Las personas con capacidades especiales y adultos mayores son los principales beneficiarios
Manta pone el ejemplo en el país con rampas y camineras inclusivas
Manta.-
Una caminera de madera, que conecta el malecón escénico con el mar de la playa El Murciélago, se ha convertido en el plus del turismo inclusivo en Manta. Hace 2 años que fue inaugurada esta rampa, es fácil el acceso al océano para las personas con capacidades especiales y adultos mayores.
Con 150 metros de longitud y 2,20 metros de ancho, este declive es el aliado de los hoteleros que lo ofertan entre sus atractivos, pero también sirve a quienes no podían acceder con facilidad a disfrutar de la arena y el mar, comentó Marcia Chávez, funcionaria del Municipio local. Ella agregó que el Calbildo es el creador del proyecto.
“Estamos eliminando las barreras en la ciudad, por eso nos percatamos de que la playa, uno de los puntos altos de visita, necesita de un elemento funcional como la rampa”.
La playa El Murciélago tiene 2 kilómetros de extensión y en la mitad está ubicada la rampa. A pesar de que la señalética es clara, “solo para personas con capacidades especiales y adultos mayores”, la caminera también es utilizada por niños, jóvenes y adultos.
María Pico, a sus 74 años, recorre el balneario a diario. Para ella, la rampa le ha permitido caminar, a veces, sin zapatos, pues lo hace sobre el entablado que la lleva directamente al mar. “Solo he visto estas ayudas en playas de otros países. Ahora está en Manta y la disfruto”.
La ejecutiva Fernanda Gavilanes dice que la rampa permite incluso a los empresarios, que almuerzan en los restaurantes del malecón escénico, estar más cerca del océano sin mantener contacto con la arena, “es único”.
Para los estudiantes de la Unidad de Educativa Especializada "Angélica Flores Zambrano", la rampa de la playa El Murciélago se ha convertido en una especie de laboratorio.
Jonathan Mero, director del establecimiento, aseguró que los educandos con capacidades especiales son conducidos a la playa. La rampa permite hacer lo que antes no se podía, llevarlos al mar donde se relajan, tocan la arena y son felices.
De los 150 metros de la rampa, 30 metros forman parte del tramo 2 que los lleva directamente al mar. A los lados 2 módulos, de 10 metros de largo por 3 de fondo, forman una especie de glorieta con una cubierta, ahí descansan los bañistas, comentó el carpintero Carlos Chávez, quien construyó la caminera.
“Utilizamos madera guachapelí que es resistente al sol, la arena y la salinidad del mar. En las uniones se colocaron pernos de acero inoxidable, eso facilita el mantenimiento que se da con aceite de linaza”.
En la playa San Mateo, en el suroeste de Manta, este fin de semana también se inaugurará la segunda rampa inclusiva. Será de 60 metros de largo por 2,20 de ancho y estará dotada de un sitio para descanso.
Los surfistas están contentos con ella. Gustavo Espinosa es instructor de este deporte de playa. “La caminera la cuidamos, estamos pendientes de que la gente no ingrese en bicicleta, ni en motos, podemos pasar sin zapatillas sobre el entablado, nos ayuda a no quemarnos la planta de los pies cuando la arena está candente”.
En los hoteles de Manta se informa sobre la rampa, ello motiva a los turistas que tienen familiares con discapacidad que ingresen al mar sin dificultades. (I)