nunca se llevaron a cabo”, añadió. (I)