Estudiantes, profesores y padres de familia de algunos de los más de 36 centros educativos que se fusionaron en unidades educativas aún no se acostumbran al cambio de nombre y siguen usando el anterior.

“Mi escuela se llama Miguel Ángel Estrella”, dijo Steven Torres, quien inmediatamente corrigió y manifestó que estudia en la Unidad Educativa Febres Cordero. Lo mismo ocurrió con las estudiantes de la Unidad Educativa Zoila España Palacios, quienes aún tienen en sus uniformes el nombre del colegio Israel. Claudio Vázquez, actual vicerrector de la Unidad Educativa Francisco Febres Cordero, antes rector de la escuela Miguel Ángel Estrella, manifestó que a pesar de aceptar las disposiciones de la dirección existe malestar entre los alumnos y padres de familia por no continuar con el legado del coronel Estrella. Vázquez indicó que las primeras promociones de estudiantes, de hace 40 años, dieron a conocer su nostalgia al saber que la escuela en la que estudiaron ya no tiene el mismo nombre. “Nosotros aceptamos a pesar de que no queríamos que el nombre del coronel se perdiera”, dijo. Los padres de familia de esta institución indicaron que con el pasar de los días, tanto los estudiantes, como maestros y padres se acostumbrarán al nuevo nombre, sin embargo, desconocen cómo será el mecanismo de funcionamiento de la unidad educativa.

“Tantos años conociéndole con un nombre y ahora acostumbrarse a otro, dijo Beatriz Guevara, quien tiene dos hijos en dicha unidad educativa.

Por su parte Wilson Andrade, rector encargado del antiguo colegio Carlos Cueva Tamariz, ahora designado Unidad Educativa Dolores J. Torres, manifestó que al ser disposiciones de las autoridades superiores deben acatarse, sin embargo señaló que se pierde la identidad del colegio, que por 45 años ha utilizado el nombre del docente y político Carlos Cueva Tamariz.

“Hay preocupación por parte de padres de familia, estudiantes y compañeros profesores por esta medida, pero es una decisión superior”, dijo. Según Andrade todos los profesores y autoridades, tanto de la escuela como del colegio, se reunieron para justificar cualquiera de los nombres y llegar a un acuerdo. La mayoría decidió que se llamara Unidad Educativa Dolores J. Torres-Carlos Cueva Tamariz, esperando que los dos nombres fueran utilizados para evitar que se perdiera la identidad de la escuela y del colegio, pero la petición no fue aceptada.
Ante esto Alejandro Quilambaqui, director Provincial de Educación, señaló que los maestros, autoridades y alumnos continuarán trabajando bajo el mismo sistema.

“Únicamente se ha hecho una fusión entres dos o tres instituciones educativas para que cumplan sus funciones en una misma infraestructura”. Un total de 36 establecimientos se fusionaron y quedaron en 16 unidades educativas. Después de haberse presentado varias solicitudes de rectificación sobre la designación de los nombre de ciertas unidades educativas, la Comisión de Asesoría designada por la Coordinación Zonal 6, conformada por tres historiadores, entre ellos la concejala Monserrat Tello, reconsideraron los nombres de cinco.