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El Telégrafo
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Los chigualos, una costumbre que pierde espacio en cholos y montubios

En el barrio Bellavista, de Santa Marianita, se realiza la novena al Niño Jesús. En su mayoría, participan mujeres, debido a que sus esposos están en alta mar realizando labores de pesca.
En el barrio Bellavista, de Santa Marianita, se realiza la novena al Niño Jesús. En su mayoría, participan mujeres, debido a que sus esposos están en alta mar realizando labores de pesca.
Foto: Rodolfo Párraga/El Telégrafo
24 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

“Pajarito verde color de limón, ya viene el niñito de mi corazón”... con ese chigualo (verso navideño manabita, tipo amorfino) María García lidera la novena por el nacimiento de Jesús, que se recuerda en el mundo cristiano cada 25 de diciembre.

Más de 100 niños, en la iglesia Nuestra Señora del Mar, en Santa Marianita (zona rural de Manta), repiten las frases que expresa María, quien las aprendió de sus abuelos y padres.

Varios menores hacen fila para decir sus chigualos. “San José y María se fueron a Quito, a comprar muchos juguetitos”, dice un pequeño, cuya frase es replicada por los otros niños del lugar. Eliana García, hermana de María, dice otro verso que gusta mucho a los menores: “El niñito tiene su dedito alzado y me está diciendo que vaya a su lado”.

Joselías Sánchez, historiador manabita, resalta que la tradición de los chigualos va en decadencia y que cada vez es menos practicada por cholos y montuvios, quienes son mayoría en la provincia.

“El pescador artesanal de Manta y Jaramijó celebra sus navidades en familia; las viejas tradiciones del chigualo que veíamos en Tarqui-Los Esteros, Palo Verde, Pacoche y San Lorenzo han desaparecido. Los nacimientos que evocaban a Belén, los pastores, los Reyes Magos, José, María y el Niño, también están siendo reemplazados por los árboles de Navidad. Sin embargo, Papá Noel no ha podido posicionarse”, afirma Sánchez.

Aracely Pachay, moradora del barrio Bellavista, de Santa Marianita, habita en la localidad hace 16 años, cuando se casó con Christian López, quien es pescador.

De aquellos primeros años recuerda que en más barrios de la localidad se realizaban novenas y se cantaban chigualos, pero que en la actualidad esta costumbre solo se mantiene en su sector, además de la novena que se realiza en la iglesia de la parroquia.

En las localidades pesqueras es común hacer fiestas en los barrios por Navidad. Santa Marianita no es la excepción. Pachay cuenta que en Bellavista se reunirán alrededor de 300 personas para pasar Nochebuena juntos y recibir la Navidad en unión de los vecinos. A la celebración se unen personas del barrio El Pescador.

“Nosotros cenamos juntos, hacemos una fiestita para los niños. Por lo general, Navidad pasamos solas, ya que nuestros esposos están en el mar, pero nos sentimos acompañadas entre vecinas”, indica Pachay, quien resalta que el menú para esta noche es arroz navideño, chancho y ensalada.

Al contrario del esposo de Aracely, el pescador José Reyes sí pasará este año en casa estas fiestas. “Por lo general estamos en el mar, pero gracias a Dios podré pasar este año aquí. Las navidades en el mar son muy tristes, siempre se vienen a la cabeza las imágenes de mis niños. En esta ocasión nos tocó adelantar el tiempo de pesca y he podido estar en la novena y en la fiestita de Navidad”.

Las jornadas de trabajo de Reyes son de 25 días y más. En los pesqueros avanza hasta Galápagos donde faenan, principalmente, albacora.

Alfonso Santana, con más de 20 años de pescador, por lo general pasa en un barco la Navidad. “Estas fiestas son de las más tristes para nosotros, porque es cuando nos acordamos más de la familia, pensamos qué estarán comiendo y si la están pasando bien. Este año vine a darle gracias a Jesús porque me tiene aquí, junto a mi familia para Navidad y fin de año”, indica Santana, quien se embarcará a trabajar el 4 de enero.

En Jaramijó, la Navidad se celebra como en todas las poblaciones pesqueras. Ahí todavía se observa a algunos pescadores que practican la vieja tradición de bañarse en el mar una noche cualquiera de diciembre, para limpiarse de los ‘malos humores’ y recibir limpios el nacimiento de Jesús y el año nuevo.

De igual manera sucede en Puerto López, donde los pescadores aún guardan tradiciones arraigadas de sus antepasados. Un ejemplo es la fiesta de San Pedro y San Pablo que se celebra en Machalilla, la que fue reconocida como Patrimonio Inmaterial de Ecuador y que se festeja entre junio y julio de cada año, con una procesión marítima que dura varias horas. Las celebraciones de quienes viven en localidades caletas (entrada de mar, más pequeña que una bahía) duran hasta el 2 de enero, cuando los pescadores organizan una fiesta.

Los montuvios también tienen como tradición los chigualos. En el parque central de Portoviejo, a fines de noviembre, se realizó el festival anual de estos versos, como parte del inicio de las festividades navideñas. En el evento se degustaron dulces tradicionales manabitas, como galletas de almidón, suspiros y huevos moyos. Esta iniciativa fue tomada por las autoridades para rescatar los chigualos en la ciudadanía.

En las noches de novena, principalmente entre las raíces montuvias, se reparte chicha, rompope y café. Además, hay mistelas, guarapo de caña y cebada. La comida en estas reuniones es infaltable. Se brindan bollos, majada, corviches, empanadas, entre otros platos. (I)

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