La música nacional suena a todo volumen en el interior del cementerio de San Pablo del Lago (Imbabura). Cada 2 de noviembre se celebra el Día de los Difuntos con una serenata. Para niños, jóvenes y adultos es una tradición ir a lo que ellos llaman "el concierto", que no se realiza en ningún coliseo, sino en el cementerio de la localidad, desde hace 10 años, cuando Jorge Ruiz, oriundo de San Antonio de Ibarra llegó al lugar tras casarse con Aida Guevara, y quiso implementar la tradición de su lugar de nacimiento en esta parroquia.

El homenaje inició para su suegros y todos los moradores del lugar se hicieron eco. Desde entonces, la serenata no falta. Son los vecinos, quienes ponen una cuota para ofrecer agua de canela con "piquete" y galletas a los asistentes.

El concierto es gratuito y se inicia a las 19:00 con una misa del párroco de la comunidad, luego de ello, viene la música. Pasillos, pasacalles y baladas, alusivas a la ausencia de algún familiar, suenan. Los artistas son de toda edad. Hay niños como Leo Flores, además de orquestas experimentadas como Los auténticos sanpableños, que ofrecen su voz para los difuntos.

Parasoles y sillas se acomodan en el centro del lugar de descanso de los muertos. Poco a poco va llegando la gente, a quienes no les importa compartir espacio junto a los nichos de sus seres queridos, porque saben que con ese sencillo evento realizan un homenaje a los muertos. (I)