En un sector céntrico Franklin Marcillo, Lauro Ávila y Humberto Vera conversan de cosas de la vida. Se acuerdan de todo y de cómo era antes Pedro Pablo Gómez, parroquia rural de Jipijapa. Hablar de esta jurisdicción los inspira. Los 3 indican que la localidad cumplirá 100 años como parroquia el 24 de octubre de 2017. Están animados.

En el diálogo Franklin se traslada a su infancia. “A esta tierra la llamaban la cafetalera de Jipijapa. Este era ‘la pepa’. Aquí algunas personas de afuera se hicieron millonarias. El producto salía a Jipijapa o iba directamente hasta Manta y otras localidades”. Incluso existen personas que afirman que había una pista para avionetas que aterrizaban y llevaban café a otros lados.

Basta recorrer la principal calle de esta parroquia y alzar la mirada para observar enormes viviendas que se levantaron en la época en que este producto dejaba réditos. Todo se compaginaba, porque en la parroquia la principal vía era el carretero que llevaba hasta el puente Banchal para tomar la ruta a Guayaquil como lo rememora Lauro Ávila. “Pasaban carros de Chone, Portoviejo y Manta que se dirigían a la ‘perla del Pacífico’, hasta que desviaron el carretero por Cascol”, dice.

Menciona que en 1956, cuando falleció su papá, se trasladó a Guayaquil a retirarlo, y ya en esa época se comenzaba a lastrar la vía que en la actualidad es la que lleva a la provincia del Guayas. “En esos años recuerdo que la producción cafetalera todavía era buena. Pero luego se fue abajo cuando las personas comenzaron a migrar. Fue como en 1966 cuando comenzó a decaer debido a la sequía”, señala.

Ávila comenta que los habitantes de la parroquia se fueron a trabajar en otro lado. En 2000 apareció la plaga llamada roya, y 2 años antes la corriente de El Niño dañó plantaciones. “El Gobierno de ese entonces no hizo nada”, señala.

De aquellos tiempos también se acuerda Segundo Morales (77 años), un agricultor que pese al paso del tiempo insiste en no dejar morir aquellas tierras cultivables. Avanza en su comentario, pero no quiere dejar de lado lo que dijeron sus 3 coterráneos cuando él fue un hombre que sembraba café. “Nosotros vivíamos de este producto aquí era la sultana del Café. Venía harta gente de afuera con negocios porque había plata. Vivían personas de la Sierra que vendían vestimenta a los habitantes y visitantes. Los comerciantes aprovecharon el buen momento de los cafetaleros”, dice.

A sus plantaciones como a las demás les cayó la plaga antes mencionada y de allí se acabaron sus días de siembra de esta semilla, eso hace 16 años. Pero no se quedó de brazos cruzados y comenzó la siembra del maíz. “El quintal está a $ 18. En comparación con el café que no da mucho”, destaca el hombre que tiene una finca en el sector San Gregorio, ubicado a 15 minutos del centro de Pedro Pablo Gómez.

El maíz que cosecha lo vende por quintales en el cantón Paján y también, en menor cantidad, en Jipijapa. “Ahora con estos tiempos a veces se gana, a veces se pierde. El año pasado me fue mal. En agricultura se gasta bastante porque hay que hacer desmonte, sembrar, comprar los abonos y todo. Gasté $ 1.500. Salí a pérdida por eso este año no quise invertir”, señala el hombre que nació en esta jurisdicción y que logró, gracias a la agricultura, criar a sus 8 hijos. Por el momento está dedicado al negocio de la venta de caña y leña —cuenta— mientras se retira a su casa a aprovechar el clima que dice que siempre es fresco.

Lugares atractivos

Cascadas, petroglifos (diseños simbólicos grabados en roca), un corredor turístico en el recinto Casas Viejas donde hay un mirador y un lugar donde se puede recrear la vista con el correr de un río grande son, entre otros, los atractivos que tiene la parroquia Pedro Pablo Gómez.

Betty Miranda, habitante y secretaria del Gobierno parroquial, indica que hay una cueva en el recinto La Curia y cascadas que no han sido exploradas. Cuenta que en la cabecera parroquial habitan 822 personas y con los demás recintos suman 3.702, según el censo de 2010. En esta parte céntrica las casas antiguas altas son el atractivo. Aquí cada habitante habla con orgullo de su localidad que sabe su historia y su presente.

Víctor Pita, presidente del Gobierno parroquial, resalta que entre los lugares más atractivos de esta localidad está la cascada de Maryland (ubicada dentro de una hacienda que lleva este nombre). La cascada mide unos 150 metros y está dividida en 3 caídas en forma de escalera. “Nosotros estamos haciendo un trabajo con el prefecto de Manabí, Mariano Zambrano; en el que se comprometió a ayudarnos primero en la vía hasta este sector en un doble riego, y de allí a la cascada, que son alrededor de 3 kilómetros, va a ir lastrado”.

En el lugar está previsto hacer un patio de comidas y ubicar baterías sanitarias para atender a los turistas. “Recién el año anterior que el prefecto nos ayudó con maquinarias se pudo abrir una vía a la cascada ‘Los tres saltos’ de Maryland; siempre estuvo allí, pero era para un turismo de aventura”, resalta. Para llegar a ese destino había que caminar bastante, la gente llegaba, pero al regreso era lo duro, porque había que subir lomas.

El proyecto que tiene planificado con el Gobierno Provincial de Manabí se empezará a trabajar una vez que pase el invierno. “Luego vamos a trabajar con el Municipio de Jipijapa, para que nos ayude, porque queremos hacer los senderos y brindarle al turista una buena atención”, dice.

El año anterior, desde agosto hasta noviembre, visitaron la cascada aproximadamente 10 mil personas. Se abrió camino, se vendió algo de comida pero no había vestidores. “Estamos trabajando para mejorar todo”, indica.

La dirigencia de la jurisdicción está concentrada en mirar, entre otras cosas, el turismo. “Las planificaciones que se tienen para la cascada van a permitir crear fuentes de trabajo. Nosotros en la parroquia tenemos muchos lugares hermosos que vamos a seguir trabajando pero debemos comenzar con algo y es potencializar las cascadas. Hay otras con la misma dimensión”, explica el dirigente luego de un recorrido realizado con personal del gobierno provincial.

Pita señala que este tipo de trabajo que se está haciendo con la prefectura se realiza previo a los 100 años que cumplirá como parroquia Pedro Pablo Gómez en 2017. “Queremos festejar a lo grande”, señala. En el lugar se sembrarán árboles frutales; hay una asociación que va a trabajar allí y que se va a encargar de mantener limpio el sector”.

Agua las 24 horas

Betty Miranda tiene agua las 24 horas. En esta localidad -asegura- no sufren la falta del líquido que llega a los hogares a través del sistema de agua entubada. “Es un agua excelente”, destaca.

Se está haciendo un trabajo con los directivos de la Junta de Agua quienes consiguieron recursos con una fundación de Bélgica para mejorar este servicio y que pase a ser agua potable. En este lugar lo que falta es el alcantarillado.

Víctor Pita indica que sectores como el 25 de Septiembre y La Merced son los únicos que tiene el servicio. La mayoría de los gomences tiene fosa séptica, no obstante mucha gente se ha conectado directamente al río, lo que ha generado un problema. Se han enviado solicitudes para trabajar con entidades y verificar que todas las casas tengan pozos, porque están contaminando el río.

“En la cabecera parroquial hay una cascada donde la mayoría ha aprendido a nadar, como en mi caso, pero ahora no podemos ir porque el agua está contaminada. Queremos recuperarla, hay que ir paso a paso”.

José Chachay del sitio La Cantora es un eterno enamorado de su natal Pedro Pablo Gómez. Él recorre su pueblo en moto y cuando puede hace fletes hacia las comunidades. Hasta la cascada de Maryland cobra $ 3 cuando es verano. Ahora en invierno no ha ido, porque no puede entrar con su vehículo; quienes acceden allá deben hacerlo en caballo o a pie. “A los visitantes les digo que sigan viniendo, que esta parroquia es bonita y muy histórica por ser la verdadera sultana del café”, sonríe.

Otro personaje que se siente orgulloso del lugar es Humberto Vera. Narra que la localidad tiene mucho que brindar. Destaca que de aquí ha salido un sacerdote, su nombre es Jorge Nazareno y está en el extranjero.

Según la historia esta localidad se la conocía antes como Potrero Nuevo y pertenecía a Julcuy. Pero el 24 de Octubre de 1917 fue elevada a categoría de parroquia rural con el nombre de Pedro Pablo Gómez en memoria de un ciudadano jipijapense. Se posesionó en esa época como primera autoridad parroquial representante del poder ejecutivo, Robert Sánchez. (I)