Pese al costo que le significa pasar toda la tarde con el aire acondicionado prendido, Viviana Zavala prefiere esto a tener las ventanas abiertas. Afirma que los malos olores le resultan insoportables después del mediodía, cuando el sol está todo en su esplendor.

“Pero también hay otros momentos críticos en el día. Por ejemplo, en días pasados, a las 06:00, la podredumbre nos despertó (con su esposo). Era algo insoportable”.

A menos de 1 kilómetro de su casa, ubicada en la ciudadela Villaventura, están las lagunas de oxidación de Manta. La pestilencia que emanan las 14 pozas incomoda a centenares de familias que viven en sectores aledaños, como Ciudad del Sol, Terrazas del Conde, Villa Real, el sector de Gavilánez, entre otros.

Paúl Macías, técnico ambiental de la Empresa Pública Aguas de Manta (EPAM), indica que más del 60% de los malos olores de Manta se concentra en las lagunas de oxidación. “También hay puntos irregulares por el colapso del sistema de alcantarillado, que es muy antiguo y no está diseñado para el caudal que recibe y la población que tiene la ciudad en la actualidad”.

Entre sectores críticos están Los Esteros, La Poza y las cercanías de la ciudadela Barbasquillo. “En Los Esteros, los malos olores son causados por la producción pesquera de la zona, además de los vertimientos del río Muerto. No es netamente el agua proveniente de Manta, es un vertido que viene desde Montecristi, donde se asientan las industrias en su mayoría”.

La EPAM lleva a cabo un proyecto para aplicar alternativas de corrección al problema de contaminación, generado por el inadecuado proceso de depuración de las aguas servidas en las lagunas de oxidación de la ciudad, con recursos financieros provenientes de una asociación público-privada.

Para el efecto se proyecta la construcción y equipamiento de un sistema de pretratamiento a las aguas residuales (reducción de sólidos en suspensión, contención de grasas y eliminación de olores), así como varios ajustes a las estructuras de las lagunas, para un trabajo de depuración óptimo, y la ejecución de medidas de mitigación ambiental.

El sistema de depuración de aguas residuales que sirve a la ciudad fue construido en 1972 y empezó con 4 lagunas. Fue ampliado en 1990, con 2 pozas más. En 2012 se construyó una nueva etapa, en la que se sumaron 8 lagunas, dando un total de 14.

Pero debido a fallas detectadas en sus diseños constructivos (según detalla la Empresa), no se cumplen adecuadamente los procesos depurativos de las aguas receptadas, causando los constantes problemas de contaminación, los que generan los olores en sus alrededores.

José Espinoza, gerente de la EPAM, señaló que, paralelamente al proyecto de repotenciación de las lagunas, que en su primera fase tiene un costo de $ 1’626.994,91 (iniciará en abril y terminará máximo en noviembre), la institución trabaja con el sector industrial en un programa de monitoreo de sus afluentes, a fin de que las descargas industriales cumplan con los límites permisibles establecidos. (I)