La preservación de la palma de cera evita daños en el medio ambiente
La celebración del Domingo de Ramos es una de las más arraigadas en las tradiciones católicas. Uno de los negocios que se mueven en torno a esta fecha es la venta de ramos.
Por años, el ramillete era hecho con palma de cera, especie que hoy está en peligro de extinción. Su tala indiscriminada genera un impacto negativo en el ecosistema, e implica en un futuro la pérdida de 2 especies de aves que anidan en estos árboles: el loro orejiamarillo y el perico cachetidorado.
El loro migra desde agosto hasta noviembre a sitios con palmas, pero cada año es menor su presencia en los bosques, por la falta de este tipo de vegetación.
La Dirección Provincial de Manabí del Ministerio del Ambiente (MAE) realizó durante esta semana una campaña de concienciación sobre este árbol.
En trabajo conjunto con la Unidad de Policía de Medio Ambiente (UPMA), los técnicos de la cartera de Estado realizaron controles en vías, carreteras, sitios de ventas y mercados de la provincia, con el fin de evitar la venta, comercialización y transportación del producto forestal.
Vicente Zavala, coordinador Zonal 4 del MAE, destacó que las acciones iniciaron en 2010.
Recordó que esa entidad promueve la campaña ‘Tradición y conservación van de la mano’, para motivar a la gente a usar materiales alternativos el Domingo de Ramos.
Para fortalecer esta cruzada, el Ministerio tomó contacto con las iglesias católicas, de manera que lleven el mensaje de conservación a sus feligreses.
“La ciudadanía debe utilizar otras opciones para elaborar ramos, como el bambú, flores y hojas de plantas que no estén bajo ninguna categoría de amenaza”, dijo Zavala.
En 2016 se decomisaron 1.300 unidades de palma de cera (950 ramos y 350 hojas) durante los controles que se realizaron en 16 iglesias y capillas de Manabí. Pese a que el consumo de palma ha disminuido año a año, el MAE invita a no declinar esfuerzos, y pide a la ciudadanía sumarse a esta campaña.
Bambú, manzanilla y romero son alternativas
Adriano Aguilar, sacerdote de la iglesia de Los Esteros, en Manta, destaca que la comercialización de ramos ha decaído en los últimos años. “Los ramos los venden afuera de la iglesia, pero la actividad ya no es como antes; ahora hay feligreses que hacen sus propios ramos”.
Una de las vendedoras de ramilletes en Los Esteros es María Mero, quien destaca que “lo que más utiliza es el bambú”; lo arregla con una funda y una estampita y cuesta $ 0,75.
De su parte, Mercedes Anchundia, vendedora de ramos afuera de la iglesia Divino Niño, dijo que entre las especies que ahora se venden están el bambú, la manzanilla y el romero. (I)