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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Los familiares le llevaron ayampaco a la tumba

Los tsáchilas recordaron a su exlíder Abraham Calazacón

Familiares y amigos del exdirigente colorado, Abraham Calazacón, le rindieron un tributo al pie de su tumba.
Familiares y amigos del exdirigente colorado, Abraham Calazacón, le rindieron un tributo al pie de su tumba.
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Al cementerio del recinto San Miguel, de la parroquia rural Puerto Limón, arribó un grupo de marimberos que entonó canciones de la nacionalidad Tsáchila al pie de la tumba del exlíder de esta etnia, Abraham Calazacón.

En el camposanto se reunieron los familiares del exdirigente, luciendo sus habituales trajes ceremoniales, para rendir homenaje y recordar el nacimiento del indígena, sucedido el 4 de febrero de 1909.

Bertha Calazacón, hija del exgobernador, fue la encargada de llevar un ayampaco (pescado y plátano envuelto en hojas de banano). “Era el plato favorito de mi padre y en nuestras creencias ancestrales es común que les llevemos alimentos y bebidas a nuestros parientes fallecidos”, recordó.

Calazacón murió el 8 de julio de 1981, cuando Bertha tenía 16 años. Ella aún tiene presentes los consejos de su progenitor.

Datos históricos revelan que el nativo fue hijo de Alejandro Calazacón, gobernador de la tribu conocida anteriormente como ‘los colorados’. Desde niño fue preparado para ejercer la herbología (estudio de las propiedades y aplicaciones medicinales de las hierbas). Ello le permitió alcanzar una fama que trascendió a nivel internacional.

A los 40 años se casó con Celinda Aguavil, con quien llegó a tener 8 vástagos. A los 42 años, como hijo mayor y sobre todo por su gran capacidad, heredó la gobernación.

Así, tuvo que mantener la organización de la tribu dividida en 8 sectores: Chigüilpe, Otongo, Mapalí, Búa, Peripa, Poste, Cóngoma Grande, Naranjo y Tahuaza. Con el paso de los años, llegaron miles de ciudadanos a radicarse en esta zona de Santo Domingo de los Colorados, en calidad de colonos.

Los tsáchilas se convirtieron en las primeras víctimas de las invasiones de sus dominios ya que sus tierras eran baldías por no poseer escrituras.

Calazacón, con una delegación de más de 100 indígenas de su tribu, se entrevistó con el entonces presidente, José María Velasco Ibarra, y le pidió ayuda para que se le entregue los documentos de sus parcelas. (I)

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