En la urbe se levanta una edificación que acogerá a 300 personas mayores de 65 años
Pedro mantiene su buen ánimo gracias a las tertulias matutinas
Los días de sembrar la tierra y sacar cosechas no se han ido de su mente. La palabra agricultor la emplea con verbos en presente, sobre todo al mirar su finca. A sus 90 años, Bolívar Pinargote todavía ansía adentrarse en el campo y trabajar.
Sus manos, que ya dejaron hace varios años el labrado de la tierra, ahora hacen manualidades. Desde hace 10 meses aprendió a ensartar una aguja y pegar un botón.
Su tiempo ahora lo invierte en acudir de lunes a viernes al Centro Geriátrico en el Patronato. Ahí se entretiene mientras adquiere conocimientos, conversando, compartiendo, haciendo taichí, yoga y bailoterapia, entre otras actividades.
Como Bolívar, hay cientos de adultos mayores en Manta que han decidido salir de sus casas para recrearse. El parque central es otro de los sitios predilectos que tienen para compartir, como lo hacen 15 personas, que, desde hace varios años, se reúnen a diario en las bancas del lugar para hablar de los temas del momento, ya sean deportes, política y religión, entre otros.
En ese lugar está Jorge Valencia, quien a sus 65 años es nuevo en el grupo. Cuenta que él llega a las 11:00 al parque, “pero hay otros amigos que están aquí desde las 09:00 o antes. Uno de esos debates que sostuvieron en esta semana fue el partido que Barcelona ganó a Universidad Católica (3-1).
“Barcelona ganó, pero lo hizo jugando muy mal”, indica Jorge.
Pedro Arce, un expescador de 85 años, cuenta que el conversar con otros adultos mayores es una rutina que lo mantiene saludable. “Si no tengo mi diálogo continuo con mis amigos, me pongo con los brazos cruzados y no me divierto; de esta manera, mi mente trabaja mejor”.
El periodista jubilado Efraín Zavala, de 70 años, es parte del grupo de Arce y Valencia. “Aquí el chisme está a primer orden del día”, expresa mientras sonríe.
Otros de los continuos visitantes de las bancas del parque central son Manolo Alvarado, Galo Pico, Pancho Suárez, Jorge Ruperti, Juan Alvia y Pepe Luzardo.
Manolo (81) perdió a su esposa hace 4 años. Indica que entablar la amistad con quienes llama ‘los chicos del parque’ le ha ayudado a mitigar el dolor de su pérdida.
Para el psicólogo Vicente Santillán, en el Centro Geriátrico de adultos mayores del Patronato se han obtenido resultados positivos.
Entre sus pacientes está Carlos Zambrano, de 72 años, quien llegó con una depresión creada por motivo de un accidente de tránsito. “Estaba con una ansiedad, que no tengo palabras para decirle en el estado que yo vine, pero llegué mal... y ahora estoy muy bien”, dice Carlos, choneño radicado en Manta.
Asiste desde hace un año y las actividades le han ayudado mucho, dice.
Francisco Murillo (78) es uno de los visitantes continuos del geriátrico. “En este lugar he aprendido a hacer de todo. Aquí nos dan cariño, amor y no nos falta nada”.
Con él coinciden Gladys López y Piedad Santillán.
Las instructoras Vicenta Delgado y Mayita Aveiga resaltan que los asistentes tienen un excelente aprendizaje. A Teresa Tumbaco (84) la soledad no le hacía bien, la “estaba matando”, pero su situación que cambió desde que acude por las mañanas al Patronato.
Tatiana Zambrano, directora del lugar, acota que el trabajo con las personas de la tercera edad lleva más de 10 años en ejecución. “Queremos que el adulto mayor se sienta parte de la familia”.
La institución tiene un convenio con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) para la atención de 75 de 120 ancianos.
Russell Vera, subdirectora de Centro Geriátrico, explica que se asisten a 600 adultos mayores en la ciudad, tanto a domicilio como en espacios alternativos. El próximo año se inaugurará un nuevo centro de atención para 300 personas mayores de 65 años, en Urbirríos. (I)