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El Telégrafo
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La familia Álava brindó tras la caída de su edificio

En menos de 3 segundos cayó el edificio Álava. La detonación se realizó a las 14:00 de ayer.
En menos de 3 segundos cayó el edificio Álava. La detonación se realizó a las 14:00 de ayer.
Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
12 de agosto de 2016 - 14:40 - Redacción Web

Eran las 13:59 de ayer y cuando faltaban pocos segundos para la implosión del edificio Álava, Fabiola Bravo no dejaba de llorar.

Cuando llegó la hora indicada, una sirena dio aviso de que la detonación se realizaría. Y fue así, se escuchó el reventar de los explosivos y centenares de portovejenses evidenciaron cómo la icónica estructura cayó de golpe, en un parpadear.

Fabiola se estremeció cuando se escuchó el estruendo. “Allí viví por 16 años y ya todo quedó en nada”, dijo la mujer, quien se cambió de casa el año pasado al sector de Los Tamarindos.

Pocos metros más cerca de la estructura estaban los Álava. Pasados 7 minutos después de la implosión y cuando la polvareda se despejó, varios miembros de la familia subieron entre los escombros y cuando estuvieron en la parte más alta abrieron una botella de whisky y brindaron.

Lo hicieron para homenajear a la estructura que estuvo en pie por 37 años y que se convirtió en uno de los edificios más emblemáticos de la capital manabita, como lo destacó Carlos Toala Álava, quien residió toda su vida en el lugar.

“Estamos con el corazón partido, pero nos toca seguir adelante. Es algo muy penoso para nosotros”, aseguró.

Entre las anécdotas vividas, Carlos contó: “Nosotros esperábamos la época de Carnaval, porque siempre les tirábamos agua a quienes pasaban por aquí. Son recuerdos imborrables en nuestras memorias”.

Su tío, Ángel Álava, tenía 7 años cuando fue construido el edificio. Recuerda cómo fue el paso a paso de la construcción de la estructura.

Él también escaló el cerro de escombros y brindó por todo lo vivido en el edificio. “Toda mi vida se queda aquí, pero debemos avanzar”, manifestó este portovejense.

El desalojo y limpieza del lugar, ubicado en la avenida Pedro Gual y 1 de Enero se inició ayer. Son 3.500 metros cúbicos de material los que se deben sacar del terreno, destacó Franklin Bernal, subsecretario zonal 4 del Ministerio de Transporte y Obras Públicas.

De su parte, Javier Santos, gobernador de Manabí, indicó que “no hubo novedades en la demolición, no se presentaron daños colaterales. En menos de 2 horas quedó libre la avenida Pedro Gual y eso habla de un trabajo ordenado”.

La empresa encargada de realizar las 3 implosiones en Portoviejo fue Tragsa. El costo de los trabajos fue de $ 800 mil.

Para las voladuras controladas del edificio Álava se utilizaron 19 kilos de explosivo gel. Con esta carga, se realizaron 52 detonaciones simultáneas, lo que generó que la estructura caiga de manera uniforme. Para evitar que exista afectación ambiental en la zona, miembros del cuerpo de bomberos de Portoviejo rociaron agua y aplacaron la polvareda que se generó.

“Todo se dio en completo orden, hubo mucha colaboración por parte de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Gestión de Riesgos y las diferentes entidades vinculadas a las demoliciones”, dijo Jorge Muntasell, técnico de la compañía Tragsa.

Previo a la colocación de las minicargas explosivas, los técnicos debieron realizar cortes en la pared para separar la estructura de un edificio que está ubicado junto al de la familia Álava. Debido a esta situación, la de ayer era la implosión más complicada, destacaron los especialistas.

En los próximos días se realizará la demolición de la casa contigua al edificio Álava, con lo que se abrirá al tránsito vehicular el tramo de la avenida 1 de Enero. (I)

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