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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Buses no permiten que el tránsito fluya con normalidad por las calles aledañas

Portoviejo, a la espera de una nueva terminal

Cuando se construyó la actual terminal terrestre, 27 años atrás, la zona donde fue ubicada quedaba en las afueras de la ciudad. Sin embargo, hoy es uno de los sectores más transitados. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
Cuando se construyó la actual terminal terrestre, 27 años atrás, la zona donde fue ubicada quedaba en las afueras de la ciudad. Sin embargo, hoy es uno de los sectores más transitados. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
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Juanita Zambrano viaja diariamente desde Portoviejo hasta Chone, donde trabaja, pero lamenta que su jornada no empiece de buena forma, ya que el ambiente que tiene que vivir en la terminal terrestre de la capital manabita la llena de desánimo.

Zambrano destaca que la actual infraestructura no ofrece las garantías necesarias para la atención al público, tanto en higiene, como en seguridad. Aunque en las últimas semanas los robos en el sitio han bajado gradualmente, gracias a la presencia de guardias municipales.

Esta usuaria resalta, además, que la ubicación no es la mejor para este tipo de funciones, ya que la terminal está rodeada de edificaciones que impiden el rápido flujo vehicular, ocasionando un caos en pleno centro de la urbe.

Pero no solo Zambrano eleva su voz de alerta sobre esta situación, son varias las personas que indican que llegar hasta la terminal en la mañana es un tema que genera inconformidad.

En 1980, Portoviejo se encontraba con la misma necesidad de ahora, de un nuevo distribuidor de transporte. En aquella época, el local construido llenó las expectativas del momento, pero en la actualidad no abastece las necesidades de los miles de usuarios que a diario emplean sus servicios.

Leonel Cedeño, alcalde de Portoviejo en el período 1984-1988, fue quien inauguró la edificación de la actual terminal (en 1987).

Esta obra había empezado a construirse durante la gestión de Vicente Mendoza, indicó Jaime Alarcón quien fue jefe del Departamento de Edificación del Municipio en aquella época.

Alba Zambrano recuerda que cuando se inauguró la obra eran pocas las cooperativas de transporte existentes. Cuenta que alrededor del naciente distribuidor no había muchas casas y edificaciones, “para la época quedaba alejado del movimiento de la ciudad”, dice. En la actualidad esa realidad ha cambiado y la terminal se encuentra rodeada de edificaciones y de 2 calles muy transitadas, como son la 15 de Abril y la Avenida del Ejército.       

Por su parte, Ricardo Arboleda, administrador actual de la terminal terrestre de Portoviejo, está consciente de que la ciudad necesita una nueva edificación, ya que la actual “está colapsada”. “Estamos en una fase de saneamiento de todos los servicios básicos, además de reforzar la seguridad y de pintar la edificación para que luzca agradable y sirva hasta que se construya la nueva terminal”, indica.

En una visita al lugar, Agustín Casanova, alcalde de la ciudad, revisó las falencias de la edificación. Uno de los mayores problemas que detectó el funcionario fue el desorden de las personas que buscaban vender boletos en las afueras de las oficinas de las cooperativas. Ante esta situación, Casanova ordenó que los llamados ‘enganchadores’ sean retirados del lugar.

Además, en el tema de la seguridad, ordenó que se aumente el número de guardias. Anteriormente había 3 celadores y ahora hay 6.

Transportistas, inconformes con el desorden en las frecuencias

Eduardo Burgos, gerente de la Unión de Cooperativa y de Transporte, piensa que ya la terminal cumplió con su ciclo de uso. Afirma que no abastece las necesidades de los usuarios y que las cooperativas y las frecuencias se han incrementado. El transportista indica que no hay un orden con respecto a la llegada de buses, por lo que no se puede dar un dato estadístico acerca de cuántos vehículos llegan a diario al lugar.

Burgos expresa que la cooperativa Coactur tiene 177 frecuencias diarias en la terminal, además estima que cooperativas como Reina del Camino, Rutas Portovejenses, Reales Tamarindos, entre otras, han duplicado y hasta triplicado sus frecuencias en comparación con sus inicios.

Algunos dueños de buses han optado por dejar sus vehículos fuera de la terminal, sobre la calle 15 de Abril. Este es el caso de Carlos Gómez, afiliado a la Unión de Cooperativa, quien tiene que pagar un guardia, porque su unidad es una de las tantas que se queda fuera del lugar.

Según Gómez, el espacio destinado para su cooperativa ya es demasiado pequeño para la cantidad de buses que existe y cree que la mejor opción es que la terminal se ubique en otra parte o de 3 pisos, porque la actual es muy pequeña para la demanda de buses.

Luis Loor, propietario del comercial El Conquistador, acota: “Lo que necesita Portoviejo es una terminal de primer nivel, que cubra nuestras necesidades y que sea digna de la capital manabita”.

DATOS

La terminal terrestre de Portoviejo fue inaugurada en 1987 en la alcaldía de Leonel Cedeño, pero su construcción se inició en el periodo de Vicente Mendoza.

El lugar cuenta con 54 locales comerciales de artículos varios.

Son 29 cooperativas las que tienen base en ese distribuidor de vehículos.

La terminal tiene 58 comedores, casi todos ofertan comida típica.

Hay 12 baterías sanitarias, pero la mayor parte no está en buen estado.

 

SOCIALIZAN PLAN PARA MEJORAR EL NIVEL DE ATENCIÓN

Con el objetivo de mejorar los servicios extras que ofrece la terminal terrestre de Portoviejo, personal de la Agencia Nacional de Regulación Control y Vigilancia Sanitaria (ARSA) y de la Dirección de Turismo del Municipio han llevado a cabo capacitaciones dirigidas a los comerciantes del lugar.

Las charlas del ARSA estuvieron enfocadas a las personas que expenden alimentos. Se hizo hincapié en la preservación de alimentos, la utilización de trampas de grasas y el control de plagas, entre otros.

De su parte, el personal municipal habló acerca de las normas de orden, limpieza e higiene, así como de la imagen del establecimiento.

Raúl Zavala, director de Turismo del GAD Portoviejo, indica que es fundamental realizar un trabajo articulado entre las dependencias municipales para impulsar y sustentar los cambios positivos en el lugar.

Las capacitaciones que reciben las personas que trabajan en el sitio sirven como un análisis para identificar los problemas latentes y así corregir inconvenientes de tipo sociológico, productivo y de comercialización.

Lo que se intenta cambiar, según Tania Chévez, promotora turística municipal, es la imagen pública tanto de los locales como de las personas que atienden, así como los problemas de contaminación y preparación de alimentos.

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