Entrevista / Zobeida Gudiño / Presidenta de la comisión de derechos colectivos y asambleísta
“En Guayaquil está la mayor población afro de todo el país”
Ibarra fue la ciudad escogida para la realización del Primer Simposio de Mujeres Negras. Una de las participantes de este encuentro, al que asistieron representantes de varias organizaciones de mujeres de diferentes países, entre ellos Cuba, fue Zobeida Gudiño, presidenta de la Comisión Derechos Colectivos, Comunitarios y la Interculturalidad.
Esta cita se convirtió en una oportunidad para que las mujeres den a conocer sus experiencias y, al mismo tiempo, encuentren los mecanismos idóneos para solucionar los problemas que hoy las aquejan, en particular, a las mujeres negras.
Gudiño insistió en que “al ser humano no se lo puede juzgar por el color de la piel, por su condición económica, sino por su actitud frente a la vida”.
Estas jornadas —precisó— permitirán recoger las experiencias vividas y plasmar en un documento las necesidades de las mujeres negras.
Subrayó que aunque se habla de Ley de cuotas para las mujeres, ¿cuántas negras están en los puestos de elección popular, cuántas están diciendo lo que sienten desde el sector rural?
¿Considera que las mujeres negras han alcanzado mayor protagonismo o todavía encuentran obstáculos para alcanzar mayor representatividad?
Bueno, realmente, la problemática que tenemos todavía a nivel de Latinoamérica es el tema de exclusión de las mujeres en general, más aún si esta mujer pertenece a pueblos y nacionalidades.
En el caso de la mujer negra, yo digo que hay una doble o triple discriminación en el tema de sus derechos. Durante este encuentro, la representante de Brasil reveló que a pesar de que este país tiene una población alta de afrodescendientes, todavía no tienen visibilidad, porque quienes están al frente de las instituciones públicas son mujeres blanco-mestizas. “Así que nuestras mujeres todavía se sienten muy relegadas”.
En su caso ¿cómo logró ocupar un cargo público?
Realmente mi historia es un poco compleja porque yo nací en Ibarra y luego me crié en Loja. Me acuerdo que cuando éramos niños había muy poca presencia de afrodescendientes en la ciudad de Loja.
También sentíamos el tema de la discriminación en la escuela y después en el colegio. Yo inicié mi vida política en la Universidad de Guayaquil. Fui presidenta de la Asociación Escuela de Derecho de la Facultad de Jurisprudencia.
¿Cómo vivió la discriminación cuando estaba en el colegio?
Era fuerte el tema de que a una le digan: “oye negra”, de una manera totalmente despectiva. Creo que en ese tema juegan un papel muy importante los padres de familia con el tema de afianzar nuestra autoestima.
Mis padres me decían: “tú no eres ni más ni menos que nadie. Eres un ser humano con las mismas capacidades y derechos de los demás”. En mi caso ayudó muchísimo la orientación de mis padres para que podamos desarrollarnos en una sociedad de exclusión.
¿Y qué pasó después de estudiar en Loja?
Luego me trasladé a Zamora, con mi familia, donde cursé el colegio. Recuerdo que estudiaba en el Colegio fiscomisional San Francisco y yo era la única afrodescendiente de mi clase.
Aprendí a desenvolverme en medio de esa sociedad que era excluyente, pero la única manera de evitar que esa exclusión se mantuviera, era luchando por nuestros derechos.
Eso permitió que después yo tuviera una relación con la gente de Zamora. Después fui vinculada como deportista de la provincia y eso ayudó a que nos relacionemos de mejor manera con los habitantes de esta provincia.
¿Qué deporte practicaba?
El atletismo. Desde el colegio practicaba atletismo, salto largo y velocidad.
¿Cuando practicaba deporte también se sintió excluida?
Bueno, el deporte como que ayuda a mejorar nuestra relación con los demás, pero también hay mucha gente que cree que todos los afrodescendientes somos buenos exclusivamente para el deporte; para el fútbol, para el boxeo, pero eso no siempre es así.
También dicen que todos los afrodescendientes bailamos. Son estereotipos. En realidad, nosotros nos desenvolvemos en diferentes ámbitos.
Durante el simposio realizado en Ibarra, muchas participantes discutieron sobre el tema de la violencia contra la mujer negra. ¿Cómo abordan esta problemática?
Es un tema complejo el de la violencia de género. Algunas hermanas lo ven como si fuera algo cultural o natural el hecho de que sus parejas les falten al respeto.
Todavía hay muchas mujeres que piensan que esto es parte de la vida cotidiana y no es así. Hay un estudio que se realizó con el Consejo Nacional de Mujeres Negras (Conamune) de Carchi e Imbabura, en el que se reflejan los altos índices de violencia en el núcleo familiar.
A través de estos encuentros y de los debates que se generan en ellos ¿ustedes buscan influir en las políticas públicas?
Sí, con este simposio y otros encuentros tenemos más luces sobre cómo aportar en políticas públicas. No estamos diciendo que solo queremos un tratamiento para los pueblos afrodescendientes, pero hay temas que sí deben tratarse así.
Por ejemplo, en el área de salud no es lo mismo tratar enfermedades de población blanco mestiza que tratar las enfermedades congénitas que tenemos como pueblos afrodescendientes.
Creemos que el Estado debe conocer esta realidad y tener una visión diferenciada, porque sí hay casos en los cuales necesitamos una atención diferente para alcanzar la igualdad real, porque de lo contrario será muy difícil.
¿Habrá que esperar una generación más para superar la discriminación, la violencia y el racismo?
Bueno, creo que ahora debemos tomar como pretexto el decenio. Diez años ha dicho Naciones Unidas que debería ser el plazo para que los Estados miembros asuman el compromiso de buscar el desarrollo de cada una de sus poblaciones afrodescendientes.
En este momento soy presidenta de la Mesa Decenio Capítulo Ecuador. Estamos trabajando con todas las funciones del Estado. Preparamos documentación que el Estado debería analizar para el pueblo afrodescendiente.
¿Esta documentación incluye el tema educativo?
Sí, precisamente, estamos analizando el tema de etnoeducación. Creemos que es muy importante para poder desterrar el tema del racismo.
Si no nos conocemos, difícilmente podremos reconocernos y respetarnos. No se trata de la educación para los negros, sino para todos los ecuatorianos. Desde nuestros pueblos hemos sido y somos un gran aporte.
¿Podría citar ejemplos?
Es necesario conocer cuál fue el aporte histórico que tuvo el pueblo afrodescendiente en la construcción de la República del Ecuador.
Tuvimos muchos héroes y heroínas y no se dice nada de ellos. Eso nos va a permitir reconocernos y saber cuánto aportamos. En su momento, también fuimos parte de las montoneras de Eloy Alfaro.
Simón Bolívar tampoco pudo convertirse en libertador de América si Haití, que fue la primera República Libre, no lo hubiera respaldado económicamente.
Los libros de texto no solo deben contar la historia de los indígenas en el aporte del Ecuador. El pueblo afrodescendiente tuvo una contribución importante y la sigue teniendo. Tenemos grandes médicos y científicos a nivel internacional.
El día del simposio se celebraba el Día de la Mujer Negra. ¿En Ecuador se destacó esta fecha?
En realidad, no. Mi pregunta es ¿cuántos eventos se han organizado en todo el país para reconocer ese aporte de la mujer negra; por lo menos en las poblaciones donde tenemos presencia de mujeres afrodescendientes?
¿Dónde se concentra la mayor parte de esta población?
Guayaquil concentra la mayor población afrodescendiente del país y la segunda es Esmeraldas.
¿Por qué cree que en Guayaquil se reúne gran parte de esta población?
Me parece que primero por el tema del clima y también, porque muchos hermanos y hermanas buscan las riberas de los esteros para establecerse. Todavía, vivimos aún de la pesca y de la recolección de la concha. (ARB) (I)