En la actualidad, la población se está acostumbrando a vivir con un estilo de vida muy derrochador. Aunque no tenga las posibilidades de obtener las cosas que necesita, igual vive con esa actitud.

Esto afecta psicológicamente a su pensamiento, metas, familia y muy directamente a la salud. Hacemos lo que la televisión y medios de comunicación logran transmitir y en ciertas ocasiones lo que en realidad las personas desean es lograr distraer su mente de una triste situación.

Pero, ¿qué tiene que ver la agricultura sustentable en todo esto? La palabra sustentable nos puede enseñar que la vida es un proceso que tenemos que comprender para trabajar en armonía, con todo lo que está a nuestro alrededor. Debemos darnos cuenta de que se debe tener un proceso para poder alcanzar un resultado certero y confiable; cada uno de los detalles debe ser correcto y bien trabajado.

La agricultura sustentable o sostenible nos enseña a valorar cada factor, actor directo o indirecto, que sea parte de un sistema biodiverso, para no afectar la cadena alimenticia, la reproducción y el bienestar general de los seres vivos. La agricultura convencional, como ahora se la conoce, ha enseñado por mucho tiempo a utilizar algunas malas prácticas de conservación del suelo, el mal manejo del cultivo y herramientas, así como el uso inadecuado y excesivo de los químicos para combatir las plagas y enfermedades de las plantas.

Estas “malas prácticas”, que a la vez están muy arraigadas entre las costumbres de nuestro medio, han ido degradando en algunos casos la capa fértil del suelo y en otros casos se ha terminado con la pérdida casi total de la fertilidad del suelo agrícola.

Por lo tanto, la agricultura sustentable ha tomado aliados para poder introducir la nueva tendencia de la conservación de nuestro suelo para alargar su vida útil y tener una mayor seguridad alimenticia.

Uno de los aliados estratégicos sigue siendo la agricultura tradicional, utilizada por nuestros antepasados, quienes cultivaban en pequeños huertos para el consumo familiar y así tener abasto de un buen y sano producto, casi a la mano en las familias.

A la vez, podían compartir con otras familias quienes podían sembrar algo distinto y así tener intercambio de productos. Otro de los aliados estratégicos es la tecnología, representada en la combinación del uso de los aparatos modernos como el GPS, fotos aéreas, imágenes satelitales, drones, más el uso de los software que hacen un análisis espacial, estadístico e interpretar los valores que se les proporciona, lo que permite tener una mejor información del uso adecuado de la relación agua-suelo-planta.

Con estas herramientas se puede conocer más sobre el proceso de los cultivos y la interacción con otras plantas, animales e insectos plaga, para poder tener una excelente sinergia entre todos, y lograr una sustentabilidad de los productos agropecuarios, transmitiendo los nuevos conocimientos a las generaciones por venir para que no caigan en el mismo sistema de consumismo que no deja pensar en el mañana, y lograr que se preocupen por el bienestar de una vida saludable.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, para ser sostenible, la agricultura debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras de sus productos y servicios, garantizando al mismo tiempo la rentabilidad, la salud del medio ambiente y la equidad social y económica. (O)