Los costos van de $ 0,50 a $ 1
Pan con helado, un manjar manabita
Alberto Medina es guayaquileño, pero lleva un año viviendo en Manta y, poco a poco, ha aprendido sobre la diversidad cultural que encierra Manabí. No solo ha aprendido sobre la gente, que es abierta a brindar apoyo en cualquier momento, sino sobre la gastronomía, que, por muchos, es considerada la mejor del Ecuador.
Es la mañana de un viernes cualquiera, de esos días en los que Medina solo espera que sean las 17:30 para irse a Guayas. Ya tiene su pasaje comprado.
Al sentarse fuera de su lugar de trabajo, este guayaco de 29 años escucha el grito de Isidro Cornejo, un hombre de más de 70 años, de voz grave y de piel quemada por 4 décadas de ventas bajo el sol playero de Manta. “¡Venga y lleve sus helados! Tengo de chocolate, el mejor helado de Manta”, dice don Isidro, quien lleva un recorrido de más de una hora en su venta.
Son las 11:25 y él estaciona su triciclo en un sector del barrio Umiña. Su buen ánimo es contagioso, siempre tiene un comentario ocurrente. Eso sí, cuando hay una chica presente sus piropos no se hacen esperar. “Señorita, la veo muy guapa hoy. De seguro un helado de chocolate le caería muy bien”, lanza Cornejo, mientras sirve una bola de mantecado a Rocío García, compañera de oficina de Medina.
Pero, para el guayaquileño, lo raro de esta venta, que puede ser la de cualquier esquina del colorido Ecuador, es que Cornejo ofrece sánduches de helado. Medina se siente extrañado, le pregunta a uno de sus compañeros si el producto es bueno. Lo ve con asombro.
Pero, ahora los sorprendidos son ellos, para quienes el helado con pan es toda una tradición. Sin pensarlo 2 veces, Medina se come un sánduche de helado de chocolate. Queda fascinado. “Esto está espectacular”, acota. Desde aquel viernes, este guayaco es cliente de don Isidro, quien cuenta un poco cómo fueron sus inicios en el negocio. “Empecé hace más de 40 años. En esa época ya se vendía helado con pan, entonces yo seguí con la costumbre y pude salir adelante. Esta es la mejor delicia salida de Manabí”, resalta.
Don Isidro dice que para preparar helado de coco le toma una hora y media, “de cualquier otro sabor, el tiempo es una hora, pero el más pedido es el de coco”, por eso lo hace en mayor cantidad. En el día vende 30 litros de su producto con el que recorre la ciudadela Santa Mónica, el sector de la 8 de Abril y el barrio Umiña. “No sé cómo antes me recorría toda la ciudad, estaba loco en esa época”, acota entre risas.
Ahondando un poco más en los inicios del sánduche de helado, las historias cruzadas entre ciudadanos mantenses concuerdan en que el primer heladero en vender su producto con pan fue Reinaldo Sánchez, quien se paraba todas las tardes en la esquina de la avenida 2 y la calle 10.
Eran finales de los años treinta, la época cuando los sombreros de estilo tostada estaban de moda y era inconcebible que una mujer anduviese sola por la calle. Eran los años de la elegancia, cuando los caballeros llevaban sus mejores trajes y las damas usaban vestidos que llegaban hasta los tobillos y cubrían todo el pecho.
Don Reinaldo murió hace más de 40 años y su hijo, Modesto, heredó el puesto de venta de helado con pan. Cuatro años atrás falleció Modesto y ahora es su hijo Richard quien prepara los sánduches de helado en la misma intersección del centro de la urbe mantense.
“Diariamente se venden más de 70 panes con helado. Es un producto que le gusta mucho a la gente. El sabor tradicional para esta preparación es el de coco”, resalta Richard, quien trabaja en el negocio junto a sus hermanos.
“Uno se va al parque central, otro se queda aquí y otro recorre la ciudad en triciclo. Mi cuñado vende en su moto”, cuenta Richard, para quien las mejores horas para la venta son las 10:00 y las 17:00.
Coincidencia en Portoviejo
Cuando Félix Vélez pasa por la esquina de las calles Olmedo y Sucre, centro de Portoviejo, detiene su marcha. Continuar su camino sería una frustración, porque para él los helados de coco son algo irresistible.
Se acerca donde ‘El Doctor’ o ‘El Capullo’ como conocen varios portovejenses a Victoriano Molina, quien vende sánduches de helado.
Victoriano se viste de blanco. Afirma que esto es para ganarse la confianza de los clientes. En el centro lleva 20 años vendiendo helados, pero comenzó antes, hace 37 años, cuando recorría las calles de la capital manabita.
A diario, desde muy temprano, ralla el coco, lo licúa, ubica el gabazo a un lado y el jugo en una máquina. Por la batida del producto debe cancelar $ 8.
Cuando el helado está listo sale a comercializarlo, eso sí, con su provisión de panes para los sánduches. Sus principales clientes son adultos. Ellos son los que más piden helado con pan. Victoriano recuerda que cuando se inició en la venta se paraba al costado de una panadería y le decía a sus clientes “póngale helado al pan que ahí sabe más rico. Entonces allí surgió la idea de implementar en mi negocio esta composición”. (I)