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El Telégrafo
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Las artesanías se exhiben en la vía, por la que a diario pasan cientos de turistas

La historia y el arte se fusionan en La Pila

En locales como el de René Bailón se expenden réplicas de figuras precolombinas, que van desde los $ 5 hasta los $ 300. Julio fue bueno en ventas, afirma el artesano. Foto: Rodolfo Párraga
En locales como el de René Bailón se expenden réplicas de figuras precolombinas, que van desde los $ 5 hasta los $ 300. Julio fue bueno en ventas, afirma el artesano. Foto: Rodolfo Párraga
02 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Rompe el esquema. La diversidad de La Pila sale de la cotidianidad de las localidades que están alrededor de cualquiera de las vías del país. En esta parroquia de Montecristi se observa, en decenas de locales, réplicas de piezas  de lo que fue la cultura Manteña (800-1500 d.C.).

Es inevitable que las miradas de los viajeros se claven en estas figuras en el trayecto de aproximadamente 1 kilómetro que tiene esta parroquia. En cada reductor de velocidad, los viajeros que circulan en la vía Montecristi-Jipijapa aprovechan para recorrer con la vista los artículos expuestos.

Es ahí cuando la habilidad de los vendedores se pone de manifiesto para ofrecer las réplicas de figuras precolombinas  y artesanías de distintas formas, elaboradas por los comuneros.  

Jhonny Muentes es uno de los artesanos que a diario atiende a los turistas. Afirma que las ventas aumentan los fines de semana y los feriados, especialmente en Carnaval, Semana Santa, Día de los Difuntos y fin de año.  De lunes a viernes la situación es distinta.  En su local, que es uno de los más de 30 asentados en el sector, se expenden artesanías que van desde los $ 5 en adelante. Los más pedidos son alcancías y floreros.

Su familia apunta a la cerámica, porque es más liviana y como dice el joven, se puede trabajar con facilidad. Ellos le dan el acabado. Compran el producto de manera rústica (llamado bizcocho cuando tiene una sola quema, para pintar al gusto de cada uno) a los mismos talleres de la localidad.   Uno de esos es el Fermar, de Leonardo Quijije.
 Se accede al lugar en una de las calles que aún no ha sido pavimentada. Quijije, junto a su familia, elabora cerámica decorativa para la casa. Hace diferentes modelos y también sigue trabajando con figuras de barro. Él, como muchos artesanos dedicados a este arte, trabaja bajo pedido.

Para la cerámica usa barbotina  (mezcla de agua y arcilla o frita), producto que es preparado con algunos componentes químicos.  En talleres como el de Quijije, las piezas se secan y se cuecen a más de 1.000 grados, en hornos a gas. Después está el proceso de pulido, con lijas y otros elementos.

Una vez que tiene lista su obra, vende su producto a los artesanos que se ubican en la vía.

Para comprar estás réplicas llegan personas de diferentes lugares del país, en especial de Santo Domingo, Quito, Cuenca y Machala.

Los 5 hermanos de esta familia no se hacen competencia. Cada quien tiene imágenes favoritas para fabricar. Leonardo hace las Morenas que tiene el valor de $ 20. Sus hermanos elaboran caballos, búhos, elefantes, fruteros para centro de mesa y ángeles.

Todos ellos llevan 30 años en la actividad. “Yo comencé a los 8 años a trabajar con barro, después me cambié a barbotina. Recuerdo que anduvimos en algunas ferias”, señala el hombre mientras reposa luego de una mañana de trabajo.

Paralelo a las labores de los alfareros, que están en la ruta, se unen personas que ofrecen otros tipos de artesanías, como sombreros, almohadas, hamacas, sillas y más.

Turistas como Marcos Cagua dice que son muy atractivas las artesanías de la zona. La obra que más le ha llamado la atención es una ilustración de la Sagrada Familia. “Me gustan mucho las imágenes religiosas”, dice. La actividad comercial en La Pila empieza con los rayos del sol y termina empezada la noche. Hay piezas que van de $ 1 hasta $ 300.

Con sellos para el libre comercio

El lunes de esta semana, 30 artesanos de la localidad recibieron, cada uno, un sello de acero de no autenticidad, para marcar las réplicas de figuras precolombinas, lo que avala el libre comercio. Paulatinamente, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) regional 4 seguirá con la entrega a 80 artesanos más.   

A Laura Delgado nunca le ha quitado las réplicas de figuras precolombinas que exporta a Colombia, pero cada vez que viajaba sentía ese temor.

Laura Pachay lleva más de 40 años como artesana. Antes fabricaba piezas, pero ahora se dedica a comprar el producto a sus mismos colegas. Asegura que optó por aquello porque la venta de estas figuras bajó.  

Para Esperanza Santana, el tener los sellos es de gran impulso para la venta. Ella había dejado de salir con las piezas por temor a que le decomisen la mercadería.

Arsenio Pilozo siente tranquilidad de que puede trabajar en la elaboración de réplicas precolombinas con el sello que le entregaron.  Él es un experto; coge el barro, lo pone a remojar y continúa la labor majando la masa. De allí deja que endurezca para poder trabajar y comenzar la figura.  

En esta localidad, el 100% de sus habitantes tiene relación con la elaboración y comercialización de las piezas, ya sea de manera directa o indirecta, según destaca Neptalí Santana, presidente de la Junta Parroquial de La Pila. “Sabemos que nuestras artesanías tienen aceptación en otros países. Ahora tenemos esa oportunidad de internacionalizar nuestro arte”, dice.

Karina Arteaga, coordinadora zonal del INPC, expresa que el plan de los sellos _no termina ahí. “Las capacitaciones seguirán para realizar un trabajo en conjunto. La tarea más importante es frenar el tráfico de las piezas verdaderas. Como autoridades estamos apoyando para que se den más controles”, dice.

Una vez  entregados oficialmente los sellos, se hará un control y sistematización de su validez, para lo cual se hará una resolución de normalización y uso de los mismos.

El tema debe ser informado y socializado a todos los organismos de control en el país, en especial a entidades como puertos, aeropuertos y correos.

Otras actividades en conjunto para seguir con este proceso es el trámite ante el Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI) para conseguir que todos los artesanos de La Pila que ya poseen el sello tengan garantizada su nominación de origen.

“Este trámite, unido a las respectivas capacitaciones, ayudan a fortalecer la actividad de los artesanos. Para esto contaremos con la ayuda de algunas universidades”, acota.

Respecto a que muchos de los alfareros no tienen un carnet que les garantice que ejercen esa función, Arteaga resalta que se harán contactos con la Junta Provincial y Nacional del Artesano para que también se los capacite y se les entregue el documento que les garantice como personal capacitado.

“Tenemos que decir que la contraparte es tener un Registro Único de Contribuyentes (RUC) o RISE (Régimen Impositivo Simplificado Ecuatoriano)  que garantice que ustedes son los que comercializan esas piezas, de eso tienen que estar conscientes”, manifiesta la funcionaria. (I)

Datos

Son 30 los artesanos que recibieron el sello, lo que hará que las ventas mejoren como lo señala el presidente de la Junta Parroquial La Pila, Neptalí Santana.

El dirigente parroquial pidió al alcalde de Montecristi, Ricardo Quijije, que les apoye para recuperar 13 hornosque construyeron los artesanos, y para adquirir también 13 quemadores con los cuales sacar más producción.

El Alcaldedijo que en este mes se levantará el proceso para que se haga efectivo lo solicitado por la dirigencia local, en beneficio de los artesanos.

La Pila ofrece sus artesanías de lunes a viernes, de 08:00 a 17:00 y sábados y domingos desde las 05:00 hasta las 21:00.

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