Ibarra.-

La montaña del Pinar Alto, ubicada al noreste de Ibarra, es uno de los principales sitios de despegue de los expertos pilotos del Club de Parapente de la ciudad.

La práctica de este deporte aéreo, según el director de Turismo de la provincia, Fausto Giraldo, atrae cada vez a más turistas, que llegan en busca de actividades poco convencionales para su recreación.

“Al ser una actividad diferente que se va fortaleciendo, llama la atención de turistas, que luego de realizarla, se quedan a disfrutar de nuestra gastronomía y otros lugares de interés. Esto forma parte de nuestra campaña turística”, indica.

El parapentismo es un deporte aéreo en el que se desciende de altas cumbres gracias a un equipo de alta tecnología que permite al piloto planear en el aire.

En Ibarra y otras ciudades del país, se realiza con equipos biplaza, que posibilitan el viaje de dos personas: el piloto y un acompañante.

Washington Baca, presidente del club de parapente de Ibarra, es uno de los pilotos más experimentados con 8 años de experiencia. Él asegura que, si bien es un deporte que requiere amplios conocimientos y mucha práctica, es uno de los pocos que brinda una auténtica sensación de libertad.

La seguridad es un requisito esencial para la práctica del parapentismo, que se debe realizar con el equipo apropiado y condiciones climáticas favorables.

La experiencia es fundamental a la hora de los vuelos. Por ello, la Federación de Deportes Aéreos (FEDA), trabaja para conseguir la certificación de pilotos.

Durante cada viaje, el guía debe contar con un parapente homologado, que cumpla los estándares internacionales de seguridad, además de un equipo complementario básico, que consta de cascos de seguridad, guantes, un radio que permita la comunicación entre el piloto y su guía en tierra, arneses y un paracaídas de emergencia diseñado específicamente para vuelos biplaza.

Los vuelos se realizan únicamente si el clima así lo permite. “Buscamos realizar vuelos en condiciones óptimas, para que los pasajeros tengan un viaje relajado y no se enfrenten a condiciones climáticas fuertes”, comenta Washington.

José Luis Herrera es otro de los pilotos que realizan vuelos biplaza en Ibarra. El destaca la preparación que se debe tener para realizar este tipo de vuelos: “Antes de iniciar evaluamos las condiciones atmosféricas y preparamos a los pasajeros, si el clima no es el apropiado, no lo realizamos. Posteriormente, ya en la altura, debemos estar prestos para enfrentar cualquier eventualidad. Hemos tenido pasajeros que se asustan o marean, y debemos ser capaces de tranquilizarlos para que disfruten la experiencia”.

Tanto los equipos para el viaje, como los conocimientos del piloto y los procedimientos de vuelo están normados por el Reglamento de Operación Turística de Aventura, emitido en 2014 por el Ministerio de Turismo que regula, entre otras, esta actividad en el país, y establece sanciones ante su incumplimiento.

Para volar, los pasajeros deben leer y firmar un contrato en el que se explican las condiciones a las que se expondrá durante el vuelo y dar su consentimiento.

El valor del viaje, que dura aproximadamente 15 minutos, es de $ 60, incluye el recorrido hasta la zona de despegue, un video en HD y fotografías.

“Para practicar este deporte no hay límite de edad. El único requisito es tener las ganas de experimentar algo nuevo, de sentir esa sensación de libertad que solo estar en el aire te proporciona y de disfrutar los paisajes que ofrece la ciudad”, asegura Herrera. (I)