Este emprendedor participó en el festival de comida ecuatoriana Mesabe
Bayardo Ramírez empezó su negocio con apenas $ 10
“Seamos valientes: hagamos lo imposible”, dice Bayardo Wladimir Ramírez Hermosa, quien hace 10 años y con solo $ 10 dólares en el bolsillo fundó la empresa que lleva su nombre: Dulces de Higo Bayardo’s.
Aunque suene paradójico, el producto que comercializó el primer día de trabajo fueron las empanadas chilenas y no el dulce que da el nombre a su negocio.
Salió a la calle con 40 empanadas, al precio de $ 1 la unidad, y al final del día recolectó 3 veces más de lo invertido.
Cuando inició su negocio lo único que le pidió a su familia fue que confiara en él. Aunque las empanadas tenían acogida, un día decidió ensayar la preparación del tradicional dulce de higos.
Durante varios meses se dedicó a probar diferentes recetas para preparar este dulce y con la ayuda de 2 colaboradores creó su propia receta. Cuando el dulce de higos estuvo listo, lo dio a conocer a sus clientes.
Bayardo es un hombre emprendedor y aunque tiene el 90% de su cuerpo paralizado nunca se rindió. La primera venta que realizó fue con una bandeja acoplada a su silla de ruedas, en la que colocó las empanadas y recorrió las calles de Ibarra. “Al verme, las personas tal vez sintieron lástima y me compraron”, comenta.
Poco a poco, incrementó su producción y llegó a elaborar 200 tarrinas semanales de dulce de higo, y 50 empanadas diarias.
El secreto de su éxito está en la calidad de sus productos: las empanadas y el tradicional dulce están elaborados con productos naturales.
Juan Cárdenas y Edgar Chaverra son sus colaboradores y lo ayudan a preparar los productos desde las 06:00.
El dulce de higos, a diferencia de las empanadas, requiere 2 días de preparación porque se llevan a cabo diferentes procesos de cocción.
Las empanadas se elaboran con mayor facilidad; tanto la preparación de la masa como el relleno son menos complicados.
Con nostalgia, Bayardo recuerda su época de colegio y las dificultades enfrentó, ya que el acceso a la educación para las personas que tienen una discapacidad era muy limitado.
Pese a los inconvenientes, pudo estudiar y, al graduarse en Ciencias Sociales, decidió estudiar la carrera de Mercadotecnia.
“La primera vez que me dieron la materia de costos, era como si me hubiese tomado 2 botellas” bromea, en ese momento me encontraba mareado por tanto número —dice—, pero con el tiempo desarrolló la habilidad en su nueva carrera.
Bayardo no cree en los imposibles, pues asegura que los únicos límites que existen son los de la mente, y para cambiar la sociedad, primero debemos cambiar nosotros, afirma.
“Yo quisiera que los jóvenes vean en mí un ejemplo de superación”. A pesar de tener inmovilizado el 90% de su cuerpo, él dirige la empresa y, al mismo tiempo, prepara los productos. Uno de sus anhelos es estudiar la carrera de Gastronomía para mejorar la calidad de sus productos.
También sueña con graduarse de chef y no oculta su interés por aprender diferentes técnicas de cocina para, en algún momento, poder dirigir a otra persona en la preparación de sus productos.
Su trabajo ha sido reconocido a escala nacional, pues el pasado viernes 19 de junio, presentó sus productos, durante 3 días, en el Festival de Comida Ecuatoriana Mesabe, realizado en Cemexpo Quito.
Actualmente Bayardo planea posicionar sus productos, primero a nivel provincial, y luego a escala nacional. Incluso ha mantenido reuniones con gerentes de los diferentes supermercados de Imbabura.
Con entusiasmo comenta que existe la posibilidad de que pronto sus productos se comercialicen en los supermercados. (I)