Alrededor de 80 personas comercializan los bocadillos hechos en horno a gas al pie de la carretera entre Jipijapa y Montecristi
Los comuneros de Sancán piden mayor apoyo para potenciar la venta de tortillas
La franela roja se ha convertido en una pieza fundamental de trabajo para quienes viven en Sancán, localidad ubicada a 10 minutos de Jipijapa. Con este trapo, día a día los vendedores de tortillas de maíz intentan llamar la atención de quienes transitan por la vía para así comercializar su producto.
Dependiendo del día hay más franelas ondeando en ambos lados de la vía que lleva a Montecristi. La elaboración y venta de tortillas de maíz y de yuca es una tradición de varias décadas, pero fue hace más de 25 años que Daniel Pincay (+) innovó la forma de hacer negocio en la zona.
Allá por la década de los 80 y desde antes, no más de 3 personas se ubicaban en la gasolinera de la localidad para vender sus bocadillos hechos en hornos de leña. “Las tenían en unas canastas”, cuenta Anselmo Lino, dirigente de una de las dos asociaciones locales de los vendedores de tortillas.
“En 1990, el señor Pincay decidió aprovechar la abundante producción de maíz de ese año y se compró un horno a gas en Montecristi para hacer las tortillas. Él salía de su casa (ubicada en San Francisco, un sector dentro de Sancán) con el horno en un triciclo y vendía las tortillas recién hechas”.
Fue por varios años el único que utilizaba este sistema para vender sus bocadillos. “Luego salió un señor Morán”.
Cuando el sucre todavía existía, alrededor de 1995, cada vez eran más personas las que compraban un horno a gas y se ponían a vender tortillas en la carretera. En la actualidad son más de 80 los sancanenses que se dedican a esta actividad, de los cuales 48 están agremiados con Lino.
Él vive con su madre, doña Felícita Pincay, quien a sus 80 años se despierta cuando todavía está oscuro para empezar el proceso de hacer tortillas. “Todavía salgo (a vender en la vía), así puedo conseguir para nuestro sustento”, dice esta risueña mujer de larga y blanca cabellera.
Sus manos son de trabajo, llenas de arrugas pero suaves a pesar de los muchos años que lleva amasando el maíz. “Trabajamos con queso de Chone y con mantequilla de primera calidad”, cuenta.
Lino indica que la Asociación se inició con 18 personas. “Ahora somos 48 agremiados. Hay otra organización que está creciendo y es respetable, porque todos somos de la comunidad”.
El comunero acota que la agricultura y ganadería “siempre han sido nuestro apoyo, pero desde hace 20 años las tortillas son el motor económico de Sancán”.
Mientras habla sobre la historia de Sancán, cuenta que antiguamente la localidad se llamó Lanchán y que por unos años el pueblo de Jipijapa se ubicó en esa parte. “Pero por la falta de agua y por la fiebre amarilla se fueron hasta donde está ubicada ahora la ciudad (a 10 minutos en carro hacia el sur)”.
De la actualidad de Sancán, Lino indica que los caminos vecinales necesitan arreglos. “Queremos que nos ayuden para el crecimiento de nuestros productores. Estamos pugnando por ser parroquia rural, tenemos más de 28 comunidades: Santa Rosa, La Loma del Jardín, San Francisco, Pozón, Las Mercedes...”.
Con respecto a las condiciones que tienen para trabajar, asevera que “en años anteriores, las autoridades nos prometieron rellenar las zanjas. En primera instancia nos hicieron retirar nuestras cabañas 8 metros de la carretera y eso fue un gasto para nosotros, pero los arreglos de relleno solo lo hicieron en pocos espacios y no a todos quienes trabajamos con hornos en la vía”.
Pide que las autoridades den talleres en la comunidad para potenciar sus ventas. “Somos ciegos haciendo este negocio, esperamos que el Ministerio de Turismo, Gobernación, Prefectura y Municipio de Jipijapa nos ayuden para potenciar nuestros negocios. Queremos que nos den una guía”.
Esperanza Marcillo tiene su choza ubicada al principio de Sancán, en la dirección Jipijapa-Montecristi. Está ubicada al lado derecho de la carretera. Resalta que ella fue la primera en vender café en la vía. Hace más de 20 años que inició con esta actividad, debido a que las personas que pasaban por el lugar le pedían un tinto para acompañar las tortillas que vendía don Daniel Pincay en su triciclo.
“Después de unos añitos también me puse a hacer tortillas. Antes vendía más de 400 al día, eso era cuando mis hijos trabajaban conmigo y se subían a los buses. Ahora no hago más de 50 tortillas”.
Para hacer las tortillas, doña Esperanza pone a hervir los viernes 150 mazorcas. “Al día siguiente, cuando todavía está oscuro, las rallamos, cernimos y queda solo la harina y con eso las hacemos. Utilizamos nuestro propio maíz, lo sembramos varios kilómetros para adentro y nos reunimos entre varias personas de la comunidad para cosechar”.
Cuenta que la receta para hacer las tortillas es la que han heredado. “Es como las prepara la gente del campo, casi todas las tortillas que se venden en Sancán son iguales”.
Kelvin Pilay es otro de los sancanenses que hace aproximadamente 5 años agita su franela roja para llamar a los posibles compradores. EN la actualidad tiene dos ayudantes para manejar su negocio. “Los fines de semana vendo alrededor de 400 tortillas, pero esto es difícil, ya que la competencia está muy dura”.
En menos de un kilómetro de carretera, los viajeros pueden disfrutar de las mejores tortillas de maíz del país. De seguro será una parada fija en su próximo viaje. (I)