En Quito funciona un espacio donde se reúnen niños, jóvenes y adultos
Casa Ochún, espacio para el rescate de la cultura afroecuatoriana
En 2002 se creó La Fundación Cultural y Artesanal Afroecuatoriana Ochún, de la mano de la coreógrafa y gestora cultural esmeraldeña Rosa Mosquera.
Este espacio de investigación, producción y difusión cultural ha tenido la tarea de formar a niños, jóvenes y mujeres para afianzar las tradiciones ancestrales de las comunidades afroecuatorianas.
El semillero Ochún, comenzó su trabajo en algunos barrios de Quito como la Roldós, Pisulí y el Comité del Pueblo. Después abarcó otros sectores de Carapungo, Calderón y Carcelén. “Empezamos hablando con padres de familia, ya que había muchos chicos afros que migraron a la gran ciudad y que no conocían sus raíces, así que decidimos formar un colectivo para educarlos en la música y danza de nuestros pueblos originarios”, comentó Mosquera.
A través de talleres de creación y producción artística, se difunden la música, la danza, la literatura y la poesía afroecuatoriana.
Según Rosa, se debe revalorizar la cultura afro desde el manglar, desde la raíz, transmitiendo a los estudiantes el acervo que tenemos. “En mi caso, como mujer, mi bandera es el arte, gracias al que he llegado a diferentes lugares y es ahí donde la discriminación racial y social desaparece”.
En la Fundación, gran parte de las educadoras son mujeres afroesmeraldeñas como la maestra Jesús García, que imparte técnica vocal y canto; María José Valencia, coreógrafa; y Edita Méndez, voz principal del grupo Ochún. “Siempre la mujer se ha empoderado de los espacios, reivindicando esa gran lucha de afroecuatoriana, mujer y artista”, indicó Carolina Alarcón, alumna del centro.
La fuerza de la marimba
Al ingresar en la Casa Ochún, se escucha la alegría y fuerza de la marimba. Además, es posible observar los movimientos de cadera y toda la expresión corporal de los bailarines que, al ritmo de un ‘Andarele’, ‘La Caderona’, ‘Torbellino’ y la ‘Caramba’, muestran todo lo aprendido. “Antes, no sabía nada sobre la cultura afro, no conocía la historia, las tradiciones, las leyendas que había detrás de cada movimiento de baile. Al llegar acá, entendí que la música y los ritmos provienen de nuestros ancestros”, puntualiza Alarcón.
Esta transmisión de conocimientos afroecuatorianos está muy ligada a la experiencia práctica y a la guía de un maestro. Vanesa Mendoza, educadora afroecuatoriana, señala que una vez que el alumno muestra interés, se le guía hasta que desarrolle sus habilidades y las exponga frente a sus compañeros de aula, padres de familia y habitantes de la comunidad. “Tradicionalmente, los saberes musicales y de danza se han aprendido imitando, observando a padres, abuelos y familiares”.
Actualmente, hay varias escuelas que imparten conocimientos sobre la cultura afroecuatoriana como la escuela del grupo Los Chigualeros, dirigida por el maestro Segundo Quintero; la escuela del grupo Jolgorio Internacional, dirigida por el maestro Santiago Mosquera y la escuela de arrullos y chigualos, que está bajo la dirección de Rosita Wila. Además, existen otros maestros, como Lindberg Valencia o Héctor García, que imparten sus conocimientos en las comunidades esmeraldeñas.
Con la presencia de estos grupos, y con el surgimiento de otros posteriormente, nace también un nuevo espacio de interpretación de la música y danza de marimba, el espacio público. La Fundación Ochún es un ejemplo de esto, ya que trabaja en varios espacios alternativos, que integran a diversos colectivos, como el grupo de música fusión Melanina, el grupo de danza Ochún, la Red de Mujeres Sociocultural Eleguá.
También está el Taller de elaboración Manos Hábiles, la Biblioteca Ancestral Sabiduría y Palabra de los Ancestros.
Según Nubia Zambrano, Coordinadora de CARE en Ecuador, la Fundación Cultural Afroecuatoriana Ochún, es una de las organizaciones que colabora en el proyecto Democratización, Derechos y Diálogo Intercultural en las Áreas de la Frontera Norte del Ecuador.
“Su responsabilidad principal tiene que ver con el desarrollo de acciones de revitalización y fortalecimiento sociocultural con el pueblo afrodescendiente en zonas urbano-marginales de Quito y en las provincias de Imbabura, Carchi y Esmeraldas”, señaló Zambrano.
Además, trabajan con las nacionalidades Kichwa y Awá valorizando la igualdad étnica y de género, la diversidad cultural y el diálogo intercultural. (I)