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El Telégrafo
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Ivo Uquillas reinventó su forma de ver y hacer arte a través de la escultura

Ivo Uquillas tiene 58 años de edad. Dice que disfruta de lo que hace. Su trabajo comienza desde las 08:00 en su taller ubicado en las calles 17 de Diciembre y Juan Montalvo, de Portoviejo. Foto: RODOLFO PÁRRAGA / EL TELÉGRAFO
Ivo Uquillas tiene 58 años de edad. Dice que disfruta de lo que hace. Su trabajo comienza desde las 08:00 en su taller ubicado en las calles 17 de Diciembre y Juan Montalvo, de Portoviejo. Foto: RODOLFO PÁRRAGA / EL TELÉGRAFO
24 de mayo de 2015 - 00:00

El paso del tiempo no ha tenido mayores efectos en 5 pinturas hechas con acuarela hace más de 50 años. Se trata de las primeras pinceladas de Ivo Uquillas, quien guarda con especial aprecio estas obras, pues son el inicio de una vida artística llena de logros y reconocimientos. A sus 58 años las conserva como su tesoro más preciado.

Al ver estas pinturas, analiza que desde aquella época ya tenía rasgos de ser un potencial artista, en especial por la manera de distribuir los elementos. Los cuadros se inspiraron en diversos dibujos arqueológicos de Manabí.

Cuenta que en ese entonces, años sesenta, el suelo de la provincia era un museo al aire libre y las huellas del hombre pasado estaban allí, se dejaban ver, se mostraban al sol.

Resalta que inspirado en esos dibujos antropomorfos hizo las 5 pinturas que para él tienen un valor incalculable. “Son obras de un artista que con el tiempo se fue curtiendo y con los años madurando, hasta que ese licor del tiempo brotó del pincel y se empozó sobre el lienzo, y en esos lienzos, en esas ventanas, pude retratar la realidad de nuestros pueblos. Ese paisaje urbano, el paisaje humano, el paisaje de los de abajo, con sus colores y con sus manera de ser, se aparecían en obras de arte de riquísimos tonos y colores, no importaba cuántos soles hubiera, había libertad para crear; no existía un punto luminoso en la obra de arte, el sol se aparecía por cualquier lado, por cualquier hueco parecían las sombras y la gente allí viviendo, allí dentro de allí”, dice.

En su madurez surgió una serie de cuadros que se llamaban Había una vez un pueblo, obras en las que comenzaba a crear con la realidad.

“He tomado la realidad interpretando como lo hace el poeta que acoge palabras que deambulan por allí y construye; he construido esa poesía visual”, comenta.

El pincel lo dejó a los 32 años y en su madurez comenzó con la escultura: “Ya cuando el óxido del tiempo comenzó a pegarse sobre mi cuerpo, inicié con las esculturas y eso fue algo impresionante, porque quise salirme del plano del lienzo y surjo como un escultor de una manera intempestiva, con una expresión muy poderosa en lo visual, en la expresión de la materia”.

Esa enseñanza la tuvo en su hogar. Su mamá, Elvia Bermeo, fue hija de un escultor, Eudoro Bermeo. “Ella conversaba siempre de su padre, que la tomaba como modelo de los angelitos del cementerio. Así hacía sus esculturas”, cuenta.

El padre de Ivo, don César, en cambio, le hablaba de los músicos Uquillas, de los compositores de música ecuatoriana. “Vengo allá de esa gente que dejó esa huella de arte en el país y bueno, estoy ahora montado sobre andamios complejos en la obra escultórica, montado sobre grandes monumentos e ideas”.

Una de las obras que han dejado huellas en su vida fue la que plasmó en 2007, en el mausoleo de Ciudad Alfaro en Montecristi, que hoy por hoy es uno de los lugares históricos más visitados del Ecuador.

“Había una pasión general de saber que venían los restos del héroe, del General Eloy Alfaro. Es un patrimonio histórico. Hacer la obra era una emoción que vibraba en toda la ciudadanía y yo era parte en toda esa estructura del pueblo. Trabajamos días enteros durante 4 meses, fue apoteósico”, indica. El

Eloy Alfaro ecuestre

En la actualidad, Ivo está creando el monumento de Eloy Alfaro ecuestre en Portoviejo, una obra gigantesca que medirá 10 metros de largo y casi la misma dimensión de altura.  
En su taller, donde hay arcilla, plastilina, estructuras, malla, soldadora, muchos metales y la herramienta principal, las manos del hombre y las ideas artísticas, se construye el monumento. Ha avanzado hasta la fecha un 20%. Pesará unas 20 toneladas.

La obra para ser anclada dentro de la Plaza Alfaro debe estar finalizada en octubre de este año. Pero estará completamente a punto en marzo de 2016. La inversión que hace el Municipio de Portoviejo es de $ 270 mil. Actualmente está armando una estructura en un terreno en Los Arenales de Crucita, que soportará el peso de la obra, porque los andamios regulares que se usan para trabajar no sirven, explica.

El General Alfaro ha sido el protagonista principal en sus obras. “Yo nunca he buscado que me den trabajo, me han buscado por una calidad sostenida en la expresión artística y ha sido algo circunstancial, para mí es algo muy especial tratar el tema de Alfaro, lo hago con mucho respeto, aprecio y entrega total; creo que lo mejor que puede hacer uno como artista es entregar una obra de altísimo nivel para homenajear a un héroe de la talla universal de Alfaro”, manifiesta.

A la par de la obra, Uquillas junto a 2 de sus trabajadores, también elabora el monumento a san Pedro y san Pablo, obra impulsada por el Consejo Provincial por un monto de $ 170 mil. Estará ubicada en Picoazá. En ella constan Pedro, Pablo y Jesucristo. Se trata de un tributo a la tradición de los blancos y los negros de la fiesta popular religiosa de Manabí.

Otra de sus esculturas es la ubicada al ingreso de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, donde se aprecia al General y a los Montoneros; además el monumento a los pescadores, en Manta; el  Che Guevara, en Portoviejo; Charles Darwin, en la isla Isabela (Galápagos); el monumento al expresidente José Velasco Ibarra, en El Empalme; y a monseñor Wilson Moncayo, en Santo Domingo.

Lauro Fernández (81), quien fue dueño de radio Canal Manabita, es uno de los amigos de Ivo.
Considera al escultor como un ícono de la cultura manabita. “Viví muy cerca de él, solo una pared nos separaba y admiro sus obras, lo dice este hombre que habla la verdad”, comenta Fernández, quien en la actualidad anuncia publicidades con un megáfono en las calles de Portoviejo. Su caso es digno de otra nota.

“Ivo, con su mano mágica, está haciendo posible que en junio tengamos el monumento en Picoazá de san Pedro y san Pablo y pronto  la obra de Eloy Alfaro ecuestre. Su obra hablará por él por el resto de la vida”, expresa. (I)

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