Las calles de tarqui, en la ciudad puerto, son las más ACTIVAS en esta época
El comercio manabita se mueve con las fiestas
Manta-Portoviejo.-
Apenas se aclara el firmamento, Fernando Ramírez (52 años) comienza a caminar en parte de la explanada de lo que fue el aeropuerto Reales Tamarindos de Portoviejo. Lo primero que lanza son bromas que van despertando a los comerciantes que le rodean y que están agrupados allí desde el 5 de diciembre cuando inició la feria navideña. Todos tienen buen humor y se llevan bien.
Los puestos están abiertos desde muy temprano hasta la noche. Los 28 años en el comercio han hecho que Fernando sea todo un perito convenciendo a la gente, característica que es común en cientos de vendedores que están asentados en ese espacio. Muestra la mercadería con alegría; para él lo más importante es el cliente y siempre le da la razón.
El vendedor asegura que en la primera feria realizada el año pasado le fue bien, sobre todo el 24 de diciembre, pues vendió muchos juguetes. En la mercadería que oferta este año hay una inversión de $ 9 mil. Debió comprar 3 módulos ($ 88 cada uno), para arreglar bien los productos. Él nota que las personas todavía conservan la sencillez de adquirir juguetes en los puestos.
Jackson Moreira es de Estancia Vieja, localidad de la parroquia Colón; está acostumbrado a recorrer cantones con su mercadería desde hace 8 años tal como lo hacen quienes pertenecen a la asociación que integra: Comerciantes Afines de Portoviejo.
Le dice al público que tiene variedad de mercadería y mejores precios que los de las casas comerciales. “La calidad es casi la misma, lo que cambia es que allá las personas encuentran marcas”, explica.
En 2014 Moreira tuvo una ganancia de $ 1.000. Permaneció en este lugar 27 días. En lo que va de este mes ha notado pocas ventas “pero eso se debe a la presencia de lluvias”, asegura el portovejense, que adquiere la mercancía tanto para niños como para niñas en Guayaquil.
María Arias armó hace poco su estand en la explanada de la exterminal aérea. Espera que les vaya bien, porque en este espacio el cliente encuentra todo desde $ 1. No obstante, le preocupa que la lluvia como la del pasado domingo ahuyente a quienes llegan a comprar.
Al igual que sus compañeros la mujer migra desde julio hasta diciembre a distintas localidades para ofertar su mercadería al público. Se desplaza a fiestas en Jipijapa, Bolívar, Santa Ana, Jaramijó y otros cantones. Siempre va de la mano con quienes comercializan bisutería y ropa.
En ese grupo también está Mariana Loor, de Calceta, quien expone en su estand relojes desde $ 5, gafas, lentes y cajas de regalo.
Lleva 43 años en este oficio. Rememora que antes el comercio era mejor, pues se vendía bastante en el parque Eloy Alfaro donde estas ferias eran una tradición. “Llegaban de todas partes y de toda clase social. Con esto negocio eduqué a mis 7 hijos y 7 entenados”, dice la mujer mientras sonríe.
Con su esposo se quedan de noche cuidando el local, pues temen que las precipitaciones mojen su local. Con respecto a la seguridad —señala— hay personal municipal en el día y guardias en las noches.
En este espacio de la feria el horario de mayor movimiento es la tarde. Los días de la prueba de fuego para la venta como señala Mariana llegaron.
Ciudadanos del cantón como Gonzalo Montesdeoca están llegando al espacio; él expresa que en el lugar hay todo tipo de facilidades. “Porque si hablamos del centro el que quiere comprar tiene que andar de brinco en brinco, además hay el peligro de los vehículos lo que no existe aquí”, señala el comprador, mientras busca un carro de juguete para obsequiar a su hijo Cristian.
Tarqui atrae a consumidores
A unos 15 minutos del centro de Manta habita Paula Holguín. Cuando llega diciembre sale desde San Mateo con su hija en busca de vestimenta y regalos para la Navidad. Su lugar preferido es Tarqui porque según ella allí encuentra lo que busca. “Aquí todo es más económico”, explica la mujer al tiempo de adquirir zapatillas.
Para Cielo López este casco de la ciudad se asemeja a un centro comercial, porque encuentra de todo y de temporada.
Los comerciantes para esta época se refuerzan. Muchos viajan a Guayaquil a adquirir la mercadería que les sale a bajo precio, para ofertarla en la ciudad. La vendedora María Pilozo está en su local desde las 08:00; su negocio va dirigido a niños. “Esta es la mejor época para nosotros”, explica la mujer que lleva 15 años en Tarqui.
En el espacio hay un destino llamado la Bahía. Las voces de quienes allí laboran se mezclan mientras ofrecen la mercadería a visitantes.
Los locales en esta época contratan a más personal para atender a su clientela, sobre todo el 23 y 24 de diciembre cuando hay presencia de compradores desde la mañana hasta pasadas las 18:00.
Homero Cedeño tiene 20 años laborando en este espacio. En estos días le ha ido muy bien en su negocio de vestimenta de equipos deportivos entre ellos Liga de Quito y Emelec y camisetas casuales. Espera que al terminar el campeonato nacional no decaiga el trabajo. Él aprovechó su local y alquiló un pedazo a otro vendedor para ayudarse. El hombre trabaja con su propio capital. “Lo bueno de Tarqui es que acá encuentran más economía, este sitio es popular”, destaca. (I)
DATOS
Durante este tiempo, no solo el comercio se hace presente. En distintas ciudades hay actividades culturales, deportivas y festivales como también exposiciones.
En Manta 4 coros pusieron la nota de emotividad en el Festival de Villancicos, que tuvo como escenario el muelle flotante en el malecón de la ciudad.
En ese evento hubo grupos participantes como el coro infanto-juvenil Dacho Pablo del Gobierno local, el coro de la Unidad Educativa Aristóteles, integrantes del coro de voces del GAD-Manta y el coro de la Uleam.
Durante estos días se realizó la feria de pesebres y motivos navideños en las instalaciones de Museo Municipal Etnográfico Cancebí. Allí los artesanos mostraron los productos que han elaborado en los últimos meses.
Se suma el show cultural navideño, que se realizó anoche en la Plaza Cívica denominado Una oración al cielo, programación en se presentó el musical Cuento de Navidad.
La Policía Nacional acantonada en Manta también se suma en estas fechas con la tradicional novena de Navidad. Aporta con un popular pesebre llamativo.
La ciudadana Marisela Pincay aseguró que estos eventos son muy importantes porque fortalecen la relación entre los policías y la comunidad. Destacó el esfuerzo realizado por la entidad.
Durante diciembre se intensifican acciones, no solo de la Policía para dar seguridad, sino de entidades como el Cuerpo de Bomberos, que llega a los barrios de Manta para persuadir a la población para que no use fuegos artificiales.
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Inició la tradición junto a su esposo
En el patio de la Tía Toti cada año se incrementan objetos navideños modernos
Se encendieron los focos de colores. La felicidad sobre todo en niños portovejenses era evidente. Una vez más disfrutaban de un 1° de diciembre diferente en la casa de Rosa Andrade, conocida como la Tía Toti, quien desde hace 20 años inicia de esta manera las festividades navideñas.
Es una tradición que nació con apoyo de su esposo Nelson Andrade, fallecido hace 10 años. Los 2 aprovecharon el gran espacio del patio delantero de su vivienda poniendo luces a los árboles naturales, lo que admiró y gustó a quienes pasaban por el sector de la avenida 5 de Junio, vía a Picoazá donde habitan. Ante esa curiosidad de los portovejenses la pareja decidió ir año a año incrementando los adornos navideños al puro estilo de las viviendas de Nueva York (Estados Unidos) lo que fue acrecentando las visitas.
La Tía Toti, una mujer sencilla y solidaria, en este 2015 ha incluido 4 objetos nuevos a su colección como es un Papá Noel de 8 pies, el hombre de nieve, un pavo real y un pesebre distinto a las otras ocasiones, en el cual aún no se exhibe al Niño Dios hasta la noche del 24 de diciembre en que ella con toda fe lo ubica.
Todas las noches, a partir de las 19:00 abre el portón principal de su domicilio para que las personas ingresen a distraerse con la decoración del lugar.
No lleva el registro de cuántas personas visitan su espacio, pero asegura que son muchas. Además ni ella mismo sabe cuántos focos hay en su propiedad. “No solo llegan de la provincia sino del país”, comenta la mujer que es oriunda de Chone, pero que a la edad de 15 años llegó con su familia a habitar en la capital manabita.
En el espacio hay una urna para las contribuciones que son destinadas a personas de bajos recursos. En un año hubo $ 600 que se destinaron a una niña con problemas en la pierna. En otra ocasión se ayudó a una señora de Manta que estaba al cuidado de sus nietos luego de la muerte de su hija. Asimismo se apoyó a personas de Estancia Vieja de Portoviejo.
Rosa cuando ve la sonrisa de estas personas así como quienes visitan su patio siente una felicidad enorme. “Me llena espiritualmente”.
Los villancicos se escuchan con más fuerza desde el 13 de diciembre en que inició la novena en su propiedad. En una pequeña plataforma se realza la época.
Por cada una de esas noches se entregan de una a dos canastas a las madres más humildes. En el noveno día el turno es para los pequeños que reciben fundas con caramelos.
La mujer explica que su vivienda la considera como un destino turístico en diciembre porque no dejan de arribar visitantes.
La ‘casa de los foquitos’, como es conocida en Portoviejo estará abierta hasta el 1° de enero. El jardín puede ser visitado de 19:00 a 22:00 de domingo a jueves, mientras que los sábados y domingos las puertas se cierran a las 23:00. (I)