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El Telégrafo
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Los años viejos se toman las calles de Los Esteros

En una empresa que se levanta en Villamarina, cada empleado elaboró su muñeco a su imagen para quemarlo hoy luego de pasearlo por las calles de Manta.
En una empresa que se levanta en Villamarina, cada empleado elaboró su muñeco a su imagen para quemarlo hoy luego de pasearlo por las calles de Manta.
Fotos: Rodolfo Párraga/El Telégrafo
27 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Renato Constante, al llegar a su trabajo, echa una mirada hacia el lado izquierdo de la empresa. Al fondo de un galpón, en un espacio está su doble. Es un monigote que él elaboró cuidando cada detalle para que tenga sus facciones. Lo quemará esta noche, como también lo harán otros 29 compañeros que motivados por su jefe, José Cedeño, de la empresa Pensincec, asentada en el barrio Villamarina de Manta, trabajaron los muñecos semejantes a ellos.

El joven, que labora en la bodega, hizo el armazón de madera, lo cubrió con saco de yute y lo rellenó. Mientras observa a los dobles de sus compañeros, dice que su jefe siempre ha sido creativo y dinámico, por ello todos los trabajadores siguieron sus ideas.

A pocos metros de donde dialoga Renato está José Cedeño, el dueño quien sonríe mientras ve a todos sus empleados duplicados en los muñecos que están amontonados en el galpón a la espera de esta noche.

El empresario afirma que quiere quemar el mal momento que ha pasado su negocio este año y espera que todo sea progreso en 2016.

Hacer años viejos con su figura y la de sus empleados es una idea que venía analizando meses atrás.  Pero la idea no es solo hacer los monigotes, sino exponerlos hoy, a partir de las 16:00, en un recorrido por la ciudad. A las 20:00 será el arribo a la empresa donde habrá una pequeña parrillada y después, a las 00:00 será la quema,  lo cual  dará inicio a la fiesta.

La empresa de Cedeño se dedica a la venta de sal en grano a los barcos atuneros y al negocio del pescado. Frases como ‘Don José, qué más voy a hacer al centro’,  ‘El jefe dice muchachos yo les he dicho que esto no es mío, es suyo’, son las que se observan como leyendas pegadas en cada muñeco.

Julián Flores, otro de sus colaboradores, también está listo con su monigote, lo ha hecho sin cabello como es él.  Cedeño espera que con esta iniciativa, más empresas de Manta hagan festividades parecidas a sus empleados en Fin de Año y así se genere una tradición de pasear a los monigotes en la ciudad. “Esto es una alegría, es algo que nació de José Cedeño”, dice Flores.

La parroquia de los ‘años viejos’

Las calles del barrio El Paraíso, en Los Esteros, se llenan de figuras del cine en diciembre. Son monigotes que van desde el medio metro hasta los 2 metros y medio y más, y cuestan desde $ 15.

Son 20 las familias que se han dedicado al arte de elaborar los viejos en este sector de la urbe, como es el caso de los Pazmiño. Carlos, integrante de esta familia, lleva 4 años haciendo muñecos. Al llegar noviembre deja otras actividades, como la pesca, para dedicarse de lleno, junto a sus hermanas, madre y esposa, a la tarea de crear más monigotes, pintarlos y darle un buen acabado.

Desde junio, en sus ratos libres, empieza a elaborar los moldes, que es el paso de mayor tiempo para hacer un año viejo. Carlos comenta que usa espumafón, lo talla y lo enfibra para hacer los muñecos. Allí comienzan a sacar copias de los monigotes.

Con sus hermanas, este año va a presentar los personajes que están de moda como los Minions, Vengadores, Spiderman y Dragon Ball Z. “Como cada año sale una película, uno se basa en eso, tenemos que sacar ese personaje y allí vienen las ventas”, acota.

En su taller, ubicado en los patios de la casa (calle 118 y avenida 106) se trabaja con harina y no con almidón “porque está muy caro”. “Hacemos una especie de engrudo y empezamos a procesar con papel periódico y hojas de cemento”, dice.

El barrio El Paraíso es uno de los puntos fijos para que las personas puedan comprar su monigote.

Uno de los muñecos en el que puso total empeño fue el de un lobo que es el más grande de los que ha elaborado. Tiene 2,50 metros de altura y el precio para la venta es de $ 150, porque lleva detalles hechos con aerógrafo.  

Le puso 7 capas de papel, harina y de allí comenzó a llenar todo el muñeco de papel periódico y posteriormente  lo puso a secar. Para Carlos, es vital que el día esté soleado, para que así sus muñecos se sequen. Cuando el día está nublado, el clima no acompaña en nada a la labor de estos artesanos.

La tarea de los Pazmiño empieza a las 06:00 y se extiende a altas horas de la noche, incluso hasta la madrugada cuando les ha tocado pintar.  En total, los Pazmiño han elaborado casi  400 muñecos este año.

Jessica Zambrano, su esposa, también ayudó en la labor. Asegura que su pareja tiene una gran imaginación y es quien da un buen toque a los muñecos.

Johana Pazmiño recuerda que el año pasado tuvieron pérdidas en la feria de monigotes en Tarqui, debido a un fuerte aguacero que estropeó los viejos.

Perdieron 70 muñecos de $ 300. El resto tuvieron que venderlos a bajo precio. “El agua es el peor enemigo de los monigotes”, señala Johana, a quien aquel día se le cayó la carpa que protegía a los muñecos.

En Manta, otra de las personas con experiencia en la elaboración de monigotes es Mariana Sánchez. Su familia es la única que los hace en su sector Abdón Calderón, donde unos 10 vecinos jóvenes ponen manos a la obra para ayudar. Sánchez aprendió el oficio de Flavio Alfaro Pilay, su esposo, quien falleció hace pocos años.

Entre los ayudantes del barrio consta Luis López, quien siempre apoya y gusta mucho de la elaboración del personaje Chucky. “Este personaje es el más vendido, pero ahora solo hicimos 8”, comenta López, quien pidió vacaciones en el trabajo para dedicarse por estos días a la elaboración de los viejos.

Son fijos en su ayuda diaria Carlos Solórzano, que hace el acabado;  Esteban Santillán, que pinta; y Alex Alfaro que moldea y elabora los viejos. La inversión realizada en los muñecos es de $ 1.000. Con ese monto compran materiales como fibra, resina y  periódicos.

“Nosotros aprendimos en Guayaquil, a través de un yerno y llegamos a Manta conociendo y aplicando el negocio que inicia en junio, en lo que tiene que ver con la elaboración, una vez que ha pasado el invierno”, señala Solórzano.

Recuerda que el primer muñeco grande que estuvo listo para la venta fue el Dios de la Guerra. “Siempre mi esposo nos decía que sigamos con esto, a mí y a mis hijos”, indica Sánchez.

No será parte de la feria de monigotes que se realizará hasta el 31 de este mes en La Poza porque tiene otro destino. Esta ocasión los venderá en Montecristi.

En esta localidad la venta de años viejos empezó el 20 de este diciembre. Allí, Sánchez y sus ayudantes han vendido sus monigotes desde hace varios años. “El año pasado hicimos 300 monigotes y vendimos como 250 en Montecristi, además nos vienen a comprar a nuestra casa”, comenta.

En esta ocasión se fabricaron 200. El más grande se llama Apocalipsis, cuyo precio es de $ 180. En la familia Alfaro Sánchez todos opinan a la hora de elaborar los muñecos. Entre ellos está una niña de 5 años, quien ayuda a pintar figuras como los Minions. (I)

En el barrio Abdón Calderón se elaboraron más de 200 monigotes, los que están a la venta desde los primeros días de diciembre.

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