“Al golpear el suelo se hace contacto con la Madre Tierra, es un baile ceremonial que se lo ejecuta en círculos, porque dentro del mundo andino todos somos parte de un mismo elemento”, explicó Fernando Quinde, director y coreógrafo del grupo de danza Ñawpa Rimaykuna. Según el calendario indígena, cada 21 de junio los pueblos originarios celebran el solsticio de verano o Hatun Puncha, que representa el fin de un ciclo agrícola, la tierra dio sus frutos y para agradecerle preparan una celebración. El Inti Raymi es la fiesta más importante del mundo andino. En las comunidades indígenas se brinda abundante comida y chicha, pero la música y la danza caracterizan la fiesta. Aunque en la actualidad, los hombres ejecutan instrumentos como guitarras, bandolines, requintos, melódicas y armónicas, en la era precolombina se utilizaban únicamente instrumentos de viento, como las flautas y quenas. Al son de las coplas y los taguidos, los danzantes bailan descalzos golpeando vigorosa y enérgicamente la tierra, para despertar a la Pacha Mama y expresar su agradecimiento, y para recordar la bravura de los pueblos indígenas. “Las coplas son ejecutadas por las mujeres; es un ritmo fusionado entre San Juan y cánticos. En cambio el taguido es más ritual, se hacen recitaciones a la tierra, son gritos rituales y lo hacen solo los varones”, indicó Quinde, quien además es director del grupo de música Los Ñukanchis. La profesora e historiadora Carmen Haro señala que con la danza y el ritual, los indígenas tratan de demostrar ante los suyos y ante los demás “que están aquí y que son valientes”. Según Haro, oriunda de Cotacachi, provincia de Imbabura, en las comunidades indígenas del norte del país, la festividad cuenta con un día de baile para las mujeres, quienes buscan “aplacar la energía masculina” derrochada durante el zapateo. Guía El baile del Inti Raymi es guiado por el Aya Uma, quien va delante de los aruchicos y los campaneros. Todos llevan el tradicional zamarro, la camisa bordada, doble poncho y sombrero con cintas de colores. “El Aya Uma se caracteriza por la máscara de dos caras que representa la dualidad del mundo andino, además lleva campanas de bronce en la espalda o la cintura, para que su sonido atraiga las buenas energías durante el baile y aleje a los malos espíritus”, manifestó Quinde. En la cosmovisión andina, el Inti Raymi se festejaba en honor al Sol y marcaba los ciclos agrícolas, sin embargo, bajo la conquista española, se tradujo en una fiesta por la llegada de la cosecha. Además refleja un sincretismo religioso, porque en algunas poblaciones del norte del país esta celebración es conocida como la fiesta de San Juan, de San Pedro y San Pablo o la Octava de Corpus Christi. Tradiciones Las familias preparan comida con el maíz como ingrediente principal, acompañado de carne de cerdo, gallinas o cuyes. Los alimentos se ofrecen en una pampamesa en la que, además, es infaltable la tradicional chicha de jora. (I)