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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Datos históricos certifican el 4 de noviembre de 1922 como la fecha de cantonización

Manta, una urbe que resume pasados, vive presentes y configura futuros

El pasado miércoles se realizó el develamiento de fotografías históricas de la ciudad, relacionadas con la oficialización de Manta como cantón. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
El pasado miércoles se realizó el develamiento de fotografías históricas de la ciudad, relacionadas con la oficialización de Manta como cantón. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
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Este escrito es una humilde contribución a la comprensión histórica de la cantonización de Manta para concluir que el 29 de septiembre de 1922 no es la fecha ni “el día en que Manta se hizo cantón”.

Ya que recién el 8 de octubre de 1922 fue que los mantenses se reunieron alrededor del procurador Carlos Cevallos Barreiro, para escuchar la lectura del Decreto de Cantonización de su ciudad.

Con mucho respeto les planteo 2 preguntas: ¿cuándo se convierte Manta en cantón de la República del Ecuador?, ¿cuál es el sentido de la historia? Manta como cantón es una microhistoria de 100 años de vida que comienzan, aproximadamente, en 1912.

Para inicios del siglo XX y con cerca de 2 mil habitantes, Manta es parroquia del cantón Montecristi. Por esos años, Montecristi es la capital económica de la provincia, el centro del comercio de importación, exportación y cabotaje e incluso de la aduana. Sus puertos son Manta, Bahía de Caráquez y Jaramijó. En 1861, Montecristi se convierte en capital de la provincia por un terrible incendio que sufre Portoviejo. Seis años más tarde, en 1867, Montecristi es devastada por otro incendio y Portoviejo recobra su condición de capital provincial.

La parroquia Manta contaba con importantes casas comerciales y una población cosmopolita con gente que venía de todas partes, huyendo de las luchas montoneras, de los incendios o del exterior en busca de nuevas oportunidades. En 1905 se establece la Casa Tagua, filial de la Tagua Handellschaft.

La información estadística del movimiento por el puerto de Manta es de tal importancia en 1911 que se lo califica como el segundo puerto de la República. Las recaudaciones por su aduana eran altas y se distribuían entre el erario nacional y el Municipio de Montecristi.

A pesar de aquello, la parroquia Manta era desatendida en sus necesidades, situación que llevó a sus habitantes, primero a solicitar y reclamar, y finalmente a pensar y gestionar su autonomía cantonal.

El general Eloy Alfaro fue asesinado el 28 de enero de 1912. Los alfaristas de Manta constituyen el partido de Los Rojas. Ascario Paz Bonilla, uno de sus líderes, con 32 años, es también uno de los líderes de la cantonización.

Primer comité

El 18 de julio de 1912 se reunió una considerable cantidad de ciudadanos que deliberan la conveniencia de pedir a la próxima legislatura la cantonización de Manta. Se organizó el Comité Cantón Manta, y se eligió como presidente a Ascario Paz Bonilla.

Un año después comenzó a funcionar el ferrocarril Manta–Santa Ana, incrementándose la prosperidad de la parroquia. En septiembre de ese mismo año, la Cámara de Diputados rechaza el proyecto de cantonización y desata una virulenta reacción del cantón Montecristi, a la que se suman el Arzobispo Federico González Suárez, el diputado Sergio Domingo Dueñas y el político José Luis Tamayo.

El 2 de octubre de 1913, en un manifiesto de la juventud mantense se denuncia que “habiéndose pagado 20.079,60 sucres por impuestos al Municipio de Montecristi, este no ha cumplido con la Ordenanza que dispone destinar la mitad líquida de dichos impuestos para beneficio exclusivo de la misma parroquia”.

Esta acción le valió la enemistad de mucha gente, ataques personales, marginación social y la sentencia del presidente Leonidas Plaza de que Manta nunca sería cantón.

La lucha del grupo de Los Rojos por lograr la cantonización de Manta no tenía descanso. En 1919 resuelven respaldar la candidatura presidencial de José Luis Tamayo, quien es electo presidente para el período 1920–1924.

Segundo comité

En septiembre de 1921, el grupo de Los Rojos conforma un segundo comité pro cantonización de Manta. Como la causa de la cantonización cobra fuerza y gana adeptos, las autoridades de Montecristi comandados por el Presidente Municipal, José Cesáreo Reyes, ordena el apresamiento de los líderes y los mantiene en la cárcel, a pan y agua durante 15 días.

El pueblo, indignado, se moviliza ante el gobernador Arnaldo Gálvez, quien dispone la inmediata libertad de los detenidos. A Carlos Cevallos se lo consideró líder del bando de Los Rojos, mientras que Ascario Paz fue acosado y perseguido, por lo que tuvo que exilarse en Guayaquil.

Tercer comité

Cuando los opositores al partido de Los Rojos se enteraron de que el proyecto de cantonización iba a ser presentado por el diputado Sergio Domingo Dueñas, se convocaron el 8 de julio de 1922 para constituir el partido de Los Blancos y conformar el tercer comité pro cantonización.

Ante esta situación, el grupo de Los Rojos se reagrupa y con fecha 9 de julio de 1922  conforma otros 2 comités, uno liderado por Pablo Santana y Carlos Cevallos y otro por Cosme Mena y Flavio Reyes.

Proyecto de cantonización

Después de una década de luchas, solos o con pocos amigos que soportan los denuestos y críticas sociales, los gestores de la cantonización de Manta, encabezados por Ascario Paz, logran la realización de su sueño. Para agosto de 1922, con José Luis Tamayo como presidente; Sergio Domingo Dueñas, diputado por Manabí, presenta el proyecto de cantonización de Manta.

Para ese entonces, Manta tenía 4.161 habitantes, 12 agencias navieras, 2 bancos, 17 casas importadoras y exportadoras y 44 embarcaciones.

De parroquia a cantón

El 30 de agosto de 1922, el diputado Sergio Domingo Dueñas presentó al Congreso Nacional el proyecto de cantonización. Una semana después, la Cámara de Diputados aprueba el proyecto de cantonización  de Manta, después escuchar el informe emitido por el gobernador de Manabí, Arnaldo Gálvez.

El 25 de septiembre de 1922, el Congreso Nacional en pleno debate el proyecto de cantonización de Manta y pese a la fuerte oposición de los senadores montecristenses, Balda y Espinel, aprueba el Decreto de Cantonización y dispone elevar a conocimiento del Presidente de la República para que lo sancione con su ejecútese.

De su parte, el presidente Tamayo acogió el Decreto de cantonización de Manta, con su firma lo sanciona y pone el ejecútese.

El 8 de octubre de 1922, el pueblo de Manta se reunió en el parque central de la parroquia para escuchar al procurador, Carlos Cevallos, quien da lectura del Decreto de Cantonización recibido de manos del diputado Sergio Domingo Dueñas. Al cumplirse el término de la distancia dispuesto en el art. 6 del Código Civil, el 4 de noviembre de 1922 entró en vigencia legal y constitucional el Decreto de Cantonización de Manta. Cuando el pueblo de Manta se enteró, se reunió en la Plaza Quito (hoy Plazoleta Azúa) para protocolizar dicho decreto y acoger su autonomía política.

Congreso y Municipio ratifican el 4 de noviembre

¿Quién puede sostener que el 29 de septiembre de 1922 es el día que Manta se hizo Cantón? ¿Quién puede sostener que, de no ser por la inexistente Ley de las Distancias, Manta estaría celebrando su cantonización el 29 de septiembre de 1922? ¿Quién puede asumir que la fecha de cantonización es el 29 de septiembre de 1922 y no el 4 de noviembre de 1922?

El 4 de octubre de 1938, la Asamblea Constituyente expidió la resolución y declaró como fiesta cívica local por el día de la cantonización al 4 de noviembre de 1922, según relata el historiador Ramón Chávez García en la página 68 del tomo II de su obra Manta en la historia.

Un mes más tarde, el 4 de noviembre de aquel año, el Municipio en pleno atendiendo el pedido del concejal Carlos Cevallos, declara al “4 de noviembre de 1922” como fecha cívica local.

Para comprender el sentido de la historia, me parece oportuno repetir las palabras del vicealcalde de Manta, Eduardo Velásquez, pronunciadas en la Plaza Cívica el pasado 29 de septiembre: “La historia es la luz de la memoria, anunciadora del porvenir, maestra de la vida”.

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