Es uno de los primeros puntos gastronómicos del sur de Manabí
Los corviches de doña Leyda, un desafío para los paladares más exigentes
La variedad gastronómica de la Ruta del Spondylus es extensa, desde el más sencillo arroz con pescado (nada como comerlo al pie del mar), hasta un risotto de mariscos o una exquisita ostra gratinada.
No se pueden quedar atrás la langosta al ajillo y los tradicionales ceviches, esos que llevan concha, calamar, pulpo, en fin, un festival de mariscos, con su respectivo zumo de limón y un toque de jugo de naranja.
Entre toda esta variedad que brinda el mar falta nombrar al corviche. Una mezcla deliciosa de verde con maní y pescado.
Este bocadillo es tradicional en la gastronomía manabita. Su textura es crujiente por fuera y blanda por el centro, y en su refrito se entremezclan el maní y el pescado.
Pero Leyda Gómez, oriunda de Ayampe, que se ha dedicado durante 15 años a la venta de esta delicia, decidió romper el molde de los tradicionales corviches, que solo se preparaban con pescado. Con el pasar del tiempo innovó con los rellenos, ahora tiene de camarón y calamar. Los hace mixtos también.
Sus principales clientes son los amantes de los deportes acuáticos. Por sus condiciones, Ayampe es una zona muy visitada por quienes practican surf y buceo. De boca en boca se ha ido corriendo la fama de los corviches de doña Leyda.
Juan Carlos Intriago, quien practica buceo desde hace 6 años, es uno de sus clientes. Al referirse a este bocadillo, este arquitecto de profesión lo hace como si se tratase de un ‘manjar de dioses’. “Es muy, muy bueno, tienen que probarlo”, destaca Intriago.
Otro buzo que cuenta de la calidad de los corviches de Leyda es Carlos Proaño. Este deportista élite de Ecuador, es seleccionado nacional en la disciplina de apnea o buceo libre, viaja continuamente hasta las playas del norte de Santa Elena y del sur de Manabí para entrenar.
Muchas veces hace base en Ayangue, donde afirma disfrutar de las mejores langostas de la zona, pero no puede dejar de visitar Ayampe para comer los corviches.
“Son riquísimos, los mejores que se pueden comer en todo el país, siempre están frescos. Son los únicos corviches que se pueden encontrar con camarón, realmente una delicia”, comenta Proaño.
La cabaña del corviche, nombre actual del negocio de doña Leyda, empezó hace 15 años. El negocio se llamaba de otra manera.
En aquella época, ella, junto a su esposo, Medardo Chalén, hacían jugos naturales y batidos. Los vendían junto con tostadas y empanadas.
“Todo cambió cuando un día hice corviches y a las personas les gustaron mucho. Con el pasar de los días hacía menos empanadas y vendía más corviches. Ya luego me dediqué más a la venta de los corviches y fueron un éxito”, cuenta Leyda, quien no tiene secretos al momento de hablar de su receta.
“Empezamos a trabajar a las 06:00. Lo primero es limpiar la cocina, ya que me gusta todo impecable. Luego escogemos los plátanos verdes, los pelamos y una parte la ponemos a cocinar. Después, junto con mi esposo, muelo el verde crudo y el cocinado y hacemos la masa. Una de mis hijas hace el refrito con el maní y alistamos los corviches rellenos de pescado, camarón y calamar. El primer corviche se vende a partir de las 07:00”, expresa.
La mujer destaca que años atrás trabajaba con un rallador, por lo que hacer la masa del verde se demoraba más de tres horas.
“Antes de que mi hijo nos regale un molino eléctrico, teníamos que empezar a trabajar desde las 03:00. Ahora todo es más fácil”, dice Loyda, mientras termina de freír unos corviches de camarón.
El olor de este abreboca inunda la cocina. Es innegable decir que el apetito ya se ha abierto. Son las 10:20, una hora ideal para probar esta delicia.
María Pía Lecca, turista peruana, no desaprovecha la oportunidad para comerse uno. “Está muy rico, esto no hay en mi país. De acá me gusta mucho la mezcla que hacen del plátano verde con el maní y el pescado, es la base de muchas comidas”, expresa esta limeña de 26 años, que está de paso por Ayampe.
En un fin de semana normal, en la cabaña del corviche se venden 70 de estos bocadillos, pero en un feriado, la venta puede subir hasta a 200 corviches por día.
“En días complicados tenemos la ayuda de mis 2 hijas y mi sobrino. Acá tratamos de dar la mejor atención, siempre rápido y con los corviches calientes, todos son hechos al instante”, acota Loyda.
Ya es cerca del mediodía y hasta el local ya se han acercado alrededor de 15 personas para comprar corviches. Después de haber visto la preparación de esta exquisitez, es momento de probarlo.
Está servido uno de pescado y camarón, acompañado de limón y una salsa de ají. ¡Buen provecho! (E)