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El Telégrafo
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Los mejores literatos locales están inmortalizados en el paseo josé m. egas

Manta vive su evolución poética desde los 70

Foto: Rodolfo Párraga/El Telégrafo
Foto: Rodolfo Párraga/El Telégrafo
21 de septiembre de 2014 - 00:00 - Joselías Sánchez Ramos. Historiador

Para hablar del desarrollo del movimiento poético de Manta a partir de la década del 70, hay que hacer una mirada en retrospectiva compleja que, bajo un enfoque cualitativo, resume tres generaciones de poetas: una que concluye, otra que irrumpe y una última que asume el liderazgo poético en el presente siglo.

Para hablar de este tema, primero nos debemos plantear una pregunta: ¿Qué es la poesía?, lo cual quiero responder con la afirmación del joven poeta mantense, Alexis Cuzme, para quien “la poesía es un trabajo de resonancia y trabajo en la palabra.” Esa resonancia crea emoción y esa emoción es la poesía.

La década del 60 fue de gran desarrollo para la ciudad en ámbitos de servicios básicos, se construyó el puerto. Además, la localidad cuenta desde aquel entonces con el estadio de fútbol Modelo, hoy llamado Jocay. Eran días de prosperidad.

Señalamos como factores dinámicos del desarrollo poético de Manta al Grupo Cultural Manta, que apareció en 1965; al Colegio Nacional Cinco de Junio y al grupo La Cueva; a las páginas culturales de los medios impresos: Revista Manabí, El Mercurio y El Sol; y a la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, con los talleres literarios y su editorial Mar Abierto.

Para 1970 Manta era ya una ciudad en expansión. El Grupo Cultural Manta se convirtió en el crisol de la cultura poética y en su derredor reúne a lo más destacado de la cultura nacional. Cito a Josefa Mendoza de Mora, Angélica Flores Zambrano, Teresa Macías de Hernández, Inés Flor, Hugo Mayo, José María Egas, J. Viliulfo Cedeño, Jorge Cevallos Calero, Jorge Centeno Medranda, Colón Abeiga.

Fuera de este grupo siguen vigentes los poetas Luis Espinoza Martínez (Lupi) y Jorge Emilio González. Todos son autores que aportaron una nueva sensibilidad al quehacer poético. Su formación intelectual muy amplia se demostró en la preocupación que tenían por el lenguaje y por el poema en sí como creación autónoma. Su compromiso siempre fue con la poesía.

En 1980 asumió la presidencia del Grupo Cultural Manta Vicente Cuesta Ordóñez, quien es un escritor y poeta infatigable. Su último libro de poesías Por los rincones del tiempo – Sonetos de una vida fue publicado en 2013. La poetisa Inés Flor, otra expresidente del Grupo, publicó su poemario en 2010.

Generación de La Cueva

A mediados de la década del 70, cuando se vivían los años de la dictadura en el país, profesores del Colegio Nacional 5 de Junio se reunieron alrededor del maestro Guillermo Navia, un nihilista del pensamiento en el criterio del poeta Stalin Valdivieso.

Navia acondicionó una buhardilla en su casa de Las Villas del Seguro para reunir a estos diletantes. Es el grupo La Cueva que surgió como reacción al Grupo Cultural Manta, al que consideran un movimiento de élite. Es la época de los profesores literatos: Navia, María Antonieta Andrade, Bolívar Andrade, Pepungo Cevallos.

Junto a Guillermo Navia surgieron otros poetas, como Manuel Paredes, Lenín Arroyo, Carlos Fuentes, Gustavo Cañizares. Realizaban una poesía de testimonio, comprometida, ideologizada, contestataria, buscando el realismo coloquial directo y comprometido.

La generación de los talleres

Desde 1985, la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabírepresenta una ruptura en el quehacer intelectual del puerto, ya que arrancan los talleres literarios dirigidos por Miguel Donosoy Pedro Gil Flores.

Financiado por el Banco Central, el escritor y poeta Miguel Donoso Pareja establece en Manta el primer taller literario que, entre 1988 y 1992, contó con la presencia de Víctor Arias, Franklin Briones, Pedro Gil, Ramón II Zambrano, Libertad Regalado, Liliana Arcentales, Patricio Lovato, entre otros.

De los concursos de poesía que convocó el Departamento de Cultura de la Uleam surgieron nuevos diletantes de la poesía. Cito a Galo Holguín y Édgar Tomalá.

Aunque destacaba como narrador, la poesía de Arias retumbó desde el principio por la sonoridad de sus versos, la sensualidad de sus sentidos, su libertad creativa y lo trascendente de sus imágenes dibujadas con palabras, las que muchos musitan en voz baja, pero que Víctor las amplifica para comunicar el paroxismo del amor y los espacios tiernos de la posesión.

Libertad Regalado asombró con su poética que describe el amor y la consonancia del realismo femenino mientras, casi en esa misma época, en Estados Unidos comenzó a destacar la poetisa mantense Bertha Mendoza, quien fue galardonada por la Asamblea Nacional en 2013.

Fueron los tiempos de la poetisa Liliana Arcentales, hoy jueza, a quien alguna vez su hijo le preguntó: “Está bien mamá, cumpliste tus sueños en el área de la justicia, ¿y tus sueños de poeta, qué?

Otro de los grandes exponentes de aquellos años es John Milton Palma. Fue una década de poesía vanguardista, que se rebeló contra las reglas, cuestionando la poesía contemplativa y buscando significados nuevos en sus construcciones. Fue la poesía de la innovación.

Pedro Gil Flores

Desde 1989, Pedro Gil empezó a erguirse como un poeta diferente, cuando publicó su primer poemario Paren la guerra que yo no juego, resultado temprano del taller literario de Miguel Donoso. En principio, publicó su obra en la Casa de la Cultura del Guayas.

Luego, el poemario llegó a manos del crítico Hernán Rodríguez, quien se sorprendió de la poesía sin poses de intelectualismo, pero que desbordaba por su altanería poética y sus versos irreverentes.

La acogida de Gil Flores en el país fue extraordinaria, menos en su Manta natal, destacó la editorial Mar Abierto, donde se publicaron otros poemarios de este autor, que recuerda a Hugo Mayo y su vanguardismo. Sin dudas aplaudido por la crítica internacional.

Pedro Gil Flores, hombre sencillo que escribe desde los 13 años. Es un poeta del infrarrealismo, que rechaza la postura tradicional de la poesía, alguien en el que predomina el intimismo y la subjetividad para construir una poesía basada en recuerdos de la infancia y adolescencia, recuerdos que se endurecen con la realidad circundante de una sociedad que se resiste a la revisión de su moral y sus paradigmas.

El siglo XXI

En 2000,Pedro Gil comienza a configurarse como el poeta mantense del momento. Publicó nuevos poemarios: He llevado una vida feliz, Sano juicio, 17 puñaladas no son nada y Crónico.

Dictó talleres literarios, de los cuales surgió una nueva generación de poetas, como Roxana Delgado Perero, Alexis Cuzme, Ernesto Intriago, Diana Zavala o Yuliana Marcillo.

Alexis Cuzme forma parte de la generación que va contracorriente, más allá del amor, generación poética que escribe en un lenguaje descarnado, más vivo, más real, construyendo una poesía de escenarios poco habituales. Su poemario Trilogía de la carne, retrata una urbe sobrecargada de sicariato, suicidios pasionales, secuestros, robos.

En las redes sociales, los jóvenes de Acción Poética Manta ejercen la poesía visual en paredes virtuales. Se pueden encontrar líneas como “A esta vida le faltaba un nosotros”, “Si habito en tu memoria no estaré solo”, “Hace frío sin ti, pero se vive” o “Si no tardas mucho, te espero toda la vida”.

En otra línea, con otro estilo a lo europeo, surgió el mantense Guillermo Balda, que se hace llamar ‘Pedro Rosa’, mezcla de los nombres de sus padres. Su poesía tiende a la filosofía.

Esta es la evolución literaria en Manta, ciudad que tiene autores que están superando el nihilismo de la posmodernidad poética.

DATOS

La poesía modernista de los años 70 se transformó en poesía contemporánea para desembocar hoy en un posmodernismo poético, con predominio del infrarrealismo.

El infrarrealismo es un movimiento poético que, con un lenguaje descarnado, tiene como consigna “volarle los sesos a la cultura oficial”, desde escenarios poco habituales para producir poesía.

En este siglo de la tecnología y de la ciencia, los jóvenes de Acción Poética Manta difunden su metapoesía y su poesía visual en las redes sociales.

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