Su talento ha sido mostrado en varios puntos de la provincia
Los artesanos aprovechan el reciclaje para crear
Desde hace varios años, Lorena de Tayo decidió romper el molde de las artesanías tradicionales y utilizar materiales de reciclaje para crear. Es una mujer innovadora.
Esta forma de trabajar se está haciendo tendencia en Manabí. Un ejemplo claro fue la feria de artesanías y dulces realizada por el Municipio de Manta, en el Museo Cancebí en días pasados.
En el encuentro se observaron obras elaboradas con objetos que en lugar de ser usados no fueron desechados sino pasaron a ser parte de una alternativa de negocio.
Para Lorena es importante realzar lo que el manabita puede crear. Entre los productos que expuso estaban cuadros hechos con cáscaras de balsa. Ese fue un artículo que llamó mucho la atención de los asistentes.
También utiliza las cañas que se encuentran en los sacos de lechuga, producto procedente de la Sierra, a las cuales corta y decora. “Junto con mi esposo Kléver, desde hace 10 años, aprovecho todos los productos de reciclaje para hacer artesanías”, expresó Lorena.
Comentó también que las artesanías recicladas tienen mucha salida, “porque la gente aprecia lo que no va a encontrar en otro lugar. Estos productos se han ido a países como España o Estados Unidos”.
El producto más demandado son los llaveros hechos con material proveniente del mate, a los cuales se les hacen dibujos. Se dedica a su producción en las tardes, en el taller ubicado en la calle 308 y avenida 209 en el barrio San Pedro, en Manta.
Otra artesana que está dedicada al mismo fin que Lorena es la rocafortense Jessenia Vélez, quien aprovecha sus ratos libres para crear con cosas reutilizables. Ella emplea botellas desechadas, troncos, canastas y hasta cajas. “En realidad con estas herramientas se puede hacer realidad lo que uno quiere diseñar”, expresaba mientras atendía a la clientela que se acercaba a su mesa para apreciar sus creaciones.
En tanto hablaba de su trabajo, sostenía con las manos un collar elaborado con pepas de durazno barnizadas.
“He tratado de diseñar collares un poco fuera de lo común. Trato de que sean muy económicos para que todos puedan disfrutar de esta hermosa creación”, comentó. El costo de sus trabajos va desde $ 0,50 –objetos hechos con tapas de cola- hasta $ 10.
“Son cosas que se pueden tener en casa y hacer algo distinto. Yo aprovecho para trabajar en mis artesanías por la noche, así me quito el estrés haciendo algo distinto. Esto me gusta y es una manera de poder ayudar a la economía de mi casa”, resaltó Vélez.
Precios accesibles al público
Ángel Delgado, de Sosote, Rocafuerte, recicla desde hace 2 años tagua, coco y concha para hacer sus artesanías. Él maneja precios bajos, accesibles a la clientela. Le gusta mucho este oficio, ya que así puede desarrollar sus habilidades.
Las manos de Jéssica Chompoy también dan forma a lo reutilizable con objetos hechos con MDF, que es madera reciclada.
El público encuentra en su taller, que se levanta en el barrio San Pedro, por ejemplo cajas multiusos para colocar moños, bolsitas de té, bisutería, bomboneras y artículos navideños.
Además hace decoraciones para habitaciones de niños. Ejerce su labor desde 2013, cuando inició formalmente el oficio.
“Desde niña me han gustado las manualidades”, contaba, al tiempo que personas se acercaban a su estand para apreciar su trabajo y comprar lo elaborado.
Ciudadanas como Concepción Rivera se quedaron sorprendidas con las artesanías expuestas. “Son preciosas, me gusta todo”, expresó la mujer, que tomaba cada objeto para admirar lo que se puede hacer con cosas que hay en el hogar que son desechadas, sin conocer que pueden ser reutilizadas.
Marina Salazar expresó que le gustaría también ser artesana. Se animó viendo los objetos y va a indagar para no botar lo que podría transformar en adornos.
Al mismo tiempo que estos artesanos recicladores mostraban su talento, Martha Delgado socializaba con los asistentes diversos artículos que, según indicó, no fueron confeccionadas con la finalidad de hacer comercio.
“Mi esposo, Hernán Rodríguez, empezó a crear para ocupar su tiempo libre. Tiene 5 años en la tarea y ha hecho 12 mil piezas con el ánimo de que sean útiles”, dice Salazar. (I)