En los meses de octubre y noviembre, las fiestas en varios cantones manabitas se viven con intensidad. Ya sean celebraciones por independencia o cantonización, diversos grupos se unen para conmemorar las fechas.

En Portoviejo se inicia la algarabía. Aunque la independencia de la capital manabita se dio por sentada un 18 de octubre (de 1822), desde el primer día del mes se encienden los festejos.

La murga, conocida como La Fiesta del Valle, es un desfile en el que no solo se resalta la historia portovejense, sino que se destaca, sobre todo, la diversidad manabita.

La tierra de Los Reales Tamarindos tiene una mezcla de pueblos cholos y montuvios. Su acceso al mar lo tiene por Crucita, localidad pesquera, en donde se puede encontrar pinchaguas (sardinas) y otra gran variedad de especies.

Sus influencias del campo le llegan, a la que fuera una de las primeras villas españolas de la región en la época de la colonia, desde Santa Ana y Olmedo.

En la murga se disfrutó de presentaciones como las del Centro Cívico Ciudad Alfaro, entidad que da un tinte cultural a los desfiles.

En primera instancia un grupo de personas personifica a los habitantes locales de la época de la Cultura Manteña (800-1532). El detalle de la Silla Manteña (en forma de u) es infaltable.

También, los actores interpretan al general Eloy Alfaro y a Los Montoneros. Durante la caminata, las personas simulan las batallas y logros que vivió el ‘Viejo Luchador’.

Además, se destaca la unidad regional que pregonaba Alfaro, a través de la iniciativa Soy América Latina, la patria grande, una propuesta pedagógica que Ciudad Alfaro desarrolló para fomentar la memoria histórica de las nuevas generaciones.

En un libro ilustrado, de poco menos de 30 páginas, se recorre los momentos clave de la historia de América Latina, de Ecuador y la Revolución Liberal, el proceso histórico más importante de la época republicana del país.

El concepto de América Latina, idea original de Tatiana Hidrovo, presidenta de la institución, como una mujer que representa la naturaleza, la cultura y la soberanía de los pueblos, se plasmó en la creación de un personaje de características singulares: La geografía, fauna y flora de los parajes latinoamericanos, selváticos, montañosos y costeros, se convirtieron en el disparador visual.

Una tierra de cholos y montuvios

Las fiestas en Montecristi (23 de octubre) también cuentan con el colorido y tradición de las celebraciones de la provincia.

En Manta, una tierra de pescadores que se ha desarrollado por su actividad portuaria, la temática de sus desfiles es el mar. Pero no faltaron los caballistas, portadores de la identidad montuvia. Participaron jinetes de Olmedo, Tosagua, Santa Ana, Flavio Alfaro, Chone y otras localidades de la zona centro de la provincia.

Joselías Sánchez, historiador mantense, destacó que Manabí es una tierra de cholos y montuvios, en la que sus identidades se entrecruzan para formar este pueblo lleno de diversidad y particularidades.

“Por cholo debe entenderse al habitante ribereño de la Costa ecuatoriana, cuyos ancestros provienen de los habitantes prehispánicos de estas tierras que evolucionaron política, económica y culturalmente hasta constituir pueblos organizados, como señoríos, ligas de mercaderes y culturas, como la Cultura Manteña”, destacó.

Sobre los montuvios, el experto manifestó que “son los habitantes del campo manabita. Muchas de sus costumbres tienen orígenes prehispánicos. El montuvio es una persona afable, educada y generosa, que habita principalmente en los campos manabitas, en la costa sur de Esmeraldas y en el norte de Guayas”. (I)