Con patrullajes hipomóviles, militares disuaden actividades ilegales en la frontera norte
El uso del caballo en patrullajes disuasivos se ha vuelto una tarea importante de control que personal militar efectúa de manera sorpresiva en la frontera norte, especialmente en zonas de difícil acceso, apostadas en el límite con Colombia y que son usadas por presuntos contrabandistas.
"A lomo de los equinos, los miliares pueden cubrir entre 30 y 40 km diarios, en caminos de segundo orden pueden llegar a los 50 km, los patrullajes se efectúan de 3 a 8 días", indicó Nelson Veintimilla, del Grupo de Caballería Mecanizado 36 Yaguachi.
Precisamente, uno de estos controles hipomóviles se realizó en la parroquia El Carmelo (Tulcán) fronteriza con el Corregimiento de La Victoria (Nariño), donde una patrulla hipomóvil conformada de 9 a 10 integrantes del ejército ecuatoriano, hizo la vigilancia y reconocimiento del territorio.
Veintimilla, explicó que con los equinos pueden cubrir mayores distancias, sobre todo en los caminos de herradura, segundo y tercer orden. En estos, los vehículos a motor no pueden ingresar.
En esta temporada aumentan las actividades de control y disuasión por cuanto en la frontera la actividad del contrabando es común como: tráfico de combustibles, estupefacientes, contrabando de frutas, legumbres, electrodomésticos y otros.
Con los patrullajes a manera de disuasión se limita la presencia de actividades ilegales en la frontera. Geovany Merizalde, subdirector de la Escuela de Operaciones Hipomóviles del Ejército indicó que el trabajo de la patrulla hipomóvil no es de contacto sino de comunicación. "No entramos en contacto con personas que efectúan contrabando, sino que disuaden y comunican para que se tomen acciones inmediatas", acotó Veintimilla.
Cada patrulla hipomóvil está conformada por un comandante, un hombre guía, seguridad del hombre guía, un fusilsero veterinario, un fusilero mariscal herrador, un fusilero explosivista, un fusilero experto en primeros auxilios y un experto en comunicaciones.
De encontrar actividad sospechosa en la frontera, este grupo notifica a personal de apoyo y respuesta para hacer controles directos. Incluso, hay casos en que los supuestos contrabandistas ocupan caballos para sus actividades, por ello el trabajo de patrullaje hipomóvil se lo ejecuta de forma imprevista.
Para Maritza Reascos, campesina colombiana que se movilizó hacia El Carmelo, toparse con este tipo de patrullaje en el límite fronterizo con su país, considera que es bueno; aunque la presencia de militares sea en uno y otro lado, eso le genera tranquilidad.
Similar criterio tuvieron otros moradores ecuatorianos, quienes se muestran a favor de estas actividades.
El año anterior los militares habían identificado 34 movimientos informales, ubicados desde El Carmelo (Carchi) hasta La Bonita (Sucumbíos). (I)