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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Con el amanecer arranca la jornada de bailoterapia

El despertar de El Murciélago

Para los caminantes, el realizar actividad física al pie del mar es algo que les da mayor vitalidad durante el día. Fotos: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
Para los caminantes, el realizar actividad física al pie del mar es algo que les da mayor vitalidad durante el día. Fotos: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
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Mientras Manta duerme, El Murciélago está activo. Son las 04:13 y ya se divisan personas caminando por la playa. Hay un friecito rico, el reventar de las olas y la tranquilad de la madrugada son un escenario perfecto para hacer ejercicios.

Mientras los minutos corren, los presentes caminan y cada vez son más. Los reflectores de Autoridad Portuaria contrastan con la penumbra natural del momento. Son las 05:48 y hay vetas de claridad, que irrumpen en el azulado cielo. El amanecer está en proceso y nuevos visitantes ya están en la arena.

Con la luz del día, la presencia de personas se multiplica. Aparece Gustavo Barcia, quien recuerda claramente el momento en el que tomó la determinación de hacer del ejercicio un estilo de vida. Corría enero de 1976, cuando este mantense se propuso madrugar para mantener un buen estado físico. Con el pasar del tiempo, no solo mejoró su resistencia, sino que sintió que había ganado mayor vitalidad.

“Tengo 38 años y 9 meses viniendo todos los días. No hay que esperar a que el médico te diga que tienes que hacer ejercicio para tomar la determinación de empezar a hacerlo”, indica Barcia, quien camina hasta las 07:40.

Cuenta que cuando trabajaba en Autoridad Portuaria hacía ejercicios y luego se iba directo al trabajo (se alistaba en la oficina). “En aquellos días trotaba mucho, ahora solo camino. El aire yodado que recibimos al caminar en la playa es importante para la salud. Las personas deben ponerse como meta hacer ejercicios por lo menos dos horas al día”, recomienda.

La mayoría de las personas que acuden hasta la playa para hacer ejercicios pasa de los 50 años.

De la década del 70, Barcia recuerda que no eran muchas personas las que aprovechaban la playa para hacer ejercicios.

En su mayoría, las personas que caminan en la madrugada pasan de 50 años. Los más jóvenes, que se los ve poco, llegan pasadas las 07:00.

Lenín Mantilla, ingeniero eléctrico de profesión, lleva 15 de sus 62 años caminando en El Murciélago. Asegura que las personas de la localidad no aprovechan los beneficios de hacer ejercicios al pie del mar. “El venir a caminar es vital para mi salud. Todo el día paso con mucha energía”, destaca Mantilla, quien está acompañado de su amigo y colega Alfredo Zambrano.

Es normal ver que todos se saluden. “Son las mismas personas que vemos todos los días, ya nos conocemos”, expresa Zambrano.

A lo largo de la playa hay sectores para hacer otro tipo de ejercicios, tales como tubos para barras. Hay quienes aprovechan las escaleras para variar su actividad.

Uno de ellos es Carlos Chica, quien es amante del box. “Cuando subo las escaleras me siento como Rocky (personaje de películas). Con esto he ganado mucha fuerza en las piernas”, cuenta Chica, quien tiene vendadas las manos, mientras da golpes al viento, como si estuviera frente a un saco de box.

A las 06:00 empieza la primera jornada de bailoterapia, pero ese relato se merece otro espacio periodístico más detallado.

Como para contar a breves rasgos, un adelanto: son más de 100 personas las que diariamente acuden hasta el malecón escénico para ponerse en movimiento bajo las indicaciones de Víctor Perero.

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