Punto de vista
San Gregorio de Portoviejo, siempre radiante
Se cumplió un año más de fundación de la Villa Nueva San Gregorio de Portoviejo (12 de marzo 1535), tal como la catalogó su fundador, el capitán Francisco Pacheco. El rey Carlos V ordenó la fundación de una ciudad española por su ubicación geopolítica, ya que era un lugar estratégico para los barcos que llegaban hasta el nuevo continente con víveres.
En 1534, un año antes de la fundación de Puerto Viejo, como fue llamada la localidad, el conquistador Pedro de Alvarado arrasó con las poblaciones indígenas y nativas del lugar, convirtiendo al hecho en una de las mayores masacres de la época.
Por este motivo, el rey Carlos V mandó a su mariscal Diego de Almagro a poner orden y establecer las posiciones definitivas, que encasillaron en una nueva conquista por parte de Pacheco, quien fundó la villa en este territorio.
Las primeras comarcas españolas que llegaron a Puerto Viejo fueron por el muelle de Picoazá, sitio donde los españoles encontraron el lugar ideal para su establecimiento. Sin embargo, en noviembre de 1535, el capitán Gonzalo de Olmos asumió la posición de teniente de la ciudad y la trasladó hacía al interior del río grande.
Es así como se fue forjando la grandiosa ciudad de Portoviejo, conocida popularmente como la ciudad de los ‘reales tamarindos’, lugar que albergó los más frondosos árboles de dicha fruta.
Su bandera fue establecida por el poeta guayaquileño Tomás Chávez Valenzuela. Ahí fundió el celeste y blanco de la bandera de Guayaquil (Portoviejo se adhirió a la proclama de independencia del 9 de octubre de 1820); el verde de tierra fecunda; rojo de manos aguerridas de los caídos por la libertad; y el blanco gestor de la paz y la unidad.
Fue el Padre Alfonso Egües quien compuso la letra del Himno a Portoviejo, una de cuyas estrofas, con amor, presentamos:
Castellana de origen, un día
Te acunaron los brazos del mar,
Y en tu surco aborigen surgía
Nueva raza de empuje vital.
Tiempos memorables hemos vivido los portovejenses, que con ímpetu y esfuerzo hemos luchado día a día para ver cristalizados nuestros sueños y metas. Que a pesar de los modernismos contemporáneos, hemos mantenido las raíces, el ser manabas, que con pico, pala y machete, hemos ido construyendo la ciudad que todos queremos.
Un año más de gloria, un año más de virtud. Mi homenaje eterno a mi cálida y acogedora ciudad, que con los brazos abiertos recibe a cualquier visitante que venga con las mejores intenciones de construir un Portoviejo mejor, en beneficio del bien común de todos y todas. (O)