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Las roscas de Toño López, toda una tradición en las calles de Montecristi

Alrededor de las 10:00, Antonio López empieza a hornear las roscas. El proceso de elaboración arranca a las 04:00, en un espacio adecuado dentro de su hogar. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
Alrededor de las 10:00, Antonio López empieza a hornear las roscas. El proceso de elaboración arranca a las 04:00, en un espacio adecuado dentro de su hogar. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
11 de octubre de 2015 - 00:00

Por Angélica Chavarría Falcones, alumna de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí

Montecristi es cuna del general Eloy Alfaro Delgado, de hombres y mujeres luchadoras. Es en este lugar donde se preparan las más exquisitas roscas artesanales del Ecuador, que se consumen en el ámbito local, nacional e internacional, como lo aseguran los montecristenses.

Antonio López lleva 45 de sus 60 años elaborando roscas. Toño, como es conocido por las personas que lo rodean, resalta que este oficio ha sido el sustento diario para su familia desde hace décadas.  

“Heredé la receta de mis padrinos, don Arnulfo Farfán y su esposa, allá por los años setenta. En ese entonces, ellos vivían en la avenida Metropolitana”, cuenta López, mientras observa  cómo sus trabajadores amasan con golpes la colosal y amarillenta masa.

“Aprendí la preparación de las roscas en mi primer trabajo como ayudante, cuando apenas tenía 14 años”, refiere López, quien a menudo da consejos de cómo elaborar este exquisito producto a sus 2 hijos.

Mientras explica cómo ha sido su vida entrelazada a las rosas, Antonio mueve la leña para calentar de  mejor manera su producto. Tiene las manos negruzcas y está acalorado por la extenuante labor y la alta temperatura del horno.  

“Yo no aspiro a otra profesión, esta será por siempre mi labor y quisiera que mis nietos sigan con el encargo”, comenta López, quien asegura tener 5 ayudantes para la elaboración de roscas. “A ellos se les paga por lata, dependiendo de cuántas hagan se les cancela”, revela.

Josué Quijije, asiduo comprador de Toño, indica que “sus roscas son diferentes, desde la preparación hasta en los productos que utiliza”.

Diariamente, López prepara roscas con un quintal y medio de harina. “No hemos contabilizado cuántas roscas se elaboran al día, solo medimos por la harina utilizada; para la preparación usamos manteca blanca y manteca amarilla vegetal”, indica.

Leonardo Rivera, de 36 años, aún recuerda la primera vez que probó las roscas elaboradas por don Toño, cuando vivía cerca de la cancha 5 de Junio. “Yo lo conocí cuando preparaba las rocas en un horno de leña, embalsamado de mezcla de cemento y ladrillos. Es tan buen producto que tuvo que poner un pequeño quiosco en la carretera”, rememora.

Para Rivera, no hay mejor desayuno que unas roscas con queso, acompañadas de un café de pasar. “Yo le compro roscas siempre. Además tiene prestiños y los bien llamados ‘quiebra dientes’. Realmente recomiendo todas estas roscas, las que cada vez que puedo envío a mis familiares que viven en Venezuela y Estados Unidos”, señala.

En la avenida Metropolitana de Montecristi también se encuentra a David Salas, de 24 años, oriundo de Galápagos. Él se encarga de vender las roscas en la calle. Tiene un puesto a su cargo, una vitrina llena de roscas de sal y de dulce, además de galletas de almidón.

“Soy de Galápagos, estuve en Quito porque tenía a mi mamá enferma, viajé a Montecristi por este empleo y ya tengo 4 años trabajando aquí. Diariamente me pagan $ 15; aquí la venta es muy buena, hay días en los que se expenden hasta 30 funditas de roscas y los domingos hasta 70 funditas”, destaca David, mientras despacha 3 paquetes del producto a un cliente.

Distintas variedades

Roscas de sal y de dulce, estas últimas más conocidas como prestiño, son las que se encuentran en cada vitrina de las calles de Montecristi. “Estas son hechas en base de agua, sal, harina, colorante amarillo y manteca vegetal”, cuenta David.

Este producto lo brindan frecuentemente en los velorios, en el tradicional café con rosca. También son una exquisitez que se puede disfrutar a cualquier hora del día.

Los vendedores de Montecristi están agremiados en la asociación Avenida Metropolitana, integrada por 80 miembros, formales e informales.

“Es un trabajo arduo. Es complicada la elaboración de las roscas”, describe José Yépez, quien lleva más de 20 años como panadero y 17 años en la elaboración de este producto.

Apoyo de gremios

No todos los comerciantes de roscas están afiliados, situación que busca cambiar la Cámara de Comercio de Montecristi.

“Nosotros siempre estamos preocupados por el bienestar de los comerciantes del cantón. Constantemente damos charlas para el buen servicio al cliente, para mejorar sus negocios. Tratamos de apoyar a los comerciantes, para que cuando se les complique conseguir un préstamo en los bancos, no deban acudir a los chulqueros”, comenta José Campuzano, presidente de la Cámara de Comercio de Montecristi.

El funcionario añade que “en las últimas reuniones organizadas por las Cámaras de Comercio de Manabí se habló sobre un proyecto con el  que cada afiliado debería pagar $ 10  para tener un mayor apoyo; de ese valor $ 7 serían para un seguro de vida y $ 3 para el gremio”.

Campuzano resalta además que “los comerciantes son los que generan la economía del cantón”. También destaca la ayuda del Estado, por parte del Mipro (Ministerio de Industrias y Productividad). Asegura que esta entidad les permite impulsar el desarrollo del sector productivo industrial y artesanal a través de la formulación y ejecución de políticas públicas,programas y proyectos especializados. (I)

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