El GAD mejorará la vía hacia el cerro
La sazón de Nila se saborea a 550 metros de altura en 24 de Mayo
24 de Mayo.-
En el silencio de la madrugada irrumpe el canto de los gallos. Para Nila Teresa Castro, ese es su despertador. Mira el reloj y son las 04:00. Antes de que amanezca, su casa ya huele a comida. Adelanta la preparación de tongas, sánduches y la masa para empanadas.
Tras colocar las hojas de plátano en una mesa, las empieza a llenar de arroz, una presa de gallina criolla, el maduro y la crema de maní. Son más de 20 tongas las que prepara. Esa tarea no la realiza sola, recibe la ayuda de su esposo, José Macías, quien alterna su trabajo en el campo con la cocina.
Para festividades, feriados y varios fines de semana, esta pareja sube al cerro La Silla, en el cantón 24 de Mayo, para ofrecer su comida. Son 550 metros los que caminan en tierra. Una vez en la cima, van hacia un horno que ya tienen construido, lo llenan de leña y ponen unos fierros para terminar de cocinar los alimentos en el horno de tierra.
Es un trabajo que ejecutan hace más de 10 años. El horno de tierra es una tradición que se ha perdido en muchas partes de Manabí, pero Nila y José guardan fielmente. “Es que así la comida sale más rica”, indica ella. Decidieron ponerse un negocio en la cima del cerro debido a que es un lugar escogido por turistas y personas que practican el parapentismo, especialmente los fines de semana.
Comenta Nila que siempre escuchaba que nadie vendía comida en el cerro. “Un día nos decidimos y vinimos. Al principio esto era pura hierba y luego fue mejorando el camino”, cuenta.
Más de una vez, ellos fueron parte de las personas que llegaban a La Silla y pernoctaban en la cima. “Llegaban personas de Colón (Portoviejo) y otros puntos, con sus carpas y se quedaban aquí. Los grupos de estudiantes eran los que más requerían comida”.
Una de las personas que los motivó para poner su negocio de comida en el cerro es Luis Cedeño, quien además es uno de los impulsores del parapentismo en el lugar.
“Él dijo que nosotros íbamos a hacer maravillas aquí. Con el tiempo llegaron más personas para volar, hasta que formaron campeonatos de parapente a escala nacional. Don Luis fue un visionario, lamentablemente falleció”, dice José.
Mientras Nila fríe las empanadas y muchines el olor envuelve todo. Además, para muchos de los visitantes su manera de cocinar en el piso es novedosa. Hay turistas que dejan lo que están haciendo para ver cómo termina el producto.
A pesar de agacharse continuamente o pasar arrodillada por varios minutos, Nila no sufre de dolores de espalda. “Esto es a lo criollo. Llevo años usando mi horno —sonríe la mujer—; la lluvia lo daña, pero vuelvo y hago otro hoyo para continuar en mi negocio. En este fogón, la leña se quema más rápido”.
Afirma que la comida tiene un sabor diferente, “es más rica. Además ayuda que las servilletas sean retazos de hoja de plátano”, sostiene Mariuxi Macías, visitante.
Alberto Ordóñez, habitante de la localidad que acude constantemente a La Silla para tomar aire fresco y relajarse, indica que la mejor comida es la que se hace en horno a tierra. “Es una tradición manabita que se ha perdido, pero que guardamos celosamente en 24 de Mayo”.
Otro vecino del cantón, Evaristo Calle, también funcionario municipal, expresa que la buena gastronomía de Nila es propia de las señoras del campo.
“Así se hacía antes aquí en 24 de Mayo, donde tener un horno es una tradición. En las casas ya los hacen de barro. La comida coge un sabor diferente, que la hace única, muy sabrosa”, detalla.
Manifiesta que el turismo está creciendo “y el negocio de doña Nila es un puntal de la zona, ya que su comida es muy buena. Debe haber más personas que pongan este tipo de negocios”.
A Nila y a su esposo los tiene motivados un proyecto del alcalde Ramón Vicente Cedeño y que consiste en potenciar el turismo basándose en las bondades que hay en el cerro La Silla; para ello, ha empezado la mejora de la estructura de la entrada.
El Burgomaestre señala que la misión es tener el acceso con carpeta asfáltica hasta la falda del cerro (primer descanso) y de ahí para arriba buscar una alternativa para que se pueda subir sin problema. Por el momento, Nila y José suben a pie. Las cosas las lleva un burro que ayudar a cargar el negocio que aporta en la economía en casa. (I)