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El Telégrafo
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No se trata de las típicas brujas con escoba

La leyenda de Las Voladoras es la más popular entre los carchenses

Según los entendidos, en la leyenda de Las Voladoras, estas mujeres se caracterizaban, principalmente, por llevar y traer noticias desde cualquier lugar. Foto: Carlos Jiménez / El Telégrafo
Según los entendidos, en la leyenda de Las Voladoras, estas mujeres se caracterizaban, principalmente, por llevar y traer noticias desde cualquier lugar. Foto: Carlos Jiménez / El Telégrafo
27 de septiembre de 2015 - 00:00 - Carlos Jiménez

“De villa en villa y de viga en viga, sin Dios ni Santa María” es el conjuro de la leyenda de Las Voladoras, y el que permitía emprender el vuelo a estas mujeres que habitaban en el cantón Mira (Carchi) al igual que en las parroquias Urcuquí y Pimampiro (Imbabura), formando un triángulo entre estas 3 poblaciones.

Esta leyenda es una de las más populares de la provincia de Carchi, que ha sido transmitida de forma oral por los adultos mayores a sus descendientes para mantenerla viva.

Según los entendidos en la leyenda de Las Voladoras, estas mujeres se caracterizaban por llevar y traer noticias desde cualquier lugar del mundo de forma inmediata y por utilizar hechizos para ocultar los romances prohibidos que mantenían con hombres que no eran sus esposos.

Ramiro Cabrera, antropólogo y funcionario del Ministerio de Cultura y Patrimonio en Carchi, sostiene que en esta leyenda se observa un fenómeno como el de saberes muy antiguos y tradicionales que nos hablan de la utilización de ciertos elementos como las pomadas que usaban las voladoras.

Bien podrían ser plantas consideradas sagradas en América como la ayahuasca, el san Pedro, el yagé, el peyote, el guanto entre otros. “Estamos frente a saberes que nos hablan de viajes de una naturaleza espiritual o psicológica en la que no necesariamente haya habido un vuelo físico, sino espiritual”, señala.

Tal es la influencia de esta leyenda que atrajo a estudiantes de turismo de la Universidad Politécnica Estatal del Carchi (Upec) para escenificarla a través de un audiovisual. Jéssica García, ingeniera en turismo, recuerda que con un grupo de compañeras se adjudicó los fondos concursables (2009-2010) del Ministerio de Cultura con la propuesta Puesta en escena de cuentos de la tradición oral del Carchi.

Este producto, que también contempla otras leyendas de la provincia, les permitió plasmar el relato de la gente del cantón Mira, que manifiesta identificarse con la leyenda porque hace parte de la identidad del sector, indicó García.

Según varios testimonios recogidos cuando trabajaron en el audiovisual, Las Voladoras no son como las típicas brujas que vuelan en escoba, sino que tienen una cabellera larga, usan polleras blancas (batas largas) y para volar se colocaban en las axilas, unos ungüentos especiales. Las voladoras eran portadoras de noticias y presagios.

También recordó que les dijeron que el inmueble donde grabaron esta leyenda, en Mira, habría pertenecido a una voladora, “había un ambiente tenso y frío, lleno de expectativas mas no de miedo”, recordó García.

Como producto de la tradición popular carchense y para no dejar que la leyenda se pierda en el tiempo, en el Museo Arqueológico de Arte Moderno y Contemporáneo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión núcleo del Carchi, en una de las salas dedicada a las leyendas y cuentos, un cuadro didáctico muestra cómo Las Voladoras usaban los ungüentos y recitaban sus conjuros para volar.

El antropólogo Cabera señala además que en el cantón Bolívar, en Carchi, hay ciertas familias que dicen ser descendientes de una voladora.

Esta leyenda cobró importancia en la zona de Mira, como motivo identitario, y la han elevado a símbolo; es un sello que está siendo fortalecido por los lugareños.

Una de las características de la tradición oral es que está fuera del tiempo, no se puede decir cuándo o en qué momento inició esta tradición, es algo que la gente porta en su memoria y lo transmite oralmente, puntualiza el antropólogo. Para Cabrera, lo interesante es que no son saberes muertos.

Cada vez que uno relata la historia, la recrea y se vuelve un actor más, lo importantes es que se perpetúe como parte del patrimonio.

La docente mireña Rosa Cecilia Ramírez también recoge esta leyenda en su libro Memorias de Mira (2008), en el que relata cómo se podía hacer caer del vuelo o conocer a una voladora, la primera forma era lanzarse al suelo boca abajo abriendo los brazos en cruz y la segunda decirle que vaya al siguiente día por sal.

Algunos mireños dicen que las Voladoras convertían a los hombres en gallos o en manos de plátanos cuando había necesidad de ocultarlos, pero nunca para hacerles daño.

También se cuenta que para emprender el vuelo, tenían que vestir enaguas blancas almidonadas, posteriormente colocarse ungüentos en las axilas elaborados con una receta secreta y, finalmente, abrían los brazos y pronunciaban la frase: “De villa en villa, de viga en viga, sin Dios ni Santa María” y salían volando.

Hace muchos años, las casas de esta población estaban cubiertas de paja y sin tumbados. Este tipo de cubierta permitía escuchar el más leve ruido, así que era fácil distinguirlas. Las Voladoras de Mira eran las mismas mujeres del pueblo, algunas solteronas y otras casadas, que —a diferencia de las brujas de los cuentos infantiles— no utilizaban escobas para viajar por las alturas.

En su vuelo, estos personajes mágicos iban en busca de hombres que deambulaban por las oscuras calles o laboraban en el campo. Traían y llevaban noticias de todos los sitios. Los varones tomaron precauciones y descubrieron los secretos para combatirlas. (I) (Intercultural)

DATOS

Esta historia la conocen incluso los niños y ha sido contada a muchos turistas extranjeros que se sienten cautivados con ella.

A las mujeres de Mira, algunos suelen llamarlas hechiceras, porque tienen desarrollado un sexto sentido. Las Voladoras de Mira eran las mismas mujeres del pueblo, algunas solteronas y otras casadas.

Los hombres recurren a diferentes estrategias para protegerse de Las Voladoras: se acuestan boca abajo, con los brazos en forma de cruz, otros se quitan el sombrero y lo colocan hacia arriba.

Cuando los varones aplicaban estas tácticas, las voladoras caían al piso. Los relatos mencionan también que quienes se burlaban de ellas se convertían en gallos o mulas. Son muchas las historias fantásticas que circulan sobre estas mujeres.

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