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Chinos incrementan el comercio en Sarayunga

Chinos incrementan el comercio en Sarayunga
01 de octubre de 2013 - 00:00

Ganaderos y agricultores de ocho comunidades de Azuay y El Oro, que hace dos años solo se dedicaban a estas actividades, cambiaron sus vidas gracias a la llegada de los ciudadanos chinos, que trabajan en la  construcción del proyecto hidroeléctrico Minas-San Francisco.

Los asiáticos se  radicaron en Sarayunga y la comunidad ha  aprendido a convivir con ellos.
Los negocios como discotecas, cibers, restaurantes y hoteles experimentan un repunte.

La ejecución de la obra ha generado plazas de trabajo a los habitantes de las comunidades Gramalote, Uzhcurrumi, San Francisco y Ventanas. Un total de 1.300 personas, la mayoría es de asiáticos que prestan sus servicios en distintas labores.

La planta se levanta cerca del río Jubones, que une a las provincias de  Azuay y El Oro.
El idioma es una de las barreras entre los comuneros y los chinos. Para comunicarse lo hacen por medio de señas.

Los chinos llegaron en calidad de técnicos y otros son obreros. Unos ya  han traído a su familia.  La mayoría   reside  en los campamentos  instalados en las inmediaciones del proyecto. Otros han preferido instalarse en el pueblo.

Los técnicos de mayor rango,  en cambio, habitan en Pasaje, provincia de El Oro,  a 30 minutos del proyecto. Toda la señalética y letreros  se han colocado  en idioma chino-mandarín y español. El campamento está en una zona que era  poco habitada por los comuneros.

Se han abierto accesos para facilitar el tránsito hacia las áreas donde están situadas la represa, la casa de máquinas y las instalaciones de la empresa China Harbin Electric International Cía. Ltda.,  a cargo  de la construcción del proyecto.

Caminan por la carretera

Durante  el día es más evidente su presencia en la vía principal Santa Isabel-Pasaje. Los obreros chinos –la mayoría- se movilizan en motos tipo tricar.

Chu Jim, de 37 años, llegó a trabajar hace más de un año  y hace poco trajo a su esposa, junto con  sus dos hijos, para ayudar en el lugar. Sus pequeños estudian en la escuela Vicente Rocafuerte, ubicada en Sarayunga, aprendiendo el español.

Asimismo, en la zona se levantó un pequeño chifa para ofrecerles la comida tradicional a los trabajadores.

Los comuneros aseguran que la presencia de los extranjeros ha permitido mejorar   su economía.
“Hay mucho circulante por aquí, eso es bueno ya que nos ayuda a vender nuestros productos y también nuestros hijos trabajan en el proyecto”, dijo María Juncay, habitante de Sarayunga.

Los asiáticos tienen edades que oscilan entre los 20 y   50 años.
“El proyecto está para largo y no descartamos que en el futuro haya una comunidad de chino-ecuatorianos aquí”, manifestó Berta Ramos, habitante de  Gramalote.

Fabricio Estrada, quien es oriundo de Zaruma y trabaja en el lugar, recordó lo que sucedió en su natal pueblo y en Portovelo, donde hace décadas  los norteamericanos  llegaron a explotar el oro.
La central de Minas-San Francisco  constituye una de las obras más importantes del Gobierno  Nacional a través de la Corporación Eléctrica del Ecuador.

La semana pasada, el Presidente Rafael Correa inspeccionó los trabajos que se cumplen.

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