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Chordeleg pule su arte en la elaboración de joyas
El apellido Jara es quizás uno de los más representativos en la principal actividad artesanal que tiene Chordeleg: la orfebrería.
No se conoce a ciencia cierta, pero del diálogo entre los joyeros, se desprende que uno de los primeros habitantes que aprendió este oficio hace unos 80 años fue Juan Octavio Jara. Como pionero compartió sus conocimientos con familiares y, de esa forma, empezó a multiplicarse esta labor.
En la actualidad, en este cantón azuayo donde todavía predominan las casas patrimoniales, existen alrededor de 150 joyerías, que han convertido a la orfebrería en la actividad representativa de esta zona del país.
Uno de los locales pertenece a Flavio Jara, sobrino de Juan Octavio Jara. El propietario, hoy con 62 años, aprendió el oficio cuando tenía 13. Las primeras piezas que elaboró fueron unos 30 prendedores en forma de hojas, pero el trabajo no fue bueno y su padre Gilberto Jara le hizo fundir nuevamente las piezas y volver a armar los prendedores.
En la actualidad, en su taller, además de elaborar joyas, dedica parte de su tiempo para explicar a los visitantes el proceso de crear una pieza.
El trabajo de Jara se centra en la técnica de la filigrana, que consiste en elaborar con oro o plata finísimos hilos que darán vida a las joyas.
Con esta técnica se elabora la candonga, una especie de arete grande, que desde 2004 se convirtió en el principal símbolo de este cantón.
En ese año, en el país se realizó el concurso de Miss Universo y las participantes lucieron estas alhajas dándolas a conocer nacional e internacionalmente, identificando la orfebrería de Chordeleg.
Todo el trabajo es manual, a excepción del laminado, para el cual se emplea una máquina eléctrica que mediante rodillos ejerce presión sobre los materiales para elaborar los finos hilos.
El trabajo requiere de paciencia y delicadeza debido a que luego dos hebras son entorchadas y laminadas, para después, con mucha habilidad, crear diferentes formas con las que se van armando las piezas.
Jara recuerda que allá por 1964 los primeros artesanos crearon una cooperativa y son ellos quienes abrieron el primer almacén del sector. Desde ese entonces, a decir de Jara, comienzan a aparecer las joyerías.
“Es más, algunos negocios continúan abriéndose camino, aunque ahora resulta más complicado porque hay más competencia”.
Detrás de las vitrinas de las joyerías del cantón se exhiben miles de piezas que reflejan la destreza y creatividad de los habitantes.
En los locales se pueden hallar artículos elaborados en oro, plata y goldfield (bañadas en oro).
Las joyas que prevalecen según los artesanos son las de plata y las bañadas en oro.
Martha Elena Jara, artesana, explica que las piezas de oro fueron perdiendo espacio debido a su costo.
Recuerda que hace unos 10 años un gramo de este material en bruto se conseguía en $ 12, luego subió a $ 24 y en la actualidad cuesta alrededor de $ 30.
“Se trabaja más en plata y también goldfield porque sale mucho más barato. La gente ya no invierte en oro”, afirma la mujer de 51 años, quien se especializa en confeccionar piezas religiosas. Ella fue quien elaboró el cáliz y el copón que usó el papa Francisco, en la misa campal que ofició el año anterior en el Parque Samanes de Guayaquil.
Benjamín Peláez, otro joyero, explica que si un arete de 6 gramos en goldfield cuesta $ 5, en oro se comercializaría en unos $ 250.
Peláez cree que del 100% de la producción de joyas que hay en Chordeleg, el 20% se trabaja en oro, 40% en plata y el mismo porcentaje en goldfield.
De acuerdo con los comerciantes, el gramo de plata en bruto cuesta $ 0,80 y el de metal a $ 0,05.
Nataly López recuerda que su padre trabaja principalmente en oro, pero desde hace unos cinco años decidieron producir más piezas en goldfield y plata. A decir de López, las joyas en estos materiales son más vendibles.
La orfebrería ha hecho que Chordeleg se convierta en un centro de atracción turística. Los fines de semana son los días en que se registra mayor afluencia de personas.
Algunos artesanos comentan que las ventas han bajado. Fabián Vera, joyero, opina que eso se debe a la gran cantidad de competencia que hay en el cantón, mas no porque falten turistas. (I)
Datos
En el Municipio se exhibe la candonga más grande del mundo. Fue elaborada por los artesanos Jorge y Wilson Lituma. Se utilizaron 18 mil gramos de plata.
Los fines de semana hay un alto flujo de visitantes nacionales e internacionales en el cantón. Entre semana los artesanos se dedican a elaborar las joyas. Los lunes son días de descanso en el cantón.
De acuerdo con datos del Municipio existen unos 150 locales en donde se venden las joyas, principalmente en los alrededores del parque central. Los artesanos creen que el número de talleres es mucho mayor.
Chordeleg es una tierra de hábiles artesanos en donde también se practica la alfarería y se tejen sombreros de paja toquilla. Sin embargo, es la orfebrería la principal actividad. Se estima que el 70% de sus habitantes de dedica a este oficio.