Pocos meses antes de Navidad, Aracely Cedeño comienza a crear. Arma diferentes tipos de adornos alusivos  a la época. Su principal herramienta para hacer sus trabajos son sus manos.

Desde hace 8 años decidió ofrecer una nueva alternativa a quienes gustan de las artesanías navideñas. “Aprendí en Cuenca y esa experiencia la plasmo aquí en mi ciudad, Manta”, señaló la emprendedora mujer.
Sentada en un estand, Cedeño  mostraba su trabajo al público que asistió al Festival de Pesebres, que, por cuarta vez, desarrolla el Departamento de Cultura y Patrimonio Municipal en el Museo Cancebí.

En aquel lugar, a poca distancia, estaba Jaqueline de Munizaga, quien hace 20 años tuvo una idea similar, pero en otro espacio. La exhibición que realizaba era de pesebres hechos en concha.

Estas obras de arte diseñadas  por las manos de esta mujer van de  $ 10 en adelante. De Munizaga no descuida los detalles de sus trabajos y explica que cada año va variando sus diseños.

Neisi Chele, habitante de la ciudadela La Pradera, dijo haberse enamorado de los adornos. “La verdad que esta feria nos ha mostrado productos bonitos y novedosos. El material que se está usando es algo llamativo. Veo que hay exclusividad en todo”, expresó la mantense que buscaba adornos para su árbol de Navidad y su pesebre.

El artesano Kléver Tayo explicó que para ellos es importante que los ciudadanos conozcan el arte manabita enfocado en la época navideña. Allí, los participantes mostraron propuestas artísticas con diferentes materiales.

“Es bonito mantener estos espacios abiertos para que la colectividad se nutra de cultura. Nosotros trabajamos para todas las festividades, pero nos esforzamos más para la época navideña”, dijo Tayo, quien comienza a armar los productos desde octubre.  Elabora pesebres y adornos basados en materiales que se encuentran en la naturaleza.

“Vamos viendo qué es lo que hay en el campo y ponemos manos a la obra”, destacó el artesano domiciliado en el sector San Pedro.

El artesano aprovechó la feria para dar detalles acerca de los trabajos realizados en su taller. “Todos quienes participamos en este evento estamos contentos, porque a la gente le gustaron nuestras creaciones”, manifestó.  

La artesana María Espinal, de Los Bajos de Montecristi, busca que la tradición de trabajos con paja toquilla no se pierda.

Ella elaboró productos navideños con el material con el cual se hacen los sombreros finos.  Entre su trabajo están campanas, lazos y pesebres desde los $ 2,50. Esta fue la primera vez que participó en el evento de Manta.

“Queremos que las personas conozcan más de nuestras creaciones”, lanzó la artesana. También presentó entre sus trabajos adornos hechos con tagua.

“Siempre hacemos estos trabajos y entregamos nuestra producción en Montecristi”, explicó Espinal, quien es parte del gremio de los pequeños artesanos de su localidad.

Freddy Torres enseña a hacer manualidades a varias personas de la tercera edad en el Patronato Municipal. En la feria, este artesano expuso los trabajos realizados por los adultos mayores.

Elaboraron juegos de baño, relojes, cojines, cobertores de las sillas, individuales y pesebres, obras que llamaron mucho la atención a los visitantes. Los precios de estos trabajos iban desde $ 15.

Esta feria permitió al Patronato Municipal dar a conocer lo que se elabora en el geriátrico.

Además fueron presentados los chocolates navideños hechos por alumnos del Instituto de Educación Especial Angélica Flores Zambrano. La expositora y maestra, Margarita Moreira, explicó que ya han tenido algunos pedidos.

Los estudiantes, cuidadosos en los detalles, le dan forma al chocolate con moldes como casas, árboles y pesebres. (I)

Datos

El festival fue organizado por la Dirección de Gestión Cultural y Patrimonio del Municipio de Manta, con la finalidad de dedicar un espacio a la Navidad.

Entre los expositores de la provincia estuvo Roxana Delgado, alumna  del Instituto de Educación Especial Angélica Flores Zambrano de Manta, que mostró los chocolates que elabora junto a compañeros.

El instituto lleva 6 años haciendo estos productos. El proyecto es para motivar a que los jóvenes de entre 18 y 20 años, que están por dejar el lugar, aprendan una actividad productiva para su subsistencia.

Esta producción de los alumnos  con discapacidad es reconocida con el nombre de Delicias caídas del cielo. Lo recaudado es para comprar la materia prima. Para diciembre aumenta la producción.