Al llegar a la terminal terrestre de Manta y querer saborear comida típica con sazón de campo como un seco de gallina, un seco de carne o quizás un clásico filete de pescado asado al carbón, uno de los sitios que tienen mayor acogida es el restaurante Rosita, de Rosa Burgos.

“Hace 13 años que trabajo en un local de la terminal y cada vez que me preguntan dónde se come bien, recomiendo inmediatamente a doña Rosita. Ella es una mujer de campo y sabe cómo atender a su clientela”, comenta la comerciante Vitalia Fuárez.

A sus 58 años, doña Rosita ha entregado más de la mitad de su vida a la cocina para satisfacer el paladar de los visitantes y coterráneos. Para ella la frase “barriga llena, corazón contento” es la base principal de su atención al cliente.

“Soy una mujer de campo, llegué desde Santa Ana y formé este negocio 24 años atrás, con esto he desarrollado a mi familia, quienes también apoyan en el comedor”, dice Burgos, mientras sirve un cerro de arroz para acompañar a una sopa de pescado a uno de sus comensales.

Rosa es muy conocida en su sazón, por lo que también la contratan para parrilladas en eventos y fiestas. “Una persona que siempre me solicita para sus eventos es el exalcalde de Manta, Jaime Estrada, entre otros personajes; tengo mucha experiencia en este tipo de servicios”.

Sus clientes principales en el comedor son principalmente los transportistas de las cooperativas que llegan al lugar.

“A mi mamá la buscan de todos lados, siempre llega gente a Manta y vienen directo aquí a comer bien”, indica Jahaira Sabando, hija de Rosita y que labora con ella desde hace 12 años.

Cada mañana, Burgos hace las compras para el día. “Lo básico aquí es tener todo fresco”, resalta esta santanense, que atiende en su local de 10:00 hasta las 23:00. “Gracias a Dios nunca me faltan clientes, debe ser por la sazón y porque a todos los trato con cariño”. (I)