En el parque central o llamado también Juan Montalvo está, para muchos de los machaleños, la historia de la ciudad, no solo por su arquitectura, sino también por la memoria de sus habitantes.

Ellos, adultos mayores que están entre los 70 y 80 años, cuentan los episodios que vivió la urbe durante la guerra y las marchas de protesta contra los gobiernos, y rememoran los juegos populares y las casas antiguas que les recuerdan a la Machala de “madera”.

“Esta ciudad ha cambiado tantísimo, pero ver a una de esas casas es encontrarse con el pasado, con las cosas perdidas. Es como entretenerse con la paz y armonía que había antes”, comenta Luis Sánchez de 79 años.

A pesar de que el hombre no es machaleño de nacimiento, se considera como tal, ya que llegó a los 6 años, cuando su familia dejó su natal Macará, provincia de Loja, para trabajar en la agricultura en la capital orense.

Considera que hay un legado arquitectónico de inicios y mediados del siglo pasado perdido en esa “jungla de cemento”.

Sánchez ve con nostalgia la casa de la Av. 9 de Mayo, una vivienda que le hace recordar cuando Machala era de caña y madera. Esta “famosísima morada” tiene las paredes de caña guadúa, pilares de madera, cielos rasos de tabla y techo de zinc, pero está a punto de desplomarse. Esa vivienda de construcción rústica, típica de las edificaciones de la época pasada, está en el centro de la ciudad. Tiene dos plantas, donde habitaron familias dedicadas a la agricultura.

En la actualidad la casa está ocupada por dos peluquerías y es un peligro para la gente que cruza por el lugar con el temor de que en algún momento se vaya al piso.

En el centro de Machala, existen no menos de 15 casas antiguas. La mayoría eran viviendas grandes, de gente pudiente, productores de cacao, y otras eran de políticos y empresarios.

Sánchez sabe todo eso; y quizás no solo él, sino otros machaleños que sobrepasan los 70 años, a quienes poco se les pregunta por la importancia de esas viviendas.

“Como siempre el tiempo es nuestro peor enemigo y también la indiferencia de nuestras instituciones. Han dado paso al progreso y no se han podido conservar estas estructuras”, dijo.

El historiador Voltaire Medina es gran conocedor de lo que sucede y ha pasado en la capital orense.

“Tengo la satisfacción de acumular varias décadas de vida. Recuerdo a la Machala de 8 mil habitantes, donde para ir a Puerto Bolívar tenía que viajar 45 minutos (actualmente 5 minutos). Guayaquil, para nosotros, era un misterio”.

Agrega que hay personajes que han quedado en la mente de los habitantes, como el tintín, el duende y el diablo.

“Recuerdo una Machala tranquila y pintoresca, donde las fiestas patronales se las celebraba a lo grande”, relató Medina. Contó que la Machala de antes era pequeña. “En tan solo minutos se iba de norte a sur y de este a oeste”.

66 bienes en la provincia

Un total de 55 viviendas, dos colegios, dos iglesias, cinco monumentos escultóricos son, entre otros, los bienes inmuebles catalogados como patrimonio material de Machala, de acuerdo con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

Entre ellos también está la escuela Luz de América y el jardín Héroes del 41. Asimismo están los monumentos de Bolívar Madero Vargas, Enrique Castro Aguilar, Simón Bolívar, Manuel Serrano, el edificio del Cuerpo de Bomberos, un vagón de la primera locomotora que llegó a Machala y el paseo cultural Diego Minuche.

De acuerdo con la institución, la provincia de El Oro cuenta con un total de 370 bienes inmuebles, que viene a representar 14,5% de los registrados en la región 7 (Loja, El Oro y Zamora Chinchipe), pero más del 70% está seriamente afectado por diversos motivos.

Según una investigación de la dirección de Cultura de El Oro, la situación actual del Patrimonio Inmueble de Machala es extremadamente crítica.

Su estado de deterioro es alto y preocupante. Se indica, de acuerdo a inspecciones, que el 43% se encuentra en situación ruinosa, y el 35%, en fase de deterioro. (I)