Salvares celebra 15 años en formación de héroes
Con vestimenta cómoda de colores llamativos (amarillo y rojo) Diego Casquete camina por la orilla de la playa El Murciélago, de Manta, con una boya entre sus manos, sin esquivar los rayos del sol.
Trabaja en prevención e informa a los bañistas hasta dónde pueden ingresar en el mar (considerando el estado del océano). De su mente no se borran muchas vivencias que ha experimentado como rescatista.
Él forma parte de la Fundación Salvares, colectivo que el pasado 2 de septiembre conmemoró 15 años de trabajo con la comunidad mantense y que en los últimos 1.095 días (tres años) ha cumplido con la meta de mantener la playa libre de personas ahogadas, lo cual lo ratifica el presidente del ente, Pablo Banguera.
“Eso se debe al trabajo constante; nosotros patrullamos, hacemos tareas de prevención y hablamos con las personas; se crea esa cultura de que el agua debe llegar máximo a la cintura”, señala el dirigente.
También integran Salvares los guardavidas Leonardo Ortiz, Kevin Quijije, Bryan Banguera, Derian Palma, Miguel Reyes, Ricardo Pin, Juan Delgado y Elvia González.
Banguera rememora que antes de la creación de la fundación ya había rescatistas en la playa El Murciélago (catalogada como una de las más peligrosas del país).
Los miembros realizaban esta tarea sin percibir un rubro económico, pero a medida que adquirieron responsabilidades en sus vidas optaron formar el ente y luchar por tener un ingreso, lo cual lo lograron.
En la actualidad los integrantes perciben una remuneración (por servicios prestados); el siguiente paso en esta década y media de esfuerzos es lograr seguridad social.
Yanela Intriago, turista de Portoviejo, conoce la labor que estos jóvenes realizan en la playa porque a menudo visita El Murciélago. “Ellos hacen sentir seguros a los bañistas. Los turistas pueden ingresar al mar con la seguridad de que hay personas que están pendientes de ellos”.
Mientras se apresta a subir a un bote kayak, la mujer insiste en que “es bonito contar con este apoyo hacia la comunidad”. Ese criterio lo comparte la mantense Mirian Loor, que espera que no solo esta playa tenga rescatistas, sino también las otras de la ciudad (son 12 balnearios).
Banguera confirma que esta playa es la que cuenta a diario con salvavidas; no obstante, balnearios como San Mateo necesitan de este servicio. No hay torres. “Una de nuestras metas en estos 15 años es apuntar a que el Municipio contrate salvavidas para esa playa, pues considera que en la parroquia hay personal capacitado”.
Salvares obtuvo un reconocimiento de la International Life Saving (ILS) -Federación Internacional de Salvamento y Socorrismo- en 2006. “Al ser reconocidos podemos dar clases de guardavidas”, expresa Banguera.
De los cursos de salvavidas júnior que ofrecen salieron los rescatistas Kevin Quijije, Bryan Banguera, Miguel Reyes y otros más que son voluntarios.
Leonardo Ortiz considera que ser rescatista es su forma de darle gracias a la vida. “Amo este trabajo”, señala; Ortiz es además profesional en comercio exterior.
Los rescatistas actualizan constantemente sus conocimientos y los entrenamientos físicos son permanentes para enfrentar los retos en el mar.
“Esta labor requiere de esfuerzo físico explosivo, por eso la jornada diaria de salvavidas no pasa de seis horas”, explica Ortiz. Los salvavidas se encuentran desde las 08:30 hasta las 18:00 y cumplen turnos en dos grupos.
Los miembros de Salvares trabajan con herramientas limitadas. El ente carece de moto acuática, cuadrón, equipos de primeros auxilios, faltan aletas y visores que facilitarían las tareas, según Casquete.
En esta década y media han escuchado muchas veces las gracias de personas que han sido rescatadas o de familiares, ello los animan a continuar en esta tarea.
El pasado 24 de agosto en la playa El Murciélago ocho salvavidas, más dos voluntarios, rescataron a más de 15 personas que fueron arrastradas por la corriente.
“Cuando salimos escuchamos fuertes aplausos de los turistas”, explica Kevin Quijije.
Casquete resume que la tarea de salvavidas es ardua. “Son tantas historias las que vivimos. Recuerdo uno de esos rescates que me impactó. Fue la de dos niños que se ahogaban; cuando llegué a ayudarlos me percaté de que uno de ellos tenía a su padre del cabello. Todos salimos del mar, el hombre recibió atención y se salvó”. (I)